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Tomás Gutiérrez Alea

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   Tomás Gutiérrez Alea

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Tomás Gutiérrez Alea (Titón)

(La Habana, 11 de diciembre de 1928–16 de abril de 1996)

Director y guionista de cine cubano de fama internacional, con una obra dedicada en gran parte a la historia de Cuba. Escribió y dirigió más de veinte largometrajes, documentales y cortos. Su trabajo se inserta en el llamado Movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano.

Nació en el seno de una familia acomodada y de ideas progresistas. Sus primeras incursiones en el cine fueron en 1948, filmando cortos humorísticos. En 1950, se integró a la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo que agrupaba a intelectuales de izquierda. En 1951 se gradúa de Derecho y viaja a Roma para estudiar Dirección de Cine en el Centro Sperimentale di Cinematographia. Los dos años que vivió en Italia le brindan la posibilidad de vincularse directamente con el cine de posguerra y asentar una de las bases de su carrera: el reflejo en el cine de la historia, planteamiento que se materializa con su primer largometraje, “Historias de la Revolución” (1960). A partir de este concepto, y debido a lo magistral de su creación, se convierte en un destacado precursor del cine en América y del Nuevo Cine Latinoamericano que se desarrolló en las décadas de 1960 y 1970. En este período realiza una de sus películas más famosas, “Memorias del subdesarrollo” (1968), basada en la obra homónima del escritor cubano Edmundo Desnoes.

Participa en la fundación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y fue miembro fundador de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). En compañía de los cineastas cubanos Santiago Álvarez, José Masipp y Alfredo Guevara codirigió la película documental “El Mégano” (1955).

Entre sus más destacadas películas se encuentran: “Las doce sillas” (1962), “La muerte de un burócrata” (1966), “Memorias del subdesarrollo” (1968), “De cierta manera” (1974), “La última cena” (1976) y “Los sobrevivientes” (1979). A estas se suman, en codirección con Juan Carlos Tabío, “Fresa y Chocolate” (1993) y “Guantanamera” (1995). En una entrevista realizada durante la filmación de “Fresa”, confesó: “Para mí el cine sigue siendo un instrumento valiosísimo de penetración de la realidad […]. El cine no es retratar la realidad simplemente. El cine es manipular. Te da la posibilidad de manipular distintos aspectos de la realidad, crear nuevos significados y es en ese juego que uno aprende lo que es el mundo”. Recibió numerosas distinciones, entre ellas, la Orden por la Cultura Nacional y la Orden Félix Varela de Primer Grado, otorgada por el Consejo de Estado. Sus filmes han sido multipremiados y puede destacarse que “Fresa y chocolate” fue la primera película cubana nominada para los Óscar de la academia norteamericana, como mejor película extranjera.

El 11 de diciembre de 2020, en homenaje a su natalicio, se creó la Casa de Titón y Mirtha, un espacio para la investigación y promoción cinematográficas, a través de la puesta en valor de la obra de Tomás Gutiérrez Alea. En la esquina de Cuba y Paula, el centro cultural adscrito a la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana, se distinguirá por su proyección comunitaria hacia el barrio de San Isidro y por la estimulación del estudio del audiovisual cubano.

dest Isla Korcula, en Croacia

Croacia

Isla Korcula, en Croacia

Diciembre 26, 2020

 

Croacia es un destino turístico importante que atrae a numerosos visitantes por el luminoso azul del mar Adriático, la abundante vegetación, el clima templado y sus hermosas ciudades. Posee siete sitios declarados Patrimonio Mundial y ocho parques nacionales.

Croacia es un país de islas, aproximadamente 1200 en todo su territorio marítimo. Las Islas de Dalmacia son uno de los mayores atractivos del país: en ellas se filmó parte de la serie Juego de Tronos

¿Sabías que la corbata se originó en Croacia? Fue en el siglo XVII, cuando los jinetes del ejército croata llegaron a Francia para ponerse al servicio del rey Luis XIV llevando un pañuelo anudado al cuello. Este complemento llamó la atención de los franceses, que empezaron a llamarlo “cravatte”, en alusión a la palabra “croata” en francés. Fue tal la fama que adquirió la corbata, que fue incorporada a la vestimenta de los hombres de la corte del rey y hoy en día es muy usada por todos.

Croacia fue también la cuna de célebres personajes, entre ellos el físico e inventor Nikola Tesla, quien nació en Smiljan en 1856. Este pueblo, que entonces pertenecía al Imperio Austríaco es actualmente parte de Croacia. Tesla trascendió la historia por su teoría de la corriente alterna, además, inventó el primer motor eléctrico de inducción, el sistema polifásico, el primer radiotransmisor, creó la primera central hidroeléctrica en las Cataratas del Niágara y la bobina de Tesla. En su honor, la unidad de medida del campo magnético se conoce como Tesla.

La gastronomía croata se diferencia según la región. En Dalmacia, por estar ubicada en la costa, predomina la cocina de pescados, mientras que en Istria se influencia por la italiana. En el interior del país, sobre todo en Eslavonia, las comidas son más fuertes, con muchos platos de carne y el abundante uso de especias picantes. En cuanto a las bebidas, son muy famosos los vinos y la rakija, aguardiente casero con una fuerte graduación.

Su capital y ciudad más poblada es Zagreb. Se ubica a 120 metros sobre el nivel del mar, entre los pies del monte Medvednica y el costado norte del río Sava. Se encuentra localizada en la llanura de Panonia que se extiende hasta encontrarse con los Alpes Dináricos, lo que la convierte en un enclave estratégico entre Europa central y el mar Adriático. La ciudad cuenta con numerosos museos, galerías, monumentos y parques, que la hacen atractiva y un importante destino turístico. El centro histórico, la ciudad alta o Gornji grad, la ciudad baja o Donji grad y Kapol, constituyen la atracción principal, constituidas por edificios históricos y otras atracciones.

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Campaña de Alfabetización

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El 22 de diciembre de 1961, Fidel Castro proclamó en la Plaza de la Revolución que Cuba se erigía como “el primer territorio libre de analfabetismo de América Latina”.

La Campaña Nacional de Alfabetización en nuestro país fue un proyecto de alcance nacional que se llevó a cabo para reducir el analfabetismo de la población cubana y aumentar el nivel escolar en todo el país. Su inicio comenzó en 1960 y culminó oficialmente el 22 de diciembre de 1961, año que fue proclamado como “Año de la Educación”.

El 26 de diciembre de 1960, se dispuso la primera reforma integral de la enseñanza y se dictó la Ley de Nacionalización General de la enseñanza, la cual declaraba el carácter público de la misma para los cubanos. Fue promulgada además como un derecho de todos los ciudadanos con carácter gratuito.

En enero de 1961, se creó en el país el Consejo Nacional de Cultural, actual Ministerio de Cultura de Cuba, en cuyo momento se le asignó el desarrollo de una red de bibliotecas que facilitaran el acceso de la población a los libros de manera gratuita. Luego, en 1962, se creó la Editorial Nacional de Cuba.

La campaña tuvo un exitoso desarrollo gracias a las brigadas de voluntarios que se desplazaron por todas las provincias del país para llevar a cabo la enseñanza educacional. En 1960 se constituyó el Contingente de Maestros Voluntarios, compuesto por unos tres mil maestros y jóvenes que se dedicaron a la labor de la alfabetización tanto en las zonas montañosas como citadinas del país.

Gracias a la campaña se redujo en Cuba el analfabetismo desde un porcentaje superior al 20% en 1958 al 3.9% en 1961. A partir de ese 22 de diciembre de 1961, cuando Fidel proclamó a Cuba como territorio libre de analfabetismo, se celebra cada año el Día del Educador.

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Los italianos Manfredi, Pennino y Strenta y sus casas marmoleras en La Habana

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Diciembre 18, 2020

 

El presente trabajo pretende dar a conocer la labor de tres personajes italianos al frente de sus compañías y casas marmoleras en la primera mitad del siglo XX en nuestra capital, y nos circunscribimos a La Habana en esta ocasión, a pesar de que sus trabajos fueron reconocidos en todo el territorio nacional.

La presencia italiana en la importación, producción y comercialización del mármol en Cuba se referencia desde el siglo XIX, pero, cobró mayor fuerza en el pasado siglo XX, cuando la mayoría de las obras escultóricas, se realizaron como preferencia, con este material.

Desde las últimas décadas del siglo XVIII, el mármol fue la piedra utilizada para los pavimentos, revestimientos de escaleras, fuentes, estatuas y el mobiliario de patios y jardines, de ahí la necesidad de que existieran en la Isla, importadores y trabajadores del mármol. En este ramo, los inmigrantes italianos tuvieron primacía; ya fuera en las mansiones particulares de la alta burguesía cubana (Ej. Casa de Lili Cunill en 11 y Paseo, Vedado, por solo citar un ejemplo); en la necrópolis habanera -donde se hacen incontables estos trabajos-, o en importantes proyectos civiles como el Capitolio Nacional.

Los italianos Almo Strenta, los Mármoles de Giuseppe Pennino y Gallo y la casa de Paolo Manfredi, impregnaron de sus obras las construcciones habaneras.

Los mármoles importados de Carrara fueron los más solicitados, por lo que se hace interminable mencionar dónde fueron utilizados. Para todos es conocido que la obra por excelencia donde se puede apreciar la mayor variedad de esos mármoles italianos es el Capitolio Nacional.

Pero, con este trabajo se pretende destacar a tres de las compañías y talleres más significativos de aquellos italianos del ramo establecidos en La Habana, teniendo en cuenta el amplio trabajo desplegado por ellos en nuestro territorio nacional.

Se puede ver cómo en la primera mitad del siglo XX, los Directorios, Guías Comerciales y la Revista de Arquitectura, anunciaban las distintas fábricas y casas comerciales de procedencia italiana, que una vez radicadas aquí trabajaron por encargo.

El italiano Almo Strenta

Hasta el momento, se desconoce cómo llegó Almo Strenta a Cuba, porque estuvo radicado en México desde finales del siglo XIX y a principios del XX firmemente establecido en ese país. Pero su apellido aparece en muchas obras de nuestra nación (Ej. En la terminal de ferrocarril de Morón, una de las más importantes). En la primera década del siglo XX tuvo que llegar a La Habana, aunque no hemos encontrado aún la fecha precisa; porque poseía aquí una compañía importadora de mármoles italianos en general y se dedicaba a las labores constructivas, de diseño y de escultura. A mediados de 1917 su taller estaba establecido en la calle Sol No. 95 antiguo (No. 417 actual) en la Habana Vieja y ofrecía trabajos para edificios, monumentos, estatuas y toda clase de actividades del ramo. Ese mismo año aparecían anuncios suyos en la revista del Colegio Nacional de Arquitectos de Cuba y través de estos se ha podido documentar la historia de Strenta en La Habana y de su casa comercial.

Almo Strenta estaba asociado con un señor de apellido Mola y se desempeñó como director técnico de la Casa Mola y Strenta, importadora de mármoles y estatuas de Italia. Se referencia que muchos de los trabajos artísticos con que cuenta La Habana, fueron salidos precisamente de esa casa situada en la calle Sol.

En 1929, su casa marmolera aparece asociada con el señor Beltrán, participando en la obra del Capitolio Nacional; se ubicaba en esta fecha, en la esquina de Genios y Malecón y se relata en las fuentes periodísticas las acciones llevadas a cabo en el trascendental edificio, ahora extendidas a la piedra de capellanía. Una década más tarde habían cambiado de sede hacia la calle Agua Dulce No. 61-63 [1].

A finales de 1940 aparece un primer anuncio de la marmolería, con igual ubicación, pero en propiedad de Gallo y Cía., ofreciendo trabajos en mármoles de Carrara, piedra de Capellanía y pisos de terrazo. Se mantuvo en activo hasta 1958, fecha hasta la cual hemos podido seguir el paso de la compañía de Almo Strenta y los negocios que este italiano en su paso por la capital desarrolló de forma exitosa. En 1945, desaparece definitivamente su nombre de la firma, que se hace llamar solamente Gallo y Hermanos, o Gallo y Cía., tal vez porque abandonó la isla y regresó definitivamente a México. De ahí que este trabajo esté sujeto a una investigación más profunda que permita subsanar algunas de estas imprecisiones.

Entre las obras ejecutadas por Almo Strenta y su compañía en la capital constan evidencias en el ya mencionado Capitolio Nacional, el hotel Sevilla, el edificio de la Compañía Cubana de Teléfonos de Águila y Dragones y varias residencias privadas. Lo cierto es que los trabajos salidos de esta marmolera con sus representantes, abarcó los primeros 60´ años del siglo XX en Cuba.

El italiano Giuseppe Pennino

El italiano Giuseppe Pennino estableció en nuestra capital una compañía para trabajar en varias obras constructivas. Estuvo radicada primero en la misma calle Sol, en el No. 9 antiguo (No. 125 actual) y sus anuncios se fecharon en la primera mitad del siglo XX.

Pero, entre 1929 y hasta 1958, su casa marmolera aparece registrada en los anuncios de la época en la Avenida de Menocal o Calzada de Infanta No. 1056 esquina a Desagüe y se describe como “Almacén y elaborador de mármol y granito (…) propiedad del italiano Víctor E. Citarella Pennino (…)” evidentemente, un miembro de la misma familia. Esta referencia indiscutiblemente se corresponde al año 1958; porque los anuncios encontrados en las páginas de la Revista Arquitectura, patentizan que la empresa era propiedad de Giuseppe Pennino, quien españolizó su nombre estando aquí por José, desde 1929 hasta aproximadamente 1948.

El profesor Juan de las Cuevas, nos dejó otro dato de la marmolería de Pennino, en su obra 500 años de construcciones en Cuba cuando afirmó “En 1940, Pennino (…) reinicia la explotación de las canteras llamadas “Del Presidio”, usando la mano de obra de los reclusos” [2]. Por lo que su accionar se había extendido a la antigua Isla de Pinos, cuyos mármoles fueron alcanzando importancia en el mercado de materiales de la construcción de nuestro país; mercado que fue creciendo en la década del 50´, con la construcción de la Plaza Cívica (actual Plaza de la Revolución) y los edificios que la rodeaban, donde se utilizó mucha piedra extraída de dichas canteras.

Se ha dicho que Pennino alcanzó grandes éxitos con su empresa, la cual no sólo importaba mármoles hacia toda la Isla, sino que contrataba a famosos escultores italianos para realizar las obras solicitadas por los clientes cubanos.

En 1912 adquirió en subasta pública una hermosa residencia de la Avenida Paseo, en el Vedado, donde se estableció José (Giuseppe) Pennino Barbato y su esposa Emmanuela, conocida como Lita, apelativo que cinceló en el frontón de la fachada; por esa época se dedicaron a hermosearla. Más tarde, entre 1922-1926, el matrimonio italiano se la arrendó a Carlos Manuel de Céspedes (hijo) y desde 1926 hasta la década de 1980 fue habitada por los Pennino y sus descendientes. Esta familia italiana nunca abandonó la Isla.

El italiano Paolo Manfredi

Por su parte, el italiano Paolo Manfredi se desempeñó como gerente de su propia compañía y por años estuvo al frente de esta casa importadora de estatuas y mármoles italianos, a la que se deben importantes trabajos en distintos lugares de la isla. En la calle Amargura No. 66 antiguo (No. 302 actual) en la Habana Vieja, se establecieron los talleres y laboratorios de donde salieron importantes piezas.

Esta compañía ítalo-cubana, también conocida como Casa Manfredi, se dedicó a la importación de mármoles italianos y a la elaboración de estatuas y adornos para jardines. En las revistas se anunciaba: “Esculturas para Jardines, terraza y cementerio”, “Mármol, Pisos (Especialidad de Carrara)”, y “Mármoles Ornamentales”. Ello da muestra de la variedad de sus trabajos.

La sede de su compañía se ubicó desde los años 20´ en las calles Oquendo y Maloja, en el actual municipio de Centro Habana.

Entre los monumentos notables donde dejó estampada su impronta la firma se encuentra el propio edificio de la compañía de teléfonos en La Habana de Águila y Dragones. El logo, en metal y a relieve, que se ubica en el centro del piso de la entrada, rodeado de mármol de Carrara con un ribete rojizo que lo destaca, fueron suministrados y colocados por la casa Manfredi.

Aunque este trabajo se circunscribe a La Habana, es meritorio mencionar el altar de mármol de Carrara para la iglesia Catedral del Santísimo Salvador de Bayamo, actual provincia de Granma, que ostenta la declaratoria de Monumento Nacional; el Monumento a José Martí en Cienfuegos y el de la Libertad en Remedios, todos ejecutados por la Casa Manfredi.

También se ha dicho que en los años ’50 en el barrio de La Ceiba en Playa, se concentró un nutrido número de inmigrantes italianos, motivados por el éxito alcanzado por las distintas casas marmoleras en la capital. La marmolería allí ubicada recibía y preparaba las planchas de piedra para los distintos usos que se le iban a dar y contaba con un salón de exposición de las obras realizadas en Cuba y aquellas llegadas desde Italia a solicitud de un cliente. En las proximidades se formó un parque, que sus vecinos llamaron “de la marmolería”, donde se reunían los trabajadores en sus horas de asueto y acudían los interesados a observar los trabajos y acordar el encargo. 

De tal forma continuaron los italianos dejando su quehacer de un extremo a otro de la isla y en las más importantes obras constructivas de carácter civil y público, privado y a escala urbana, en parques, paseos y monumentos conmemorativos, así como aquellos asociados al hermoseamiento de la capital y el resto de sus provincias [3].

Notas

* Conferencia presentada en el II Coloquio Presencias europeas en Cuba, 2018, del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo.

[1] Se desconoce la razón exacta, pero puede relacionarse con los proyectos del arquitecto francés Forestier a finales de la década de 1920, que habían augurado para esa área urbana, una centralidad semejante a otras de la ciudad. Los proyectos, sin embargo, no llegaron a concretarse hasta los años 1945-1949.

[2] Cuevas Toraya, Juan de las. Quinientos años de construcciones en Cuba. Chavín Editores, S.L., Madrid, 2001. p. 154.

[3] La presencia italiana en la industria de materiales para la construcción y decoración en Cuba no se detuvo, pero, en 1958, se restringió la producción y comercialización del mármol. Otros renglones vieron entonces favorecidos por la introducción de tecnologías italianas.

Zenaida Iglesias Sánchez: Máster en Rehabilitación del Patrimonio Cultural y Licenciada en Historia por la Universidad de La Habana. Desde 1987 trabaja en la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana y se encuentra al frente del grupo de investigación histórica de la empresa RESTAURA desde la década del 90. Es Miembro del Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio; de la Cátedra Gonzalo de Cárdenas de Arquitectura Vernácula y de la Comisión Provincial de Monumentos. Ha desarrollado múltiples temas de investigación relacionados con el patrimonio y el urbanismo.

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Suiza

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Diciembre 16, 2020

 

Suiza es un país montañoso de Europa Central, con varios lagos, aldeas y las altas cimas de los Alpes. Sus ciudades tienen barrios medievales, con monumentos como la torre del reloj Zytlogge en su capital, Berna, y el puente de madera de la capilla en Lucerna. El país también es famoso por sus centros de esquí y los senderos de excursionismo. Las industrias bancaria y financiera son clave, y los relojes y el chocolate de Suiza son conocidos en todo el mundo

La bandera de Suiza consiste en un campo rojo cuadrado con una cruz griega blanca y equilateral en el centro de la bandera. Es una de las dos únicas banderas cuadradas de estados soberanos, la otra es la bandera del Vaticano. La bandera de la Cruz Roja se inspiró igualmente en la de Suiza, sólo que invirtiendo los colores, en honor a la patria de Henri Dunant, fundador de la misma.

Suiza se encuentra en el cruce de algunas de las grandes culturas europeas, las cuales han influenciado fuertemente el idioma y la cultura del país. A causa de esto tiene tres idiomas oficiales (alemán, francés, italiano) y uno parcialmente oficial, el romanche. Los suizos suelen hablar el idioma de su región y consumir los medios de comunicación en su idioma. En el sistema educativo de Suiza, los estudiantes aprenden en el idioma nativo de su región, como segundo idioma otra lengua nacional (alemán, francés o italiano) y como tercera lengua pueden elegir entre otro idioma nacional y el inglés. Aprender otro de los idiomas nacionales es obligatorio para todos los escolares suizos, por lo que se supone que la mayoría de los suizos son bilingües.

Torre del reloj Zytlogge es uno de los monumentos más reconocidos de Berna, capital de este país. Al principio, la torre tenía una función meramente defensiva, ya que era la puerta de entrada a la ciudad, y formaba parte del sistema defensivo de Berna. Mucho tiempo después, alguien decidió que su función debía alterarse y por ello ser embellecida, por lo que llamaron a uno de los mejores relojeros de la Confederación Helvética para que rediseñara el aspecto de la torre. Este construyó un precioso y único reloj astronómico que marcaría desde ese momento la hora, el día, el mes y la posición del Zodiaco en relación con la Tierra. Pero no es realmente todo ese complejo mecanismo y sistema del astrolabio lo que atrae diariamente a miles de turistas, sino que cada hora se pone en marcha una serie de autómatas para anunciar que una hora más de nuestras vidas acaba de terminar.

Otro de los monumentos célebres de la ciudad de Berna es La Fuente del ogro. Desde un primer vistazo se ve como está devorando a un niño con su gran boca, y que a su costado lleva otros tres más preparados para engullir. La inquietante escultura fue construida en 1546 y constituye una de las fuentes más antiguas de la ciudad de Berna.

De los iconos gastronómicos suizos tenemos el fondue. Es una comida típica de Suiza, originaria de los macizos montañosos de Jura y norte de los Alpes, cerca de la frontera franco-suiza italiana. Consiste en sumergir con un pincho pequeñas piezas de alimentos en líquidos calientes como queso derretido, aceite o chocolate. Los quesos suizos son aquellos quesos elaborados en el país y existen cerca de 400 variedades de quesos.

Tanto por su capacidad de innovación como por su sentido de tradición, el chocolate es una fuente del orgullo de Suiza y contribuye a su imagen en el mundo. Fue uno de los países que primero empezó a producir chocolate, gracias al desempeño de numerosos pioneros y la textura suave y cremosa del chocolate suizo es otro elemento garantizando su éxito.

La banca suiza se caracteriza por su estabilidad, privacidad y protección de los activos e información de sus clientes. La tradición de secreto bancario del país, que data de tiempos medievales, fue codificada por primera vez en una ley en 1934.Todos los bancos en Suiza están regulados por la Autoridad Federal Supervisora del Mercado Bancario Suizo (FINMA), que ejerce su autoridad por medio de una serie de leyes federales.

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Los Boloña

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Los Boloña fueron una notable familia de impresores habaneros cuya trascendencia en el oficio marcó la historia de la imprenta en Cuba.

Esteban José Boloña estableció su taller en La Habana en 1776. A su muerte, en 1817, ostentaba los cargos de impresor de la Marina, de la Curia Eclesiástica, del Tribunal del Santo Oficio e impresor de la Cámara del Rey.

José Severino Boloña sustituyó a su padre en el oficio con un gran espíritu de superación e ideas revolucionarias para su época, que lo llevaron a convertirse en el impresor más sobresaliente del siglo xix en Cuba.

Su taller era de los más modernos y sus impresiones podían competir con las realizadas en Europa. De sus prensas salieron obras muy relevantes como Teatro histórico, jurídico y político-militar de la Isla Fernandina de Cuba (1789), de Ignacio José de Urrutia, uno de nuestros primeros libros de historia. En 1797 publicó el estudio de Tomás Romay sobre el vómito negro y ese mismo año imprimió la primera defensa de la cirugía publicada en Cuba, realizada por el médico español Francisco Javier de Córdova.

 A José Severino Boloña se le debe la impresión de la primera novela cubana, El espetón de oro, de Cirilo Villaverde, y la publicación del periódico La Mujer Constitucional, entre 1820 y 1823, cuyo lema era «No siempre las mujeres han de tratar de dijes y alfileres».

En la década de los noventa del siglo XX, la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana fundó Ediciones Boloña, en homenaje a esta trascendental familia en el oficio de la imprenta. La editorial publica temas de carácter histórico y patrimonial, en un amplio conjunto de disciplinas, géneros y autores.

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La impronta italiana en la escultura conmemorativa de Santiago de Cuba

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Aida Liliana Morales Tejeda

Diciembre 11, 2020

 

Un preámbulo necesario

La llegada del siglo XX, cambió la imagen de la ciudad en cuanto a su proyección monumentaria. Un conjunto de factores políticos, económicos y sociales permitió la realización de numerosas obras de carácter conmemorativo y de recordación de las principales figuras de la recién concluida guerra de independencia.

Al evaluar el comportamiento estético formal del tipo conmemorativo un cuestionamiento nos surge ¿La escultura conmemorativa realizada en Santiago responde a los cánones de la modernidad? 

Si por modernidad entendemos las realizaciones que por esa misma época llevaban a cabo los artistas europeos adscriptos a los “ismos”, entonces el patrón académico seguido por nuestras construcciones conmemorativas resultaba desfasado o retrógrado. Sin embargo, la asimilación de esta escultura académica desde la perspectiva del desarrollo estético–social de Santiago de Cuba, resultaba novedosa si tomamos en cuenta que hasta ese momento el canon artístico imperante se relacionaba con la tradición greco–latina, bien en su versión neoclásica, proveniente de mediados de la centuria decimonónica, o de los nuevos aires del eclecticismo entonces en boga.

Este interés hacia esa forma de hacer, se debe, en gran medida, a que la burguesía local y la jerarquía estatal se proyectan por la realización de esculturas que más que obras de arte fueran la exteriorización de las “glorias pasadas” donde el pueblo pudiera ir a rendir tributo de recordación, o sea que tuvieran un fin didáctico tomando en cuenta que la mayor parte de la población era analfabeta (70 %), estas grandes construcciones conmemorativas servirían de marco propicio para “hablar” del fervor patriótico y de una conciencia nacional. 

Artistas europeos, fundamentalmente italianos y españoles, van a tener un nuevo campo de intervención para proyectar este ideal escultórico en Cuba. Se aprecia gran predominio del realismo, dado en gran medida por las propias bases de los concursos, donde se dejaban preestablecidas las características formales del monumento, el material a emplear, así como los elementos alegóricos; todo ello lastraba la capacidad creadora del artista, por demás extranjero y desconocedor del sitio donde sería emplazado el conjunto escultórico. Por lo tanto, aún cuando se enviaban fotos del representado, en ocasiones algunas obras fueron rechazadas por el poco parecido que guardaban con la figura a la que se dedicaba, cuestión duramente criticada por los periodistas e intelectuales de la época.

Al respecto el investigador español José Marín Medina plantea que:

[…] dentro del academicismo o sirviendo a la mentalidad burguesa, a los móviles románticos y a los encargos oficiales, no hay posibilidad de realizarse en el concepto de creatividad, ya que éste incluye los de intuición, iniciativa y previsión de futuro (lo cual, a su vez, presupone el desarrollo de la personalidad, de la identidad del propio creador).

[…] los encargos oficiales jamás buscaron alentar la creación escultórica, sino disponer de unos instrumentos importantes (el predicamento de los mármoles tallados y de los bronces fundidos) para su política. No se encargó escultura, sino descripción, conmemoración y homenaje. Así que era obligada la estatua grande, las actitudes solemnes y fácilmente reconocibles, a tono con el personaje o con los fastos, con el recordatorio y la inscripción. A veces no se dejó libertad al artista siquiera para recurrir o no al complemento de los elementos florales y de las alegorías mitológicas.

Diversas fueron las tipologías coexistentes: conjuntos monumentales, bustos sobre pedestales, escultura funeraria, escultura vinculada a la ornamentación de edificios y las tarjas. A las tres primeras dedicaremos mayor atención en esta investigación por ser las concentradoras de un considerable número de exponentes que dan la medida del desarrollo alcanzado por la manifestación en la ciudad. Las otras dos, tienen una menor incidencia y de manera general la abordaremos a continuación.

La obra del escultor italiano Ugo Luisi

No es posible estudiar la escultura conmemorativa realizada en los tres primeros decenios del siglo XX en esta provincia de Cuba sin evaluar la trayectoria artística del escultor Ugo Luisi, cuyo nombre hasta hace pocos años no significaba nada a las nuevas generaciones de santiagueros, pues su obra se había perdido en el tiempo y la desmemoria. Hoy reaparece en la historia de la cultura nuestra a partir de los estudios que sobre la manifestación y la personalidad ha realizado la autora de este artículo [2].

Sus creaciones –tanto las de mayor vuelo como aquellas de más modesta calidad, realizadas acorde a las exigencias de un país y una ciudad que despertaban a los nuevos aires de modernidad– se constituyen en referentes iconográficos de patriotas e intelectuales cubanos. Vistas éstas desde la perspectiva actual, contienen valores estéticos y lenguajes que difieren en solidez y proyección, pero que en su momento fueron determinantes y en algunos casos significaron puntos de giro en la escultura monumentaria y marcaron pautas dentro de la trama urbana de las diferentes localidades.

Su producción escultórica puede considerarse dentro de los cánones academicistas con evidente influencia del escultor Antonio Canova. En ella se aprecia el predominio del realismo, dado en buena medida por las propias bases de los concursos, que dejaban preestablecidas las características formales del monumento, el material a emplear, así como los elementos alegóricos; todo ello lastraba la capacidad creadora del artista, por demás extranjero y desconocedor del sitio donde sería emplazado el conjunto escultórico.

Trabajó las dos vertientes: los conjuntos monumentarios y los bustos. Nacido en Pietrasanta, provincia de Lucca, el 15 de noviembre de 1877, murió en esa ciudad el 16 de abril de 1943. Su inclinación hacia el arte escultórico, favorecido por la coincidencia histórica de nacer en esta región reconocida como la capital de los trabajos en mármol, le permitió en 1911 fundar, junto a su hermano Darío, la Sociedad Ugo Luisi y Cia; su taller contaba con maquinarias modernas para la ejecución de los trabajos artísticos e industriales en mármoles y piedras, tenía poder para ejecutar transacciones comerciales, así como el establecimiento y ejercicio de cualquier industria similar. En las postrimerías del XIX y primeros años del siglo XX, laboró en el área centroamericana, bajo la razón social Luisi y Ferrecuti radicada en Managua, Nicaragua, donde en 1916 intervino en un concurso propuesto por el “Comité Bronce Darío” a fin de erigirle un conjunto monumental al bardo Rubén Darío.

No obstante, aunque la antigua región oriental concentra la mayor cantidad de exponentes, se encuentran obras de su autoría en otras partes del territorio nacional. En Santa Clara se le adjudicó la ejecución del monumento a Miguel Gerónimo Gutiérrez, una de las primeras construcciones conmemorativas en esta ciudad del centro de la isla[3]; mientras, en La Habana participó en el Concurso librado para inmortalizar la figura del mayor general Máximo Gómez Báez y modeló un conjunto de bustos de próceres cubanos cincelados en mármol ubicados en una de las galerías del Palacio de los Capitanes Generales; [4] en Gibara, pequeña población del norte oriental, rubricó una bella obra escultórica consagrada a las madres. Así mismo en Sancti Spíritus se localizan dos bustos que inmortalizan a Judas y Manuel Moles Echemendía, patriotas naturales de esa tierra.

Tuvo la oportunidad de visitar Santiago de Cuba en varias ocasiones [5]. Quizás, al recorrer su entorno urbano, encontrara puntos de convergencia ambientales y geográficos con Pietrasanta, pues ambas están rodeadas por el mar, las montañas y poseen una gran bahía, lo cual le confiere similares características. Este aspecto, unido a la existencia de una dinámica colonia italiana, pudo constituir uno de los móviles que lo llevó a mantener durante años un amplio intercambio con esta zona del país.

Nombró en 1913 como su representante legal en Santiago de Cuba y cualquier otra ciudad cubana a Antonio Manfrediz y Arubla, con amplios poderes referidos a los negocios a que se dedica la sociedad que representa, reclamar los derechos que le correspondan a la misma, pagar las liquidaciones de los créditos y representarlo en los concursos para escultores y contratistas de obras que fueran convocados dentro del territorio nacional” [6]. En este último aspecto, Manfrediz constituyó pieza clave, pues su sagacidad negociadora contribuyó a que se le concedieran las más significativas realizaciones escultóricas realizadas en la urbe en el período referido.

Participa en los primeros concursos organizados en Santiago de Cuba a fin de perpetuar en mármoles y bronces a hijos destacados de estas tierras. El primero [7], en 1910, tuvo como figura homenajeada a Francisco Vicente Aguilera; aquí presentó el proyecto Lux, que quedó como finalista dentro de los 18 propuestos, adjudicándose el primer premio a su coterráneo Umberto Dibianco [8].

El segundo se verificó en 1912, a iniciativas del Consejo Provincial de Oriente, cuyo objetivo máximo era la ejecución de doce conjuntos conmemorativos dedicados a honrar la memoria de valerosos hijos de las tierras orientales –generales Francisco Sánchez Hechavarría, Joaquín Castillo Duany y Guillermo Moncada (Santiago de Cuba), José Maceo Grajales (Loma del Gato), Julio Grave de Peralta (Holguín), Bartolomé Masó (Manzanillo), Calixto García (Holguín), Vicente García (Las Tunas) y Arcadio Leyte Vidal (Mayarí)–, o significativos acontecimientos históricos acaecidos durante las guerras independentistas –a los fusilados de Jiguaní en 1868 y 1895, a los fusilados de Holguín en 1868 y 1895, y a los hijos de Victoria de las Tunas, víctimas de la Guerra de Independencia–. Luego de arduas deliberaciones entre los miembros de la comisión, el jurado dictaminó a favor de las propuestas presentadas por Ugo Luisi y Cia.

En su trayectoria como escultor, 1912 sería un año significativo, ya que en ocasión de su estancia en la ciudad con el propósito de participar en este concurso, varias maestras de la Escuela # 3 “Spencer”, le trasmitieron la propuesta de ejecutar un busto a José Martí para ser colocado en el Templete donde reposaban sus restos en el cementerio Santa Ifigenia; idea acogida por el artista quien se comprometió a confeccionar la obra sin más costo que el valor del material necesario. Un año después, quedaba develado el sobrio monumento [9]. Este retrato del Apóstol tiene una gran trascendencia, pues fue empleado para acuñar las primeras monedas de carácter nacional y uso corriente en el país.

A lo largo de más de dos décadas (1915 – 1930) mantuvo un sostenido trabajo, y de sus talleres llegaron hasta la tierra santiaguera conjuntos monumentales imprescindibles en el entorno urbano por su escala monumental, riqueza volumétrica y la ampulosidad en los detalles simbólico–expresivos empleados. En 1918 se inauguraron dos dedicados a figuras de la historia cubana: al poeta romántico José Maria Heredia y al primer presidente de la república Tomás Estrada Palma [10]; en 1926 quedó develado el monumento al general José Maceo Grajales situado en el Paseo de Martí, fue la primera obra dedicada a este paladín negro.

En el caso del retrato la composición era de menor escala. Su mejor exponente se localiza en la plazuela de Trinidad y esta dedicado al general Guillermo Moncada. Otros se encuentran en diferentes espacios urbanos al Padre de la Patria Carlos Manuel de Céspedes en la Granja Escuela Agrícola de Oriente (actual Motel San Juan); al pedagogo santiaguero Luis María Buch (retirado); al periodista Desiderio Fajardo Ortiz (El Cautivo) ubicado en el Paseo Martí y al general Rafael Portuondo Tamayo, situado en el parque de la Restauración. Su actuación llegó al cementerio Santa Ifigenia, donde se puede admirar el sobrio mausoleo dedicado a Tomás Estrada Palma inaugurado el 24 de febrero de 1924 [11].

Estudiar el legado dejado por este escultor en Santiago de Cuba, nos permitió sugerir que su nombre fuera ostentado por la Escuela Taller inaugurada en 1998 por la Oficina del Conservador de la Ciudad con apoyo de la organización italiana APS. Esta institución tiene el noble propósito de formar a jóvenes en antiguos oficios vinculados a la restauración como herrería, carpintería, yesería, ebanistería, entre otros. En estos casi diez años de vida ha logrado revitalizar estas valiosas tradiciones artesanales.

 

Notas

* Conferencia presentada en el II Coloquio Presencias europeas en Cuba, 2018, del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo.

[1] José Marín Medina: La Escultura Española Contemporánea (1800–1978), EDARCÓN, Madrid, 1978, p. 14.

[2] Me refiero a libro La escultura conmemorativa en Santiago de Cuba: 1900 – 1958, Ediciones Santiago, 2008, Premio de la Crítica Científico – Técnica, 2008, de rubricado por la autora de este artículo. Trabajos vinculados al tema han aparecido en la revista SIC y en los libros Ciudadanos en la nación, Aproximaciones a los Maceo y La Historia en la Palabra IV. Francisco Vicente Aguilera, Padre de la República de Cuba. El destacado intelectual Luis de Soto Sagarra, en La escultura en Cuba, editado en 1927, lo refiere como uno de los escultores que había trabajado en el país.

[3] Se localiza en el parque La Pastora sito en la calle Cuba entre Pastora y Síndico. Es el homenaje de Santa Clara a uno de los próceres de la gesta de independencia del siglo XIX. Fue develado el 20 de mayo de 1919.

[4] “Un palacio entre sombras y luces”, en Opus Habana, Vol. III, No. 2, 1999, pp.4-15.

[5] Aparece consignada en la prensa su presencia el 19 de marzo de 1914 a propósito de la licitación del emplazamiento de las obras.

[6] AHPSC. Protocolos Notariales, Pedro Secundino Silva, 1913.

[7] Fue promovido por un comité dirigido por el doctor Ambrosio Grillo Portuondo. Otros cargos fueron ocupados por José Jané, vicepresidente; Eduardo Calás, tesorero; Prisciliano Espinosa Julivert, secretario; vocales, Eudaldo Tamayo, Tomás Padró, doctor Guillermo Fernández Mascaró, Joaquín Navarro, Justo R. Campiña, Eduardo Colina y Bartolomé Sagaró.

[8] Natural de Pietrasanta, provincia de Lucca en Italia. Profesor de escultura. Su representante legal en Santiago de Cuba fue Prisciliano Espinosa Julivert, quien era además el secretario del comité Gestor del monumento a Francisco Vicente Aguilera. De su autoría también es el monumento a José Martí ubicado en el parque central de Palma Soriano, inaugurado en 1913.

[9] Para mayor información consultar el libro de Omar López y Aida Morales: Piedras imperecederas: ruta funeraria de José Martí, Editorial Oriente – Oficina del Conservador de la Ciudad, 1999.

[10] Este monumento fue ubicado en la intersección de la Avenida 24 de Febrero (Trocha) y la calle Santo Tomás (Félix Pena), constituyó en la ciudad la única muestra de estatua sedente sobre pedestal. Fue retirado a inicios de la década de 1960, debido mayormente a consideraciones políticas, dado lo controvertida y polémica que es la figura representada.

[11] Una vez concluido el proceso de ejecución del monumento al primer presidente de la república, a fines de 1922 la Comisión Pro Estrada Palma, se propuso embellecer la tumba donde descansaban sus restos. Para ello convocó un concurso internacional, que fue evaluado por una comisión técnica compuesta por los artistas José Medrano, José Bofill, José Joaquín Tejada y Luis Desangles. Su costo ascendió a $ 5. 500.

Aida Liliana Morales Tejada: Doctora en Ciencias sobre Arte por la Universidad de La Habana y Doctora en Estudios Ibéricos e Iberoamericanos en cotutela por la Universidad de Oriente, Cuba y la Universidad Michel de Montaigne, Burdeos, Francia. Jefa del Departamento de Investigaciones Históricas y Aplicadas de la Oficina del Conservador de la ciudad de Santiago de Cuba y,d esde 1999, es profesora Auxiliar del Departamento de Historia del Arte en la Universidad de Oriente. También es presidenta de la filial provincial de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, vicepresidenta de la sección Literatura de la Filial Provincial de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba y secretaria científica de la Cátedra de Estudios Franco Cubanos y Caribeños Montaigne-Montesquieu. Sus investigaciones versan sobre la historia de la cultura, enfocadas en la arquitectura y el urbanismo santiagueros. Ha participado en un centenar de eventos nacionales e internacionales vinculados a la historia, la arquitectura, la conservación, promoción y divulgación del patrimonio, efectuados en Cuba y el extranjero.

Puente de Adolf

Luxemburgo

Puente de Adolf

Diciembre 9, 2020

 

El Gran Ducado de Luxemburgo es un pequeño país situado en Europa Central. Con un área de 2586 km2, es el séptimo país más pequeño de Europa y el 167 a nivel mundial. Sus vecinos son Francia, Alemania y Bélgica. Su gobierno está constituido por una monarquía constitucional y parlamentaria, y es el único gran ducado soberano en la actualidad.

En su condición de miembro fundador de la Unión Europea (UE) y gracias a su ubicación geográfica, Luxemburgo ha acogido la sede de dos instituciones de la UE: el Tribunal de Justicia de la Unión Europea y el Tribunal de Cuentas Europeo. Asimismo, es sede de órganos como el Banco Europeo de Inversiones y de la Secretaría General del Parlamento Europeo. Es, además, el país más multicultural de la UE, con más de un 40% de la población nacida fuera de sus fronteras que representan aproximadamente el 70% de la fuerza laboral.

En el país se hablan tres idiomas oficiales: luxemburgués; que es un dialecto especial de alemán con una mezcla de palabras de francés y alemán. Sin embargo, los locales se comunican entre sí en luxemburgués. En la vida cotidiana, el francés es el idioma dominante en las comunicaciones escritas destinadas al público (por ejemplo, señales de tráfico, vallas publicitarias) y en el comercio. A su vez, el alemán y el francés están muy presentes en los medios impresos.

Hasta 1984, el uso oficial de las lenguas estaba basado en los decretos de 1830, 1832 y 1834, los cuales permitían elegir libremente entre el francés y el alemán. El francés fue el preferido para la administración. El luxemburgués aún no tenía estatus oficial.

La revisión constitucional de 1984 dio a los legisladores la posibilidad de regular los idiomas mediante ley. El 24 de febrero de 1984 una ley hizo del luxemburgués el idioma oficial: “El luxemburgués es la lengua nacional de los luxemburgueses” dice su artículo 1. Además, esta ley reconoció los tres idiomas utilizados (el francés, el alemán y el luxemburgués) como lenguas oficiales. El francés aún permanece como el idioma de la legislación (según recoge el artículo 2 de la citada norma), debido a la aplicación del código civil napoleónico. El artículo tercero establece como lenguas administrativas y judiciales el francés, el alemán y el luxemburgués.

El monumento arquitectónico más importante de Luxemburgo y uno de sus símbolos es la catedral de Santa María. Es un edificio de estilo gótico tardío con elementos renacentistas y barrocos, cuya construcción comenzó a principios del siglo XVII y perteneció originalmente a los jesuitas. La catedral alberga la imagen de Nuestra Señora de la Consolación, protectora y patrona de Luxemburgo.    

Otro símbolo de la ciudad es el puente de Adolf, el duque que, con sus propias manos, colocó los cimientos de piedra de este puente en 1900. Más de 100 años después de la construcción, el puente sigue siendo el puente de piedra más grande de Europa. Su altura supera los 150 metros. Conecta las partes antiguas y nuevas de la ciudad de Luxemburgo.

El lema nacional de Luxemburgo es ‘Mir wëlle bleiwe wat mir sinn’, que significa ‘Queremos seguir siendo lo que somos’. Hace alusión a su intención de ser independientes y a su deseo de defender su soberanía y tradiciones culturales.

Forestier y el embellecimiento de La Habana

Forestier y el embellecimiento de La Habana

Forestier y el embellecimiento de La Habana

Diciembre 7, 2020

 

Forestier, conocido como el más afamado representante del urbanismo de escuela en Europa, discípulo de Georges Eugene Haussmann y Jean Charles Alphand, realizó la mayor parte de su carrera en París y su prestigio le permitió llegar a concretar importantes proyectos para espacios públicos en España, Marruecos y Argentina.

Fue a partir de 1925, luego de estudiar las propuestas de Martínez Inclán y sobrevolar La Habana, que realizó los primeros esbozos de lo que posteriormente se conocería como el Plan Director de J. C. N. Forestier.

Esta labor, concretada a partir del trabajo entre cubanos y franceses, devino un Plan de Ensanche para la ciudad compuesto por un Plan de Vías, Plan de Áreas Verdes y Plan General.

La magnitud del Plan de Forestier permitió esbozar además proyectos a escala puntual como fue el caso del reacondicionamiento del Paseo del Prado, el nuevo Malecón, la Plaza del Maine, el Capitolio con sus jardines y accesos, el Parque de la Fraternidad Americana, la Avenida de las Misiones y otros algo más distantes del centro de poder como la accesibilidad a la Universidad Nacional o el parque ubicado en el acceso a la ciudad de Matanzas.         

El Paseo del Prado y sus cambios dentro del Plan Forestier

Esta era la arteria de mayor prestigio de La Habana desde el siglo XIX, separador de la ciudad vieja y la nueva y contenedor de los grandes centros de ocio, asociaciones regionales, teatros y mansiones de la alta clase local, afianzándose su carácter de vía urbana en las postrimerías del XIX e inicios del XX.

El Paseo del Prado fue construido en 1772 bajo el gobierno colonial del Marqués de la Torre, Capitán General de la Isla. Su primer nombre fue el de Alameda de Extramuros o de Isabel II. 

Como parte de las propuestas para el embellecimiento, el equipo de Forestier esbozó un proyecto que incorporaba monumentales lámparas decoradas y bancos de piedra, levantando el nivel del pavimento con respecto a las calles, aportando así una de las soluciones de diseño urbano más significativas de la ciudad.

El pavimento se proyectó con un diseño que conjugaba figuras geométricas en granito, cuya terminación le imprimió un carácter monumental y ostentoso nunca antes visto en la Isla, lo cual respondía a los postulados del monumentalismo ecléctico y a la ideología oficial del Estado de llevar a La Habana a la cima del urbanismo mundial.

Además, a la flora del Paseo se le incorporó fauna pétrea representada por esos vigilantes leones que enmarcan las esquinas y que constituyen hoy un símbolo de la ciudad. Estos fueron realizados de la mano del escultor francés Jean Puiforcat y del escultor cubano y experto fundidor de bronce Juan Comas.

El Plan de Forestier le otorgó a la ciudad una belleza y monumentalidad que ha perdurado en el tiempo y que ha permitido situar a La Habana, desde períodos pasados, como una ciudad bella en su paisaje urbano.

dest Los vínculos entre dos naciones

Los vínculos entre dos naciones: Italia y Cuba

Los vínculos entre dos naciones

Zenaida Iglesias Sánchez

Diciembre 4, 2020

 

Encuentro entre culturas europeas y americanas

 El marino genovés Cristóbal Colón llegó a las costas de Cuba en octubre de 1492, trazando la ruta de ida y regreso a través del Atlántico entre Europa y América. ¿Podemos afirmar que fue el primer italiano que oficialmente llegó a nuestra isla? Los españoles que colonizaron el territorio llegaron acompañados de algunos extranjeros: portugueses, griegos, alemanes, italianos y muy pocos franceses. Esos primeros italianos fueron principalmente marineros y soldados.

Viajeros italianos

 El escritor Francesco Gemelli, llegó a La Habana en 1697 donde permaneció tres meses. Recorrió territorios desconocidos y de esta experiencia vio la luz la obra Vuelta al Mundo. Sus apuntes, se consideran uno de los pocos testimonios del paso de un viajero italiano por esta fecha. El periodista Antonio Gallenga, llegó en 1873. Afirma el Dr. Oscar Zanetti, que La Habana constituyó el principal objetivo de sus observaciones, pero que el asunto que más le interesaba era la situación política de la isla. Sus impresiones quedaron recogidas en el volumen The Pearl of The Antilles.

Asentamientos. Triscornia y Pogolotti (La Habana)

A José Triscornia se debe el poblado del mismo nombre en Casablanca. En1802 fue uno de sus vecinos más pudientes, allí construyó un muelle, un carenero, un almacén y un taller, terraplenó terrenos anegadizos y por la colina construyó su casa. Luego fundó la Compañía “Madan y Triscornia”, integrada por el carenero, una fábrica de pólvora, otra de clavos y varios almacenes. José Triscornia falleció en 1813, pero allí quedaron sus descendientes y el poblado continuó su desarrollo a principios del siglo XX.

El proyecto del Barrio “Redención”, en 1910 se debe al italiano Dino Pogolotti, quien asumió la construcción de las 1000 casas en La Habana con su propio capital y en terrenos de su propiedad. Fue el primer barrio obrero de Cuba y América Latina. Llevó a cabo importantes empresas, por ejemplo: junto a la calzada de Puentes Grandes construyó un tejar, una bodega que llamó “Cuba-Italia” y un teatro. Junto al paradero de tranvías de Marianao construyó un pequeño centro comercial y el café “Torino”. Emprendió la urbanización del reparto Larrazabal. Trazó el barrio industrial “Padre Zamora” y la urbanización de la finca de recreo “San Rafael en la carretera de Guanajay, entre otros trabajos que emprendió junto a sus hermanos. Regresó a Italia, donde falleció en 1923. Había llegado a Cuba a finales del siglo XIX.

Guerras de Independencia

No se puede hablar de los vínculos de Italia con Cuba en las guerras de independencia, sin mencionar la figura de Giuseppe Garibaldi, quien manifestó abiertamente su apoyo a la causa de los cubanos. Fernando Ortiz ha dicho que si bien no peleó en los campos de Cuba el espíritu de Garibaldi fue mambí. Una tarja rememora su estancia en La Habana. Hecho que se considera improbable para unos, para otros no, porque comentan que llegó de incógnito. Lo cierto que hasta el presente es tema de debate y estudios futuros que puedan desentrañar esta controversia.

Italia contribuyó con la causa independentista en lo político, social y financiero, también aportó combatientes que regaron con su sangre el suelo cubano, se considera el primero al siciliano Aquiles Avilés caído durante el asalto a Las Tunas. Por otra parte, el parlamento italiano fue el único del mundo que rindió un minuto de silencio por la caída de Antonio Maceo, en tributo de respeto y admiración.

Federico Falco fundó en 1896 el Comité Italiano Central por la Libertad de Cuba en su casa de Roma. En 1898 viajó a Cuba junto a 75 italianos voluntarios para brindar ayuda los mambises. Fue nombrado Comandante del Cuerpo Militar del Ejército de Liberación. Luego obtuvo la ciudadanía cubana y al finalizar la contienda representó a Cuba en las misiones diplomáticas. Con la familia Coyula que se estableció en Regla, se vinculó nuestro Apóstol José Martí, porque en su casa se conspiraba a favor de la independencia. Por Pedro Coyula, Martí fue invitado a pronunciar las palabras de inauguración en el Liceo de Regla en 1879. Miguel Coyula, fue comandante del Ejército Libertador y reconocido patriota del territorio.

Arquitectura y Urbanismo

En el trazado de nuestras fortificaciones con marcada influencia del Renacimiento italiano, donde participaron ingenieros militares y maestros de obras llegados desde esa nación. Fueron ellos: Bautista Antonelli, “el profesional de mayor reputación que ejerció en Cuba en el siglo XVI”. Estuvo al frente de la construcción del castillo del Morro, La Punta y las obras de la Zanja Real. Propuso cerrar la boca del puerto con una cadena de gruesos maderos unidos por peines de hierro, para impedir la entrada de embarcaciones enemigas. Los diez años que trabajó en Cuba se le reconocen como su “decenio de gloria”. Cristóbal de Rodas Antonelli, su sobrino, trabajó en las mismas obras como ayudante. A Cristóbal de Rodas se debe también el primer plano regulador de La Habana. Juan Bautista Antonelli, hijo de Bautista Antonelli, trabajó en la construcción del castillo del Morro de San Pedro de la Roca en Santiago de Cuba y en la construcción del fuerte de Santa Dorotea de la Luna de la Chorrera (1646) en La Habana, para proteger la desembocadura del río Almendares.

A mediados del siglo XIX arquitectos, pintores y escultores, contribuyeron al embellecimiento de los espacios públicos y edificios de gobierno.  Giuseppe Gaggini, a pesar de que nunca estuvo en Cuba y sus trabajos los realizó por encargo, dejó una importante obra: la fuente de Los Leones en la Plaza de San Francisco y la fuente de la India o de La Noble Habana, que nos identifica hasta nuestros días en un extremo del Paseo del Prado. Ambas modeladas en mármol blanco de Carrara. A Cucchini se debe la autoría de la estatua de Cristóbal Colón, que se encuentra en el patio del Palacio de los Capitanes Generales. Otras se realizaron por autores desconocidos y se trajeron desde Italia, como la fuente de Neptuno. Estas desempeñaron una doble función: ornamental y útil como abasto de agua. De Carlo Nicoli y Manfredi (1843-1915), el reconocido Monumento a Cervantes inaugurado en 1908 en parque que tomó este nombre. El Monumento a Máximo Gómez corresponde a la autoría de Aldo Gamba, inaugurado en 1935.

La necrópolis habanera Cristóbal Colón, atesora un sinnúmero de obras creadas por las manos de reconocidos artistas italianos, algunos han quedado en el anonimato, como la ejecución de la réplica de La Piedad de Miguel Ángel en el Panteón de don Miguel González de Mendoza. El Panteón de los Condes de la Mortera corresponde al escultor italiano Marco Gianninazi; El Panteón de María Josefa Pérez de Urría fue realizado por el escultor italiano Pietro de Costa en 1875; [1] El Panteón de los Emigrados Revolucionarios, fue construido por José Pennino; La escultura exenta de bronce fundido es obra de A. Vannetti; La Capilla Aspuru (1917) ejecutada por la Casa Marmolera “J. Casella”. La puerta, está firmada por el escultor Rafaello Romanelli en Florencia.

El Capitolio

Si un escultor italiano se destacó en la primera mitad del siglo XX, fue Angelo Zanelli, con sus monumentales esculturas realizadas para el Capitolio Nacional. Aunque en el edificio se destacaron muchos maestros de las bellas artes de Italia. Estas fueron: La República, considerada en su momento la primera más grande bajo techo; La Virtud Tutelar y el Trabajo, que flanquean la entrada principal del Capitolio, justo al final de la gran escalinata. [2]

La Avenida de Italia, antes Galiano

A principios del XX cuando se cambiaron los nombres antiguos de las calles por los de patriotas cubanos y de las naciones que apoyaron la lucha del pueblo cubano. Galiano se nombró Avenida de Italia.

En las artes

La pintura

Al artista italiano José Perovani se le reconoce en el altar mayor de la Catedral de La Habana, la pintura al fresco La Asunción; La cena con los doce Apóstoles y La potestad de la iglesia dada a San Pedro. El altar mayor, las esculturas y los trabajos de orfebrería estuvieron a cargo del italiano Bianchini y fueron ejecutadas en Roma en las primeras décadas del siglo XIX.

El Teatro

A pocos días de inaugurado el Coliseo de La Habana (1775) se efectuó por primera vez la presentación de una compañía de ópera italiana en la Isla, luego fueron incontables los artistas de esta nación que desfilaron por su escenario. Lo mismo sucedió en el Teatro Tacón, donde se presentó la Adelina Patti, considerada la primera soprano durante muchos años. De las presentaciones de Marietta Gazzaniga se ha dicho: que después se sus actuaciones “el lujoso teatro Tacón quedaba bastante mal parado, por el aluvión de flores lanzadas a los pies de la actriz”. [3]

El teatro Nacional se inauguró (1915) con un elenco operístico considerado de lujo, para la ocasión: Lucrecia Bori, Juanita Capella; Guido Ciccolini y Giuseppe di Luca entre otros; entre los directores de orquesta se destacó Arturo Bovi quien se quedó a vivir en La Habana, donde fundó un conservatorio de música junto a su esposa.

En 1920 llegó Enrico Caruso a la capital cubana. Algunos afirman que se hospedó en el hotel Sevilla. Eleonora Duse, la diva de las tablas europeas actuó en La Habana en 1924. Inauguró su temporada en el teatro Nacional del Prado, presentando la obra La puerta cerrada del dramaturgo italiano Marco Praga.

La impronta en Cuba de prestigiosos italianos

Meucci vino a Cuba contratado como mecánico para el teatro de Tacón en compañía de su mujer, Ester Mochi, encargada del vestuario. En el propio teatro, perfeccionó el teléfono acústico y en nuestra isla realizó sus primeros experimentos sobre la más importante invención de su vida; además de otras, como el filtro purificador de agua; un aparato para purificar el guarapo de caña de los ingenios; un nuevo método para podar los árboles de naranja y limón con mayor rendimiento; también diseñó e introdujo las molduras de yeso que se colocaban en los cielos rasos de los edificios de la ciudad. En la década del 50´ los esposos emigraron a los Estados Unidos. Aunque parezca increíble, fue en el año 2002 cuando se reconoció a Antonio Meucci como el verdadero inventor del teléfono. [4]

En la botánica y otras ramas del saber durante el siglo XX, entre los italianos que brindaron su aporte al desarrollo de nuestra agricultura se encuentran: Ernesto Mosé Simonello, el primer microbiólogo agrícola dedicado a la sanidad vegetal en nuestro país (1920); el Dr. Mario Calvino quien trabajó para lograr nuevas variedades de nuestros principales cultivos, introdujo plantas forrajeras para incrementar el ganado y además luchó por elevar el nivel de vida del campesinado. Junto a Calvino trabajaron otros italianos y su esposa Eva, que gracias a su presencia y labor, se iniciaron en nuestro país las actividades de la mujer en la rama científica de la agricultura. Gustavo Pitaluga destacó en la medicina, la historia y el humanismo.  En 1937 ofreció conferencias sobre el estudio de la sangre. En 1942 se radicó en nuestra isla donde redactó importantes textos. Fue amante incansable de la cultura en todas sus manifestaciones. Estudió la proyección de la mujer en la historia y escribió el que se considera su mejor libro producido en Cuba: Grandeza y servidumbre de la mujer, que lo acreditó como historiador, ensayista y filósofo. Falleció en La Habana en 1956.

República

Asociaciones y personalidades

Las relaciones entre ambos países se gestaron desde inicios de la República (1902). Pero se vieron interrumpidas en los años de la II Guerra Mundial En consonancia con el momento histórico que vivían los italianos radicados en la isla, crearon asociaciones con el objetivo de aunar los sentimientos de solidaridad y ayuda mutua, para el triunfo de los ideales democráticos y la futura liberación de Italia.

En 1942 se creó la Asociación Italiana Antifascista, para reunir a los italianos antifascistas residentes en nuestra isla y desarrollar lazos de solidaridad entre las naciones del mundo, interactuando con asociaciones similares que estuvieran radicadas en nuestra isla o en el extranjero. Se llamó después Asociación Ítalo-Cubana Antifascista y en 1945 Asociación Democrática Ítalo-Cubana “Giusseppe Garibaldi” por haber dejado de existir el problema bélico. Su objetivo fue reunir a los italianos amantes de la democracia residentes en la isla y a los cubanos que simpatizaban con la lucha del pueblo italiano.

Un personaje controvertido

Orestes Ferrara Marino (1876-1972), quien se destacó en vida política y social de nuestro país y su trayectoria se considera controvertida. Participó en las luchas por la independencia de nuestra nación y fue ascendido en varias ocasiones. Participó en la batalla de Las Tunas junto a Calixto García, más tarde se unió a las tropas de Máximo Gómez. Durante la República tomó parte activa en la vida política de la nación y desempeñó importantes cargos. Se convirtió en fiel colaborador de Machado primero y de Batista después. En 1928 hizo construir la vivienda donde habitaría hasta su salida definitiva de Cuba, a la que dio el nombre de “La Dolce Dimora”.  Las obras estuvieron en manos de los reconocidos arquitectos Govantes y Cabarrocas. La mansión se levantó a pocos pasos de la Universidad, mostrando en su apariencia marcada influencia de los palacios del renacimiento florentino. Luego del triunfo de la revolución, cesaron todos sus cargos por lo que decidió radicarse en su país. Murió en Roma con avanzada edad el 16 de febrero de 1972.

Las Escuelas de Arte

Proyecto que se encargó al arquitecto Ricardo Porro en la década del 60´. Para llevarlo a efecto llamó a dos arquitectos italianos: Roberto Gottardi y Vittorio Garatti. Este proyecto marcó una pauta en la arquitectura cubana de la segunda mitad del siglo XX por su contenido formal. El mismo quedó inconcluso algunos años después de comenzadas las obras, sin embargo, marcó la vida de estos profesionales en sus estrechos vínculos con nuestra nación. Roberto Gottardi Folín llegó a Cuba en 1960, recién comenzada la Revolución cubana y comenzó de inmediato a desarrollar su obra constructiva. A su autoría se debe el diseño de la Escuela de Artes Escénicas (1961-1965) dentro del conjunto de las escuelas de artes. Gottardi se adentró con brazos solidarios y mucha iniciativa en la actividad constructiva que se llevó a cabo en nuestro país durante los años 60´ y 70´. En el año 2016 se le entregó el Premio Nacional de Arquitectura en merecido reconocimiento a su desempeño en nuestro país. A la autoría de Vittorio Garatti se debió el diseño de la Escuela de Ballet y la Escuela de Música (inconclusa), caracterizada por el empleo de la bóveda catalana y la cerámica, en magnífica composición con el entorno natural, en la que se han destacado la presencia de rasgos eróticos y sensuales. Se marchó de la isla en 1974, pero siempre ha regresado manteniendo estrecho vínculo con nuestro país. Desarrolla en el presente siglo el proyecto El Anillo del Caribe para conectar a los países insulares y caribeños por vía marítima y del ferrocarril.

De tal forma, la huella de Italia en nuestra isla ha estado presente al largo de los siglos, desde el mismo momento de la conquista, hasta nuestros días, en todas las ramas del saber.

 

Notas

* Conferencia presentada en el I Coloquio Presencias europeas en Cuba, 2017, del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo.

[1] Luego de la construcción del cementerio de Espada (1806) las casas marmoleras comenzaron a trabajar el arte funerario, produciendo primeramente las lápidas para cerrar los nichos. Eran piezas seriadas, donde aparecía el nombre del taller y la dirección donde se confeccionaban. Con la apertura del cementerio de Colón (1876) los talleres extendieron sus trabajos a la escultura. Entre las principales casas marmoleras se destacan: Biasca, La Italia, y Triscornia.

[2] Giuseppe Mastellari realizó varios los frisos que decoran los hemiciclos de la Cámara de Representantes y del Senado, inspirado en leyendas y motivos grecorromanos. Otros en bronce y mármol se deben a la autoría del maestro Vittorio Remuzzi.

[3] “Un comerciante avispado se apresuró a elaborar un pan especial llamado “de Gazzaniga”, que pronto se castellanizó como gaceñiga, término identificativo de un sabroso panqué, por mucho tiempo comercializado en el país, que adquirió carta de ciudadanía en el vocabulario popular cubano.” Depestre Catony, Leonardo. Cien mujeres célebres en La Habana. Ed. José Martí. La Habana. 2014. P. 20.

[4] Por resolución emitida en el Boletín Oficial de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, honrando la vida y creación de Meucci, en lugar de Alexander Graham Bell, reconociendo la autoría de su invención.

Zenaida Iglesias Sánchez: Máster en Rehabilitación del Patrimonio Cultural y Licenciada en Historia por la Universidad de La Habana. Desde 1987 trabaja en la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana y se encuentra al frente del grupo de investigación histórica de la empresa RESTAURA desde la década del 90. Es Miembro del Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio; de la Cátedra Gonzalo de Cárdenas de Arquitectura Vernácula y de la Comisión Provincial de Monumentos. Ha desarrollado múltiples temas de investigación relacionados con el patrimonio y el urbanismo.