Praga

Centro Histórico de Praga, República Checa

Praga

Octubre 20, 2021

 

El conjunto denominado Centro Histórico de Praga, cuyos orígenes se remontan al siglo IX, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1992.

Praga es una importante zona de reserva monumental con un centro histórico que abarca 866 hectáreas, donde se aprecia el desarrollo urbano ininterrumpido que se llevó a cabo desde la Edad Media hasta hoy. La riqueza de su cultura y su arte han convertido a Praga en una referencia singular en materia de desarrollo urbano.

La Ciudad Vieja de Praga es el centro neurálgico de la capital checa, con una extensión de 9000 metros cuadrados. Además, la ciudad comprende un conjunto urbanístico y constructivo muy bien conservado, entre los que se destaca el Puente de Carlos, considerado el símbolo más antiguo de Praga. Su construccion comenzó en 1357 bajo el permiso del rey Carlos IV. Tiene 621 metros flanqueados por torres defensivas y una treintena de estatuas barrocas dispuestas a lo largo del puente.

El Castillo de Praga, construido en el siglo IX, resulta una de las riquezas constructivas más valiosas de la ciudad. Fue la residencia de los reyes de Bohemia, y en su interior alberga la catedral de Praga, el Palacio Real, una serie de galerías de pintura renacentista y barroca y otra variedad de espacios muy bien conservados.

El Antiguo Ayuntamiento y el Reloj Astronómico son otros dos referentes importantes de la ciudad. El conjunto del Reloj Astronómico de Praga consta de tres partes: el calendario circular de 1865; el cuadrante astronómico en el que se observan diferentes medidas de tiempo y una gran variedad de detalles astronómicos; y las figuras animadas que constituyen el elemento más popular del conjunto. Cada día, a las horas puntas, se despliega el desfile de los 12 apóstoles y el movimiento de cuatro figuras alegóricas.

Frente al Ayuntamiento, se encuentra la Iglesia del Týn, ubicada en la Plaza de la Ciudad Vieja. Si bien en sus inicios el gótico fue el estilo por excelencia de la iglesia, con los años y las remodelaciones, el barroco primó en todo el interior, así como en el mobiliario, la bóveda de la nave principal, el altar mayor y el sepulcro del astrónomo Tycho Brahe. Además, otros de sus elementos reseñables son las dos torres de 80 metros y el órgano más antiguo de la ciudad, que data de 1673.

La Casa Danzante de Praga es otra de las maravillas de esta capital europea, diseñada en 1992 en estilo deconstructivista y eirigida por Vlado Milunić y Frank Gehry. Las dos torres del edificio, consideradas como “la femenina” y “la masculina”, forman un conjunto que recuerda a una pareja de baile. Aunque en sus primeros años no tuvo muchos seguidores y las críticas en su contra fueron muchas, hoy día la Casa Danzante es reconocida como la pieza más importante de la arquitectura posmoderna en Praga, y se ha establecido como un punto de referencia y una pieza fundamental del paisaje urbano.

Praga es la capital y, al mismo tiempo, la ciudad más grande de la República Checa. Está considerada una de las ciudades más bellas de Europa en la que se resumen once siglos de historia.

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Ciudad vieja de Berna, Suiza

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Octubre 13, 2021

 

La Ciudad vieja de Berna, en Suiza, fue reconocida Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1983. El centro de la capital suiza destaca por su arquitectura medieval y su planificación urbana excepcionalmente coherente, casi inalterable a través de los siglos.

Fundada en el siglo XII, Berna se edificó en lo alto de una colina rodeada por el río Aar. La vieja ciudad posee edificios pertenecientes a diferentes épocas, así como una serie de arcadas del siglo XV y fuentes del siglo XVI.

La parte más antigua de la ciudad sufrió daños por un gran incendio en 1415, tras el cual fue restaurada y, posteriormente, en el siglo XVIII, otro proceso de restauración se llevó a cabo, aunque se conservaron muchas de las características primigenias. En ambas ocasiones, los trabajos respetaron los modelos originales, lo que ha permitido que hoy pueda disfrutarse de esta exquisita ciudad medieval. 

Entre los lugares más emblemáticos de la ciudad está la Catedral de San Vicente, edificio gótico que se comenzó a construir hacia 1421 y terminó con el campanario en 1893, el cual constituye el más alto de Suiza. La enorme campana de su interior pesa alrededor de 10 toneladas y tiene 247 cm de diámetro, y aún se usa hoy día.

También destacan las arquerías comerciales, que datan del siglo XV, y junto a las fuentes ornamentales del XVI, resultan la seña de identidad de la ciudad.

Berna fue declarada Patrimonio de la Humanidad debido al núcleo medieval casi intacto que presenta, además de erigirse como un modelo de incorporación del mundo moderno a una ciudad medieval. Numerosos edificios en la Ciudad Vieja han sido designados como Propiedades Culturales Suizas de Importancia Nacional, así como toda la Ciudad vieja de Berna.

Caballero de Madara

Caballero de Madara

Caballero de Madara

Octubre 7, 2021

 

Esculpido en un peñasco de 100 metros de altura, el Caballero de Madara es la representación simbólica de un triunfo militar realizado, aproximadamente, en el año 710. Se encuentra ubicado en la Reserva Nacional Histórico-Arqueológica de Madara, cercana al poblado de Madara, al noreste de Bulgaria, el lugar sagrado más importante del primer Imperio Búlgaro, antes de que el país se convirtiera al cristianismo en el siglo IX.

La escultura a relieve, realizada solo a 23 metros de altura, representa un caballero que clava una lanza a un león a los pies de su caballo, mientras un perro corre tras él. Se acompaña de inscripciones que narran acontecimientos ocurridos entre los años 705 y 813, en griego medieval. Sin embargo, muy poco se sabe con certeza de su origen. Existen dudas acerca de si está relacionada directamente a las tribus búlgaras de entonces, o si tiene influencias persas y turcas. En cuanto a la representación del caballero, la hipótesis más defendida es que se trata del Khan Tervel, primer líder en ser reconocido plenamente por el imperio bizantino.

La permanencia en la roca por más de 1300 años hace que el estado de conservación no sea el mejor. La erosión natural, los ciclos de hielo-deshielo, microrganismos, temblores de tierra, entre otros factores, amenazan la destrucción del caballero y suponen un desafío cada vez mayor para los conservadores y restauradores del patrimonio cultural.

Como bien cultural y atendiendo a los criterios I, por representar una obra maestra del genio creativo humano; y II, por aportar un testimonio único y excepcional de una tradición cultural o de una civilización existente o ya desaparecida, el Caballero de Madara fue incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad en 1979.

Es este el monumento más importante de la Reserva Nacional Histórico-Arqueológica de Madara. La tridimensionalidad y el realismo en la representación es un ejemplo inusual de la costumbre del arte europeo y del arte búlgaro medieval.

Iglesia de San Miguel Arcángel en Binarowa

Iglesias de madera de Małopolska, Polonia

Iglesia de San Miguel Arcángel en Binarowa

Septiembre 29, 2021

 

Małopolska o Pequeña Polonia es una de las 16 provincias o voivodato en que administrativamente se divide el territorio polaco. Sin embargo, esta denominación también alude a una de las regiones históricas que compuso el actual estado de Polonia. Un rasgo identitario de esta región es su arquitectura de madera que comprende iglesias, casas señoriales, villas y cabañas.

En 2003 se inscribieron en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco seis iglesias católicas tardomedievales diseminadas en su área rural: Iglesia de San Miguel Arcángel, en Binarowa; Iglesia de Todos los Santos, en Blizne; Iglesia de San Miguel Arcángel, en Dębno; Iglesia de la Asunción y del Arcángel Miguel, en Haczów; Iglesia de San Leonardo, en Lipnica Murowana; e Iglesia de los Santos Felipe y Santiago, en Sękowa. Diez años más tarde, en junio de 2013, se sumaron a la lista cuatro iglesias de madera en Brunary Wyżne, Kwiatoń, Owczary y Powroźnik, junto con otras cuatro en la provincia de Podkarpackie y las iglesias ortodoxas de madera en Ucrania, remarcando su condición transnacional.

A diferencia de las iglesias de Petäjävesi, en Finlandia, que fueron improvisadas por el pueblo llano, las de Małopolska fueron patrocinadas por la szlachta, la nobleza polaca, con el fin de proveer de una identidad a su comunidad. De inciertos orígenes, la clase szlachta parece que originalmente se compuso de propietarios de tierras denominadas folwark. En el siglo XV ganaron poder al controlar el órgano legislativo cuando se conformó la República polaco-lituana. Perdieron sus privilegios con posterioridad tras las sucesivas particiones del territorio polaco.

En su arquitectura los maderos, tallados o no, se colocaban uno encima del otro, formando los llamados zręby (tipo de entramado a caja y espiga), y se entrelazan en las esquinas con distintas variantes. Por ejemplo, para unir madera no se utilizaban clavos de metal; se ajustaba bien los elementos vecinos y, a veces, para reforzar la construcción, se usaban estacas de madera.

El modelo gótico típico de un templo de madera se formó en Małopolska en el siglo XV y se repetiría en decenas de realizaciones hasta el siglo XVII. En su diseño se manifiesta una imbricación de la arquitectura católica romana con el estilo de la iglesia ortodoxa del Este. Por lo general la nave y el presbiterio cubría un solo tejado homogéneo, que estabilizaba la construcción del edificio y aumentaba su durabilidad. La silueta del tejado era inclinada, el edificio esbelto y con un detalle de carpintería, visibles en la forma de las entradas y ventanas y en el perfilado y achaflanado de las vigas. Los leños de alerce o de pino se ajustaban con precisión, formando paredes macizas. Al principio no se cubrían con ningún tipo de material de protección. Fue más tarde que apareció la capa aislante en forma de tejas de madera y después el encofrado. Las pequeñas ventanas se cortaban solamente desde las paredes del sur. Tenían siempre dos entradas: la principal, en la pared oeste de la nave, y la lateral, en el medio de su pared del sur. Los campanarios son posteriores, incluso del siglo XVIII.

El estilo dominante en ellas es el gótico tardío, el cual se percibe en detalles como puertas, ventanas y arcos, en estilo ojival y en las policromías. No obstante, las construcciones más modernas muestran elementos en los estilos rococó y barroco.

Las iglesias de Małopolska son ejemplos excepcionales de los diversos medios tradicionalmente utilizados para la construcción de los lugares de culto católicos romanos en la Edad Media. Para edificarlas se utilizó una técnica muy extendida en Europa del Norte y del Este desde los tiempos medievales, que consiste en la colocación horizontal de cilindros de madera. Desde el punto de vista arquitectónico ofrecieron una alternativa interesante a las construcciones realizadas con materiales de albañilería en los centros urbanos.

En el sudeste de Polonia, donde se elevan los Cárpatos, se encuentran las iglesias conocidas también con el nombre de tserkvas que son expresión cultural de cuatro grupos etnográficos: hutsul, halych, boyko y lemko. Se construyeron entre los siglos XVI y XIX con troncos de maderas horizontales y el ensamble a caja y espiga por comunidades de fe ortodoxa oriental y católica griega. Las iglesias se levantaban de las coníferas, sin embargo, vale la pena mencionar que solamente algunos elementos que tenían que ser resistentes a la humedad se realizaban de madera de alerce, que es muy duradera. Su diseño tiene sus raíces en la tradición ortodoxa entrelazado con elementos locales. Originalmente los edificios tenían una sola entrada y era desde el oeste, mientras que las aberturas para las ventanas, así como en las iglesias católicas, se hacían solamente en las paredes que daban al sur.

El templo lo creaban los espacios de formas parecidas al cuadrado: el presbiterio, la nave más ancha y el atrio. La nave y el presbiterio se cubrían por las características cubiertas de pabellón y frecuentemente tejados a dos aguas. Se cubrían con las tejas de madera que más tarde se sustituían por el material más barato y más duradero, es decir, la chapa. Las cúpulas de los tejados se coronaban con cascos abovedados con una estructura en forma de una torrecilla que, a diferencia de un farol real, no iluminaba al edificio. Solían tener una cúpula en forma de bulbo y una cruz de acero forjada. Antiguamente las iglesias ortodoxas se coloreaban mucho tanto por los valores estéticos como por lo práctico: para evitar su rápido deterioro. Hoy ya no queda casi nada de lo que recordaría que estas iglesias eran templos llenos de colores.

En territorio polaco se emplazan ocho. Ellas son: Tserkva de San Miguel Arcángel, en Brunary; – Tserkva de Santiago el Menor o de San Jaime, en Powroźnik; Tserkva de la Madre de Dios en Chotyniec; Tserkva del Cuidado de la Virgen, en Owczary; Tserkva de Santa Parascheva en Kwiatón; Tserkva de Santa Parascheva, en Radruż; Tserkva de San Miguel Arcángel, en Turzańsk; y Tserkva de San Miguel Arcángel, en Smolnik.

Jardín Botánico de Padua, Italia

Jardín Botánico de Padua, Italia

Jardín Botánico de Padua, Italia

Septiembre 22, 2021

 

El primero y más antiguo jardín botánico, creado apenas en el año 1545, se encuentra en la región italiana de Padua. Nació como huerto dedicado al cultivo de plantas medicinales, por el uso de estas en la gran mayoría de los medicamentos y prácticas terapéuticas de la época. Ello supuso conocer con facilidad y seguridad cada ejemplar y acabar con los frecuentes errores que conllevaban a graves daños de salud.

El Jardín Botánico de Padua tiene una superficie de veintidós mil metros cuadrados. Conserva su estructura original, con un trazado circular que representa al mundo, rodeado por un anillo de agua. Tradicionalmente se ha considerado que fue proyectado por el noble veneciano Daniele Barbaro, embajador de la República de Venecia, y llevado a cabo por el arquitecto Andrea Moroni.

En el transcurso del tiempo, además de la inclusión de elementos arquitectónicos y funcionales, se fue enriqueciendo con un mayor número de plantas desde todas partes del mundo. En la actualidad cuenta con aproximadamente más de seis mil especies. Posee cinco ambientes naturales en los que se cultivan las plantas que los caracterizan: la maquia mediterránea; el jardín alpino; el ambiente de agua dulce, que tiene estanques alimentados con aguas de un manantial termal; las plantas suculentas o crasas; y el invernadero tropical de las orquídeas.

Entre los ejemplares más llamativos está la palma de San Pedro (Chamaerops humilis), plantada en 1585 y a la que Goethe le dedicó algunos de sus escritos. Muchas han sido las plantas introducidas en Italia a través de este jardín botánico, como la magnolia, el jazmín, el girasol y muchas más.

Debido a sus valores naturales e históricos, fue incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en 1997. En la declaración de la Unesco, se afirmó que este jardín botánico “supone la cuna de la ciencia, de los intercambios científicos y de la comprensión de las relaciones entre la naturaleza y la cultura. Ha contribuido enormemente al progreso de numerosas disciplinas científicas modernas, concretamente, de la botánica, medicina, química, ecología y farmacia”.

Los casi 500 años del Jardín de Padua lo convierten en un testimonio del intercambio entre diferentes culturas y ramas del conocimiento científico. Es la expresión de una tradición científica donde la investigación, la actividad didáctica y la conservación de la biodiversidad están en constante diálogo.

6.	Ruinas del santuario de los dioses o el Altis, en Olimpia

Sitio arqueológico de Olimpia, Grecia

6.	Ruinas del santuario de los dioses o el Altis, en Olimpia

Septiembre 15, 2021

 

Ubicado en un valle del Peloponeso, Olimpia se convirtió en un importante centro de culto a Zeus, a partir del siglo X a.C., en la antigua Grecia. Su relevancia se dio también a la gigantesca estatua de oro y marfil de Zeus, obra del escultor clásico Fidias, considerada una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, lamentablemente desaparecida en el siglo V d.C.

El santuario de los dioses, conocido como el Altis, poseía uno de los mayores conjuntos de obras de arte de la Antigüedad. Cerca del santuario se erigió el Museo Arqueológico de Olimpia donde se conservan piezas de la antigua Grecia encontradas en dicho santuario y en sus alrededores; así como objetos que datan desde la Prehistoria hasta la época romana. Las piezas maestras del museo son las metopas y frontones del templo de Zeus, el Hermes con el niño Dioniso, de Praxíteles; la Niké (Victoria) de Peonio, de dicho escultor y la copa que perteneció a Fidias.

Olimpia también es conocida por haberse celebrado en ella los primeros Juegos Olímpicos, iniciados en el 776 a.C. y realizados cada cuatro años. Además de los vestigios de los templos, en este sitio se conservan instalaciones deportivas destinadas a esta cita con el deporte.

El estadio donde se celebraban muchos de los eventos deportivos de la Antigüedad está situado al este del santuario de Zeus y se concibió para una capacidad de 50 000 espectadores. Para los griegos el estadio era un lugar sagrado y todas las actividades estaban dedicadas al Dios griego. Para las mujeres se celebraban los Juegos Hereos, en honor a Hera, reina de los dioses y esposa de Zeus. El estadio.

La llama olímpica de los juegos conmemora el robo del fuego de los dioses que llevó a cabo Prometeo para entregarlo a la humanidad. En la antigua Grecia se mantenía el fuego encendido durante la celebración de los antiguos Juegos Olímpicos. En 1928, el fuego se reincorporó como símbolo en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam y desde entonces ha sido parte fundamental de los Juegos Olímpicos Modernos.

Por toda la historia e importancia del sitio arqueológico de Olimpia, en 1989, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Balnearios europeos

11 balnearios europeos: Patrimonio de la Humanidad por la Unesco

Balnearios europeos

Septiembre 8, 2021

 

Hace poco más de un mes, la Unesco declaró Patrimonio Mundial a once grandes balnearios europeos localizados en siete países. Se tratan de Baden bei Wien, en Austria; Spa, en Bélgica; Karlovy Vary, Františkovy Lázně y Mariánské Lázně, en República Checa; Vichy, en Francia; Bad Ems, Baden-Baden y Bad Kissingen, en Alemania; Montecatini Terme, en Italia; y Bath, en Reino Unido.

En el texto que acompañó la declaratoria se enfatizaba que los seleccionados son un testimonio excepcional de las más modernas, dinámicas e internacionales ciudades balnearias que alcanzaron su apogeo en el viejo continente a principios del siglo XVIII y hasta la década de 1930. Gracias a los fines terapéuticos de sus aguas, estas ciudades adquirieron un gran prestigio al conjugar la hidroterapia con actividades de ocio, en un entorno formado por parques urbanos, paseos, teatros, casinos, salas de conciertos y otras instalaciones complementarias. Por ello, el comité del Patrimonio Mundial de la Unesco expresa que fueron catalizadores “de un modelo de organización espacial dedicado a funciones curativas, terapéuticas, recreativas y sociales”.

La hidroterapia alcanzó su mayoría de edad en el siglo XIX. Los médicos prescribieron las aguas minero-medicinales para un sinfín de patologías. Estas se emplearon en bebidas, duchas, baños y vapores, por lo que las instalaciones se complejizaron de recintos sencillos a dependencias modernas y sofisticadas. Es pertinente precisar que cada estación balnearia curaba enfermedades específicas.  Su declive vendrá tras la Primera Guerra Mundial, asociado al desarrollo de fármacos potentes y de acción rápida. A partir de entonces los balnearios serán lugares donde el agua mayormente tendrá una dimensión lúdica y placentera.

Si bien la cura termal es la esencia balnearia, debemos contemplar que entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XX a las ciudades balnearias también se acudió en busca de un cambio de ambiente, con el fin de reponer la salud quebrada. Buena alimentación, paseos por hermosos paisajes, tiempo de ocio y charlas amistosas, en un entorno en que se atenuaban las normas sociales producía un efecto beneficioso; de ahí que se haya subrayado su imagen como espacio de veraneo. Es esta la imagen que nos ha llegado a través de la literatura, el cine y la pintura: espacios para los amoríos, los bailes, el juego y las intrigas políticas. Baste mencionar La despedida, de Milan Kundera; La abadía de Northanger, de Jane Austen; La dama del perrito, de Antón Chéjov; Anna Karenina, de León Tolstói; El jugador, de Fiódor Dostoievski; En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust; En el balneario, de Hermann Hesse; y La montaña mágica, de Thomas Mann.

La ciudad de Bath, en Reino Unido, está inscrita en la lista desde 1987, cuando se convirtió en la primera y única ciudad balneario del mundo en ostentar este título, un honor que ahora comparte. A unos 185 kilómetros al oeste de Londres, Bath se distingue por sus termas romanas. Fueron descubiertas en 1775 y son uno de los vestigios más importantes de la antigua Britania. El espectacular complejo termal se erigió entre los siglos I y V después de Cristo junto a una fuente de agua natural que mana a 46 grados centígrados. Dicen que fueron los celtas, por medio del Rey Bladud, los primeros en reconocer los beneficios terapéuticos de estas aguas. Las antiguas instalaciones se han habilitado como museo, pero en el centro de la ciudad se hallan las modernas, las Thermae Bath Spa, que fueron la meca de la alta sociedad inglesa en el siglo XIX y que hoy ofrecen tratamientos innovadores. 

Las otras diez ciudades también se caracterizan por su larga tradición balnearia. Un hecho que debe contemplarse a partir de diferentes ángulos: desde la historia social de los enclaves en que se encuentras, a las innovaciones médicas y científicas, la arquitectura y el urbanismo, la cultura, las artes, la política, la antropología, la farmacología, la literatura y la hidráulica, por solo mencionar algunas de las vertientes.

Baden bei Wien, en Austria, por ejemplo, luego de 1793, fue el principal balneario de ese país. En el siglo XIX se convirtió en un espacio de reunión de la élite cultural de Europa durante la época estival, lo que impactó en su arquitectura y urbanismo. Arquitectos como Carl von Moreau, Josef Kornhäusel y Otto Wagner diseñaron casas, palacios y plazas.  Entretanto, Vichy no solo adquirió fama por mito de sus aguas minerales casi milagrosas, sino también Napoleón III alentó la construcción de un pequeño París con alma de balneario, al elegirla como su lugar de descanso entre 1861 y 1866. Parques, bulevares, paseos cubiertos, hoteles, casinos y teatros componen el idílico paisaje urbano.

Las aguas carbonatadas de la ciudad belga Spa le ha hecho reconocida desde la Antigua Roma. Por ello, hay quien dice su popularidad es la causante de la introducción del sustantivo ‘spa’. En la centuria decimonónica el complejo se transformó en un moderno balneario. A su vez, Montecatini Terme es el centro termal por excelencia en la Toscana. Junto a la huella arquitectónica dejada por Cosme I de Médici, está la de Verdi Rossini, Puccini y hasta Christian Dior.

Alemania y República Checa suman tres exponentes cada uno a la lista de ciudades balnearias reconocidas por la Unesco. A los pies de la Selva Negra, Baden-Baden es el balneario alemán más famoso, la capital de verano de Europa durante la Belle Époque. Bad Ems es otra de las ciudades termales históricas, residencia de verano de diferentes monarcas europeos y artistas en el siglo XIX. Bad Kissingen, a su vez, logró una amplia fama como balneario por sus minerales y lodo.

En Karlovy Vary, ciudad checa a unas dos horas de Praga, se encuentran 13 fuentes minerales beneficiosas para el aparato digestivo, la diabetes, la obesidad, entre otras enfermedades. Según dice la leyenda esta ciudad fue fundada por Carlos IV (de ahí su nombre) en el siglo XIV, quien habría descubierto fortuitamente la magia de sus aguas durante una cacería. Paganini, Casanova o Mozart fueron clientes habituales. Mariánské Lázně es uno de los grandes secretos termales checos. Personalidades como Chopin, Goethe o Wagner fueron sólo algunos de sus asiduos.  Františkovy Lázně es la ciudad más pequeña del triángulo de las ciudades balnearias de Bohemia Occidental. Fue el primer balneario de turba del mundo; baños de lodo obtenido en los bosques circundantes con fines terapéuticos. A su vez, mantiene un vínculo histórico con las mujeres, pues ellas lo visitaban en solitario en busca de remedios a la infertilidad.

Paseo del Prado y el Buen Retiro

Paseo del Prado y el Buen Retiro

Paseo del Prado y el Buen Retiro

Septiembre 2, 2021

 

El Paseo del Prado y el Buen Retiro, paisaje de las artes y las ciencias, fue declarado este 2021 Patrimonio Mundial de la Unesco. Este “paisaje de la luz”, como se le ha dado a conocer, se convirtió en el sitio No. 49 de España y en el No. 35 de la Comunidad de Madrid en ser incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

Está considerado el primer paseo o avenida arbolada que surgió en una capital europea. Las primeras referencias de su existencia se remontan a 1540 y se ha convertido en el prototipo de alameda hispánica que consta de una arboleda longitudinal dispuesta en hileras. Este modelo se extendió por toda la Península Ibérica llegando hasta los territorios de ultramar del imperio hispánico; sobre todo fueron proyectos de paseos y alamedas que surgieron en las principales ciudades latinoamericanas, entre los siglos XVII y XIX.

El rey Felipe IV, en el siglo XVII, encomendó la construcción en esta zona de su nuevo palacio real y los jardines del Buen Retiro, haciendo converger estrechamente al paseo con los jardines del palacio. Ya para finales del XVIII, el rey Carlos III decidió abrir los jardines al público, integrando el Buen Retiro a la renovación general de la ciudad. De este modo nacía una nueva visión del espacio urbano con fuertes matices de contenido social. Esto fue algo innovador y único en su época que comprendía la construcción de un conjunto de edificios e instalaciones de carácter científico. El espacio se convirtió en el modelo de la nueva concepción y desarrollo urbanos que introdujo el despotismo ilustrado imperante en el siglo XVIII y del apogeo del Imperio Español.

En la zona se encuentran el Real Jardín Botánico, el Real Observatorio Astronómico, la Real Academia de la Lengua (RAE), la Academia de Ciencias, actual Museo del Prado, el Museo Thyssen-Bornemiza, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, la plaza de Cibeles, el Banco de España, el Congreso de los Diputados, la estación de Atocha, el Real Conservatorio de Música, el Real Colegio de Medicina de San Carlos y la sede del Ayuntamiento de Madrid. En el perímetro del sitio, además de los edificios dedicados al cultivo de las artes y las ciencias, se pueden encontrar otros destinados a actividades como la industria, la investigación, la política, la economía y la atención médico sanitaria.

Debido a la importancia del arte y la ciencia en este espacio urbano, en el último siglo se le ha llamado “Paseo del Arte”, así como también “Colina de las Ciencias”. La importancia que adquirió la ciencia dentro del proyecto urbano fue algo innovador en su momento, al permitir estrechar los vínculos con el espacio cultural de la zona. Así, no solo la ciudad crecía en belleza, higiene y expansión con el surgimiento de nuevos centros y edificios, sino que también consistía en un proyecto de divulgación de la ciencia y de la enseñanza científica popular.

El Paseo del Prado y el Buen Retiro constituye un paisaje urbano único, en el que han confluido de manera armónica las artes, las ciencias, la naturaleza y la sociedad, desde mediados del siglo XVI hasta hoy, lo que le confiere el rango de valor universal excepcional.

Estación de radio de Varberg, Suecia

Estación de radio de Varberg, Suecia

Estación de radio de Varberg, Suecia

Agosto 31, 2021

 

En julio de 2004, la estación de radio de Grimeton (conocida como la estación de radio de Varberg) fue inscrita en la lista de Patrimonio de la Humanidad como el último ejemplar superviviente de las grandes estaciones de transmisión de radio basadas en técnicas anteriores a la era electrónica.

La estación está situada en Grimeton, al sudoeste de Suecia, y fue construida entre 1922 y 1924. La alberga un edificio monumental en muy buenas condiciones de conservación, representativo de la primera época del sistema de telecomunicaciones inalámbricas entre las dos orillas del Atlántico. Fue construida por el arquitecto Carl Åkerblad, quien diseñó los edificios principales en estilo neoclásico, y el ingeniero Henrik Kreüger, encargado de la construcción de las antenas, las cuales fueron las estructuras de ingeniería más altas de toda Suecia, en aquel momento.

En este centro de telecomunicaciones se conserva el material de transmisión, que comprende un conjunto de antenas formadas por seis torretas de acero de 127 metros de altura. El transmisor se construyó en 1923, y contiene el único emisor a alternador “Alexanderson” que funciona en el mundo, aunque su uso ya no es sistemático sino en momentos puntuales. Este emisor se utilizó hasta mediados de los años cincuenta para las comunicaciones telegráficas transatlánticas con la estación de Long Island, en Nueva York, y para las comunicaciones submarinas hasta 1996. Ya para este año, el emisor fue parado, y fue su excelente estado de conservación lo que le permitió la declaratoria de monumento nacional.

Hacia finales de la década del sesenta se instaló un segundo transmisor, con técnicas de transistores y tubos para sustituir la máquina rotativa. Este es utilizado todavía por la marina sueca.

La emisora de radio Varberg constituye el único ejemplo existente de una emisora de radio importante basada en la tecnología anterior a la era electrónica. Es un testimonio excepcional del desarrollo de las telecomunicaciones.

Adriana Bellini

Adriana Bellini, la primera graduada oficial de la Academia de San Alejandro

Adriana Bellini

Agosto 28, 2021

 

En el edificio emplazado en Dragones No. 62, hoy 308, estuvo la Academia de San Alejandro desde mediados del siglo XIX hasta 1961. Aquí cursó estudios la primera mujer graduada oficialmente de esta institución: Adriana Bellini (1865-1946).

Aunque la Academia de San Alejandro, fundada en 1818, no explicitó en los documentos que marcan su concepción inicial una negativa respecto a la admisión de mujeres, todo parece indicar que su exclusión estuvo implícita. En las circunstancias en las que se inscribe la mujer en el siglo XIX y principios del XX, era inconcebible incluir a las mujeres en los mesteres de las artes en tanto la sociedad reservaba para ellas otros designios. La práctica de la miniatura, el dibujo, la acuarela y el bordado se consideraban, por ejemplo, una habilidad idónea a su género que, en el caso de las mujeres blancas y de mediana y alta clase, se concebía dentro de los requerimientos de educación.

En el curso 1879-1880, poco más de 60 años desde su fundación, y a iniciativa del primer director cubano de la Academia, Miguel Melero, ingresaron las primeras alumnas, de quienes desconocemos sus señas posteriores. Con ello, quedaría establecida la enseñanza oficial para ambos sexos, un acontecimiento que trasciende en importancia el ámbito artístico. No obstante a este gran paso de avance, por varios años persistirían diferencias en los planes de estudio y métodos de enseñanza para uno y otro sexo, así como una evidente desigualdad entre el número de mujeres y hombres matriculados. 

Una vez graduada, Adriana Bellini ejerció la docencia. En 1899 fundó su propia escuela, la Academia de dibujo y pintura El Salvador, para la cual creó un método de enseñanza del dibujo que obtuvo buenos resultados, al punto que fue extendido hacia otras enseñanzas, como la Escuela Normal de Verano, en 1905. Su labor en este ámbito motivó que en 1901 el gobierno interventor la invitara a formar parte del grupo de maestros que visitó la Universidad de Harvard, donde impartió lecciones sobre su método. En 1906 fue nombrada profesora de Dibujo Elemental en la Academia de San Alejandro, con lo que se convirtió en la primera mujer en ocupar una plaza de docente dentro de este claustro.

Conseguir el respeto y el reconocimiento en el ejercicio de la profesión dentro de un ámbito tradicionalmente dominado por los hombres supuso un desafío. Bellini llegó a ser profesora titular, miembro fundador del Club Cubano de Bellas Artes y vocal de su Junta Directiva  y, ocasionalmente, escribió para la prensa sobre temas artísticos. Conocedora de la tarea de defender sus derechos, fue designada delegada en el Primer Congreso Nacional de Mujeres, celebrado en 1923, en representación de la Academia, en el que coincidió con su colega artista María Capdevila. Fue una voz que intentó superar la subestimación de sus capacidades para el arte y de su intelecto por su condición de mujer. Con ello, allanó el camino para muchas otras mujeres creadoras y pedagogas en el arte.