destacada

Síntesis sobre las voces de Caribe

Mapa de América Central, 1590. Bartolomeu Lasso. Museo Marítimo de Róterdam (WAE898-G)

Caribe

Los hispanos denominaron Caribe a la masa de agua del océano Atlántico que baña a las islas ubicadas frente a las tierras continentales del norte y el sur de América. Con esta voz también se referían al pueblo amerindio procedente de la cuenca del río Orinoco: Quarives, Caribes o Kariñas, considerado de bárbaras costumbres, belicoso y agresivo, pues durante el período de conquista y colonización de sus tierras ofrecieron tenaz resistencia.

En nuestros días El Caribe posee connotación geográfica más amplia, al extenderse a las costas continentales bañadas por ese Mar. Es un particular escenario de confluencias étnicas, históricas y culturales, que se expresa en el crisol de razas y tradiciones atesoradas por sus pueblos.

Según el investigador Marcos A. Moringo, el vocablo se deriva del guaraní y significa “poderoso señor”, “dueño de esclavos” y “guerrero valiente”.

Mapa de la Isla de Cuba, Jamaica y parte de Santo Domingo, 1590

Síntesis sobre las voces Cuba

Mapa de la Isla de Cuba, Jamaica y parte de Santo Domingo, 1590. Pietro de Nobili (atribuido). Museo Marítimo de Róterdam (WAE792)

Cuba

El nombre de nuestro país es una voz aruaca con grafía castellana. Tal mixtura nace del primer encuentro entre navegantes hispanos y pobladores de la Isla. Cristóbal Colón entendió que al referirse a ella la llamaban Colba, luego rectificó y escribió en lo adelante Cuba. El 5 de diciembre, antes de partir, el Almirante la bautizó con el nombre Juana, en honor al príncipe Juan, hijo y heredero de los Reyes Católicos, financistas del viaje. Un error cartográfico entre 1502 y 1522 le otorgó el nombre de Isabela, luego, una Real Cédula de 28 de febrero de 1515 ordenó que su nombre fuera Fernandina, pero la vitalidad de la voz indígena trascendió.

El investigador Juan José Arron afirma que la voz Cuba significa en aruaco: “terreno o territorio”, “bosque”, “tierra habitada” o “tierra cultivada”.

Horrendo y terrible combate que tuvo la nación inglesa en el Castillo del Morro, 1762

Horrendo y terrible combate que tuvo la nación inglesa en el Castillo del Morro, 1762

Horrendo y terrible combate que tuvo la nación inglesa en el Castillo del Morro, 1762

La captura de La Habana por los ingleses en 1762 fue parte de la Guerra de los Siete Años (1756-1763) que se desarrollaba en Europa entre dos coaliciones de estados que intentaban alcanzar la supremacía colonial en el mundo: de una parte, el Reino de Francia, el Imperio austríaco, el Imperio ruso, Suecia, el Reino de Sajonia y el Reino de España; de la otra, el Reino de Prusia, el Reino de Hannover y el Reino de Inglaterra. En 1762, la más podero­sa expedición inglesa, dirigida por el almirante Sir George Pocock se dirigió a La Habana, venció la resistencia española y tomó la ciudad.

El plan que se concibió para este propósito se apoyó en el reconocimiento efectuado por el almirante Charles Knowles durante una visita de cortesía efectuada en 1756, a instancias del Capitán General Francisco Cagigal, quien quiso enviar un mensaje a Inglaterra sobre lo costoso que resultaría un ataque contra la ciudad, considerada inexpugnable. Knowles elaboró un valioso informe, gracias a lo cual los ingleses se percataron de lo difícil de acceder por el canal de entrada de la bahía y la conveniencia de desembarcar por Cojímar. A este se sumaron precisiones aportadas por el servicio de inteligencia del Almirantazgo.

En 1762, La Habana era una rica y poblada ciudad de 60000 habitantes. Los castillos de Los Tres Reyes del Morro y La Punta, unidos a la distribución y ubicación de la artillería y a la cadena que cerraba la boca de la bahía, demuestran que los españoles se aferraban a la idea de que cualquier ataque se dirigiría a forzar el canal del puerto. Siendo la Isla el centro de la defensa y las comunicaciones del imperio español, resultaba imposible dominar el Caribe sin tomar La Habana y Santiago de Cuba; una vez en ellas el ocupante podría basificarse por la región, controlar el comercio y provocar la caída del poder hispano.

La aparición de la escuadra naval inglesa el 6 de julio de 1762 frente al litoral habanero dejó estupefactas a las autoridades de la Isla. Los errores tácticos del ejército español provocaron la rendición de la ciudad. Un grupo de criollos, entre ellos José Antonio Gómez conocido como Pepe Antonio, ofreció tenaz resistencia a los asaltantes. Los ingleses solo lograron ocupar La Habana. Los habitantes y autoridades del resto de la Isla se negaron a reconocer al invasor. Esta victoria fue una operación decisiva para el desenlace de la Guerra de los Siete Años. Los ingleses se apoderaron de una docena de navíos de línea, fragatas y otras embarcaciones menores, pertrechos de guerra, efectivos de los caudales del rey y del haber de la Real Compañía de Comercio de La Habana, así como las mercancías almacenadas en el puerto. En total, el valor del botín se estimó en tres millones de libras esterlinas, o trece millones de pesos de a ocho reales.

Posteriormente, la firma de la Paz de París daría a Inglaterra la península de La Florida, las costas de Honduras y la exclusividad de la pesca en Terranova, a cambio de La Habana.

Este grabado se encuentra en el Archivo Histórico de la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana.

La ciudad y la bahía de La Habana situada en la Isla de Cuba, ca. 1650-1670

El grabado de Vingboons: arte e información

La ciudad y la bahía de La Habana situada en la Isla de Cuba, ca. 1650-1670

El autor de este grabado es Johannes Vingboons (1616/1617-1670), un notable cartógrafo y artista holandés. Aunque trabajó para la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales nunca viajó fuera de su país. Recibió información sobre La Habana y sus alrededores de capitanes y marineros que habían viajado al Nuevo Mundo. Puesto que no conocía el estilo arquitectónico de las casas cubanas, pintó en su lugar las holandesas, con su característico frontispicio escalonado.

Protegiendo la entrada del puerto, apreciamos los Castillos de los Tres Reyes del Morro y de San Salvador de La Punta correctamente ubicados. La Habana era una plaza asediada por piratas y corsarios, de ahí que la Corona española invirtiese en su fortificación. En el interior de su bahía de bolsa, a la cual se accede por un estrecho canal, se encontraba el puerto, lugar de entrada y salida de América de las flotas españolas. En 1561 el rey Felipe ii reorganizó el sistema de flotas. Sus rutas, basadas en las corrientes marinas y los vientos, constituyeron el circuito comercial entre España y el Caribe. Las flotas cargadas con las riquezas del Nuevo Mundo confluían en La Habana para luego continuar juntas hacia España, por lo que su puerto fue un enclave estratégico para la Corona española, lo que le valió el título de Llave del Nuevo Mundo y Antemural de las Indias Occidentales.

En esta obra sobresale las elevaciones de Managua, uno de los puntos geográficos guías para acceder al puerto de La Habana, las cuales se ha representado deformadas.  Vingboons también pintó un galeón español que avisa de su arribo a la ciudad con un cañonazo, una imagen recurrente en varios grabados europeos de la época.

Puede encontrar este grabado en el Archivo Nacional de los Países Bajos, La Haya (4.VELH619-57)

destacada Juan de la Cosa

Carta Universal de Juan de la Cosa

Carta Universal de Juan de la Cosa

Primera obra cartográfica en que aparece América y Cuba

Este mapa fue realizado por el navegante y cartógrafo Juan de la Cosa en el Puerto de Santa María (Cádiz, España) en 1500. En el extremo superior del mapa, cubriendo la región centroamericana, existe un recuadro con una imagen de San Cristóbal, el protector y patrón cristiano de los viajeros, que bien pudiera ser un retrato del almirante Colón. Bajo el santo aparece la referencia al autor y fecha del mapa. En el margen inferior, a la derecha, apreciamos otra cartela pero en blanco, aparentemente reservada para algún texto que al final no se incluyó.

Es la más antigua obra cartográfica que se conserva en que aparece el continente americano, resaltada en color verde. En ella se aprecian los territorios explorados por Colón, Alonso de Ojeda, Vicente Yáñez Pinzón y Juan y Sebastián Caboto. Se muestran las costas de América del Norte; faltan las penínsulas de La Florida y Yucatán, el golfo de México y América Central, la mayoría tapadas hábilmente por la cartela. Las Antillas están representadas con sus nombres. De América del Sur muestra la costa desde el cabo de la Vela al de San Agustín y una parte del Brasil actual.

Cuba aparece representada por primera vez en el mapamundi de Juan de la Cosa con su nombre de origen aborigen, y no con el de Juana que le había dado Colón. Pese a estar muy deformada, se aprecia su forma alargada y en forma de arco, con numerosas bahías y el extremo occidental curvado. La representa en una latitud inexacta, entre los 28 y los 33 grados Norte, aunque la longitud se aproxima bastante a la verdadera. Aunque durante su segundo viaje a América, el almirante Cristóbal Colón les hizo jurar a su tripulación, entre ellos De la Cosa, que Cuba no era una isla sino una península del continente asiático. Sin embargo, el autor la representa como una isla.

En el mapa también se aprecia a Guanahani, las Bahamas, La Española y las pequeñas islas de las Antillas Menores. Sobre varios territorios insulares el marino cántabro colocó una bandera, una síntesis gráfica del emblema del Reino de Castillo y León, en la que se aprecia la figura de un animal rampante y de un castillo de tres almenas.

La carta, pintada sobre pergamino de piel de ternera cosidos a un lienzo resistente, está profusamente decorada con rosas de los vientos, banderas, naos, carabelas, ciudades y reyes africanos, personajes bíblicos y figuras míticas. La planimetría comprende cursos de agua, puertos y núcleos de población con representación convencional. La toponimia se encuentra en lengua castellana.

Pertenece a la colección del Museo Naval de Madrid (MNM 00257).