Octubre 2, 2023
La navegación es una práctica milenaria que permitió a la humanidad explorar los vastos océanos y descubrir nuevas tierras. A lo largo de la historia, los navegantes utilizaron diversas herramientas para orientarse, una de las cuales es la estrella polar.
Conocida también como Polaris, la ubicación de la Stella Polaris es casi exacta al eje del Polo Norte celeste. Esto significa que, independientemente de la hora del día o la estación del año, siempre aparece en el mismo lugar en el cielo. Debido a esta localización, los marineros antiguos la utilizaban para saber en qué dirección estaban y poder navegar en el océano sin tener otros puntos de referencia visibles.
Para ubicarla, es necesario encontrar la Osa Menor, también conocida como el Carro, ya que la estrella polar se encuentra en la cola de esta constelación. Una vez localizada, es posible determinar la ruta a seguir con gran precisión. Basta con trazar una línea imaginaria desde el horizonte hasta la estrella. Esta línea representa el meridiano norte-sur y puede ser utilizada para orientar una brújula o un astrolabio.
En la antigüedad, los vikingos la utilizaron para explorar y comerciar en aguas desconocidas. A pesar de que no tenían brújulas o instrumentos de navegación avanzados, ellos sí tenían un profundo conocimiento del cielo nocturno y sabían cómo utilizar a Polaris como una herramienta confiable para su exploración. Esta habilidad les permitió avanzar en aguas desconocidas y alcanzar nuevos territorios en el norte del Atlántico.
Además de la dirección, la estrella polar permite el cálculo de la latitud en el hemisferio norte. Al observar la altura de la estrella polar sobre el horizonte, se puede determinar qué tan lejos están del Polo Norte.
Otros ejemplos que resultan de especial interés son los casos de los exploradores árticos, Robert Peary como Roald Amundsen, quienes utilizaron la estrella polar como guía durante sus expediciones. En la expedición de Robert Peary al Polo Norte en 1909, él se basó en Polaris para establecer su posición mientras viajaba sobre el hielo ártico. Peary y su equipo observaron la altura y el acimut de la estrella polar para determinar su posición geográfica y avanzar en la dirección correcta.
El noruego Roald Amundsen en 1926, también utilizó la Stella como una herramienta importante para la navegación. Como explorador experimentado, sabía que ella siempre señalaba el norte verdadero y, por lo tanto, podía utilizarla para establecer su rumbo y evitar perderse en medio del vasto océano helado. Al igual que Peary, Amundsen observó la altura y el acimut de la más brillante constelación de la Osa Menor para obtener información precisa sobre su posición en el Ártico. Estos conocimientos le llevaron a formar parte de la primera expedición aérea que sobrevoló el Polo Norte.
Estos ejemplos demuestran que, tanto Peary como Amundsen confiaron en la estrella polar como una referencia fiable durante sus desafiantes expediciones en el Ártico. Gracias a su conocimiento y habilidad para interpretar su posición en relación con Polaris, lograron avanzar y explorar con éxito algunas de las regiones más remotas y difíciles del Ártico.
De esta manera se evidencia cómo la estrella polar es una herramienta fundamental para la navegación al proporcionar una forma confiable de orientación en territorios desconocidos.