Septiembre 29, 2022
Entre comienzos del siglo XVI y mediados del XIX más de doce millones de africanos habrían sido trasladados al otro lado del Atlántico en los barcos negreros. El comercio de esclavos y su introducción en la agricultura suplió la mano de obra aborigen que rápidamente fue diezmando. Se ha estimado que, durante el siglo XVIII, a la América española fueron llevados 578.600 africanos, es decir, entre el 9 y el 10% de la transferencia total al Nuevo Mundo.
En los comienzos del reinado de Carlos IV, el comercio se liberalizaría, lo que en el caso concreto de Cuba significó un incremento cuantitativo espectacular de la importación de esclavos, coincidente con el boom azucarero de finales del XVIII. En nuestra isla, con relación a la trata, se ha repetido que hay un antes y un después de la ocupación inglesa de La Habana. Con anterioridad a 1762 el número de esclavos introducido sería relativamente poco importante y, desde esa fecha, hasta la abolición en 1886, la cifra superaría el millón de africanos.
Uno de los documentos que atestigua carácter mercantil con el cual fueron introducidas las múltiples etnias subyugadas en el continente fue la Real Cedula de 28 de febrero de 1789. La misma establecía la compraventa libre de negros a América, para generar riquezas. En dicha Cédula, por influencia de Arango y Parreño, prevalece una mirada patriarcal pues la mujer deja de ser vista como una generadora de mano de obra. Las bonanzas que ofrecían las esclavas se truncaban desde que estas salían embarazadas hasta que la criatura llegara a la edad de producir y ser rentable.
Los acuerdos firmados por los reyes de España, Portugal, Francia y Gran Bretaña posibilitaron la creación de un cúmulo de sociedades mixtas encargadas de transportar esclavos a las indias occidentales. En este comercio intervenía el capital privado con la participación del estado. La presencia de instituciones de alto rango envueltas en el negocio le confirió a la trata una dimensión internacional y, sobre todo, instauró diversos protocolos y acuerdos con el fin de establecer un mercado seguro.
Los esclavos nunca permanecieron indiferentes ante los tormentos y la explotación que sufrían en las plantaciones, a esto también se sumaba las condiciones inhumanas en las que vivían y los castigos a los que eran sometidos. Una de las manifestaciones de rebeldía exteriorizadas por estos negros fue el cimarronaje. Constantes fueron las huidas hacia los montes intrincados donde creaban los palenques y continuaban con sus modos de vida. También encabezaron movimientos antiesclavistas que, aunque fueron sofocados, constituyeron un ejemplo de rebeldía, que inspiraron posteriores gestas.
En julio de 1886 las Cortes españolas autorizaron la eliminación de la esclavitud y de la mercantilización de esclavos con el fin de normalizar la condición de los trabajadores y la regulación de los salarios. La Junta de Agricultura, Industria y Comercio, el Círculo de Hacendados y la Sociedad Económica de Amigos del País apoyaron la medida, que se hizo efectiva ese año, y que constituyó la abolición efectiva de la esclavitud.
El mercado laboral fue un fenómeno novedoso que quedaba abierto. Los hacendados debían pagar la mano de obra de sus anteriores esclavos, pero eso se realizó, al menos en los primeros años, en condiciones de una explotación parecida a la esclavitud. Los centrales azucareros que quedaban alejados de las grandes ciudades no estaban controlados, de ahí que estos negros seguían trabajando por salarios miserables y a veces sin recibir el pago.
En la cultura popular cubana este componente étnico dejó marcadas huellas. Un ejemplo de ello lo constituyen las genuinas expresiones musicales y danzarías cubanas como la rumba y las distintas sociedades de Tumbas Francesas (declaradas por la Unesco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad). Las prácticas religiosas como la Regla Ocha, la Regla Conga y las Sociedades Abacuá son aportes legados por los africanos. El arroz congrí, plato típico y representativo de Cuba también es de gran influencia africana.
Muchos han sido los legados de esta etnia vilmente oprimida y traída a la fuerza a los diferentes territorios de América. A todos estos africanos sirva de memorándum otro aniversario de la abolición trata internacional de negros esclavos.