Carta Pisana

Carta Pisana

Carta Pisana

Septiembre 13, 2021

 

A fines del siglo XIII surgió un nuevo tipo de mapas centrados en el trazado de las costas e islas con un gran nivel de precisión: las cartas de navegar, cartas de marear o cartas portulanas. Proporcionaban a los marineros los nombres de los puertos, así como las direcciones de brújula y la trayectoria de los vientos predominantes, pero en ellos, en cambio, no se registraban elementos de tierra adentro.

Aunque su origen sigue siendo un enigma, los investigadores coinciden que está relacionado con los comienzos del uso de la brújula y los libros que llevaban los marinos para guiar sus singladuras en el mar Mediterráneo y, más tarde, en el océano Atlántico. Estos libros contenían la observación astronómica, la descripción de las costas y la medición de las distancias en nudos.

El académico Vicenç M. Rosselló i Verger, profesor de la Universidad de Valencia, puntualiza que “[los] patrones o pilotos medievales llevaban consigo el equipaje técnico en una caja donde no solía faltar brújula, cartas y sestes o compases. Por otro lado, las galeras, junto al palo de mesana, disponían de una caseta o tabernáculo para alojar las brújulas y los relojes de arena (hores o ampolletes), con unas lámparas que alumbraban de noche”. Con una sesta —en plural, sestes— se transportaba las distancias en millas de la escala gráfica de la carta a la recta del rumbo más cercano a la singladura del barco. La velocidad de la nave se estimaba con la ayuda de unas “horas” o ampolletes, lo que en tierra llamamos relojes de arena. La corredera para medir la velocidad de navegación parece ser un instrumento posterior, con lo cual los marinos medievales se contentaban con una estimación aproximada.  

Hasta hace muy poco los investigadores de la cartografía admitían de manera unánime que la Carta Pisana es la más antigua de las cartas náuticas o cartas portulanas que se conocen. En la actualidad, no lo aseguran con rotundidad. Esta abarca la cuenca del Mediterráneo y el mar Negro, así como una parte del océano Atlántico que ha sido esbozado. Evidencia varios de los rasgos que caracterizan a esta clase de cartas: costas de contornos recortados, nombres de puertos y accidentes escritos en perpendicular al litoral y líneas de rumbos con la dirección de los vientos a partir de dos puntos centrales. Pese a esta precisión, no tiene ninguna indicación de la topografía o de la toponimia del interior. En contraste con otros mapas de la misma época, como el de Hereford, en el que el Este se encuentra en la parte superior, en este norte está en la parte superior.

Denominada Pisana por Pisa, la ciudad en que fue hallada, todo parece indicar que su verdadero lugar de origen es Venecia o Génova. A su vez, algunas fuentes afirman que fue realizada, probablemente, hacia 1290, y otras colocan su datación alrededor de 1300 o posterior, teniendo en cuenta criterios, paleográficos, toponímicos y cartográficos resultado de investigaciones recientes.

Las fuentes utilizadas para su elaboración son difíciles de determinar. El uso de algunas variantes dialectales en los nombres de los lugares sugiere que fueron compilados de diversas fuentes regionales. Otras posibilidades incluyen una hipotética carta portulana anterior, desconocida en nuestros días, o la influencia de la cartografía romana antigua. Sin embargo, no hay absolutamente ninguna evidencia que apoyen estas teorías.

Se conserva en la Biblioteca Nacional de París, que la adquirió en 1839.

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