Hombres y mujeres europeos de las artes y las letras que se asentaron temporal o permanentemente en Cuba, donde vivieron y crearon; que investigaron y descubrieron o fueron promotores del saber en el ámbito científico; que construyeron fortunas y dejaron legados que hoy son patrimonio de la nación. Escritores, pensadores, músicos, pintores, pedagogos, comerciantes e, incluso, protagonistas de historias que rozan el mito, como dos mujeres que nutrieron el aura casi mágica de una oriental y aislada villa: Magdalena Rovenskaya, “la rusa de Baracoa”, y Enriqueta Faver, que allí fue médico, y pasó temporalmente por caballero.
Parte de la enorme y diversa huella del Viejo Continente en la Isla ocupó entre los días 14 y 16 de febrero de 2018 las sesiones del II Coloquio Presencias Europeas en Cuba, que se desarrolló en el antiguo Palacio del Segundo Cabo, sede del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa.
Patio del Palacio del Segundo Cabo
Para Yainet Rodríguez, coordinadora del coloquio, este “nos permitió dialogar sobre esa gran influencia europea en la cultura cubana y también ese gran aporte, ese gran cambio en mentalidad, en pensamiento de cada uno de estos investigadores en Cuba y de cuánto Cuba, a través de estas personas, aportó al resto del mundo”.
“En la conferencia magistral que abrió el programa, el doctor Eusebio Leal decía que la historia está llena de incertidumbres y contrariedades, y que es necesario retomarlas nuevamente una y otra vez para despertar nuevas miradas. Pienso que ese debe ser un intento por siglos, parte de nuestra deuda como seres humanos y como intelectuales, como institución, y de las personas que coinciden con nuestro tiempo. Es fundamental promover eventos como este, que tengan esta naturaleza y proyección”, dijo la especialista del Centro, historiadora del arte.
Dr. Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana
Msc. Onedys Calvo Noya, directora del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa
“Hemos dedicado de manera temática este coloquio a las personalidades europeas en Cuba –explicó– porque con ello quisimos levantar las historias de algunas de ellas que tal vez han sido un tanto soslayadas: su papel, su trascendencia dentro de la historia del país, sus aportes a la cultura nacional y también (igualmente significativos) los locales, esa pequeña obra que deja también una huella indeleble en las identidades de cada región”, dijo.
Especialista principal del centro, Yainet Rodríguez Rodríguez
Además –añadió–, porque en muchos casos, “aunque son muy conocidas, ha pasado algo muy particular, y es que la mayoría de los investigadores cuando se van a referir a estas personas simplemente se van citando unos a otros. Pero a la luz del nuevo siglo, merecen que se refresquen las miradas, nuevos datos también aportadores sobre la obra que realizaron en nuestro país”.
Insumisa, historia de una mujer real
Hija de un alto militar zarista fusilado por los revolucionarios rusos, aplatanada en una remota villa de la Cuba revolucionaria luego de un largo peregrinaje que comenzó en San Petersburgo, Magdalena Rovenskaya quedó para la historia como “la rusa de Baracoa” y siguió su novelesco viaje en La consagración de la primavera, de Alejo Carpentier.
Como Rovenskaya, y también llegada desde Europa a la pequeña villa entre montañas y mar, Enriqueta Faver vivió una vida fuera de lo común, por delante de su época, y ha llegado a la filmografía del prestigioso cineasta Fernando Pérez (Clandestinos, Hello, Hemingway, Madagascar, La vida es silbar, Suite Habana, El ojo del canario, La pared de las palabras, Últimos días en La Habana).
El director de cine y guionista Fernando Pérez en su ponencia sobre Enriqueta Faver.
El director relató que Insumisa narra la historia de Faver, “un personaje real de nacionalidad suiza, una mujer que a principios del siglo xix llegó a Baracoa, pero vestida de hombre. Fue una joven que desde muy temprana edad aspiraba a ser médico en una época en que estaba prohibido para la mujer no solamente ser médico sino ejercer otras profesiones y ni siquiera estudiar. Ella sí logró hacerlo en La Sorbona, se graduó de cirujano y como Enrique Faver llegó a Baracoa, esa parte de nuestra isla llena de tantas energías y donde han ocurrido tantos hechos históricos, y que seguirán ocurriendo porque en Baracoa algo hay.
“Allí se establece, crea su consultorio, participa de la sociedad, incluso se enamora de una joven humilde que cura de tuberculosis y se casa con ella; por supuesto, al descubrirse más tarde que era una mujer –era una blasfemia haberse casado por la Iglesia– la enjuician, la condenan y termina deportada a Nueva Orleans, allí es donde se tiene conocimiento del final de su vida”.
Fernando Pérez habla sobre el personaje de su más reciente producción cinematográfica.
Pérez aclaró que se inspiró en la historia “no para contarla anecdóticamente, sino para tratar de expresar y revelar el significado de una mujer que se adelantó a su tiempo porque fue una transgresora no solo del género sino de las ideas retrogradas que impiden el avance de la sociedad. Una mujer que al adelantarse a su época puede tener una significación contemporánea en la idea de la defensa del derecho inalienable de todo ser humano, no importa que sea hombre o mujer, a ejercer su individualidad”.
La película se terminará en abril, “ahora estamos en el desarrollo de la banda sonora. Se trata de una codirección con Laura Hunter, una joven suiza que está establecida en Cuba. Esta es la primera coproducción suizo cubana, y queremos que sea una película polémica como lo fue Enriqueta, como lo son las ideas, como debe ser la dinámica del pensamiento y el desempeño de la obra de arte. Ese es el tipo de cine que nos interesa hacer”.
Para Alejandro Hartmann, historiador de Baracoa, también presente en el coloquio, Enriqueta es “un personaje cotidiano que ha pasado de generación en generación y todavía se escucha el eco de ese imaginario popular, de esa leyenda que fue ella, algunos con interpretaciones prejuiciosas, otros no, pero ahí está, viva, en lo cotidiano de la tradición, porque Baracoa tiene mucha tradición oral, porque Baracoa, como dice Fernando, tiene algo mágico”.
Dr. Alejandro Hartmann
La ponencia de Hartmann abordó un personaje del siglo xx, Magdalena Rovenskaya, que “siendo hija de un aristócrata ruso fusilado por la revolución bolchevique llega a Baracoa con su esposo, el judío ruso Albert Menassés, y allí se establecen con negocios y se hacen parte de la vida de los baracoenses. ‘Mima’ le decíamos cariñosamente y todavía le dice la gente, porque ella no ha muerto. Tuvo gestos increíbles. Se recuerda la visita de Errol Flyn a su hotel, que se inaugura en 1952; Nicolás Guillén va a conocerla, le escribe una poesía que tiene su hijo adoptivo René Frómeta. A su hotel llegó el Ejército Rebelde el 27 de diciembre de 1958, allí estuvieron un mes, todo el Estado Mayor; dio todas las joyas, dio todo el dinero, entregó su hotel y fue la primera cederista, fundó la Cruz Roja, fue la primera miliciana”.
Hartmann nos trajo al II Coloquio su investigación sobre una personalidad del patrimonio inmaterial baracoense.
”Murió en el 78 siendo una mujer que amaba a Baracoa, a Cuba y a esta sociedad nuestra, bella, con sus defectos y virtudes. Fue una peregrinación popular el sentimiento de dolor por su muerte, todo el pueblo la acompañó hasta el cementerio y hoy niños y jóvenes repiten su nombre, repiten esa historia que tuvo ella en Baracoa. Por eso se llama ‘la rusa de Baracoa’, nos pertenece, es orgullo nuestro”.
Un hombre y una ciudad en el centro de Cuba
En la segunda mitad del xix se avecinó en Cienfuegos –ciudad fundada en 1819 por un grupo en que eran casi absoluta mayoría los franceses– un emigrante de origen asturiano llamado Acisclo del Valle Blanco, que fue prosperando como comerciante polivalente, se hizo de una fortuna considerable a través de estrategias matrimoniales y empresariales, y dejó un legado para el desarrollo socioeconómico de la ciudad en empresas de industrias menores, azúcar, comercio de importación y exportación, consignación de buques, fábricas de cigarros. En las finanzas fue el primer presidente de una de las compañías aseguradoras más importantes que tuvo Cienfuegos hasta 1958.
Al intervenir en el II Coloquio Presencias Europeas en Cuba, Alejandro García Rodríguez, profesor del Centro de Investigaciones socioculturales de la Universidad de Cienfuegos, afirmó que “toda esa labor económica propició que hiciera una fortuna considerable, que se revirtió en el desarrollo tecnológico, el urbanismo y la arquitectura cienfueguera. Legó un edificio doméstico que se ha convertido en símbolo de Cienfuegos, el Palacio de Valle, declarado monumento local en 1986, y en 2005 junto al Centro Histórico de la ciudad y la zona de La Punta Patrimonio de la Humanidad por la Unesco”.
Alejandro García Rodríguez, profesor del Centro de Investigaciones socioculturales de la Universidad de Cienfuegos
En cuanto a edificios sociales –continuó García–, Del Valle aportó de su capital personal cifras considerables que oscilaban entre los 5000 y 10 000 pesos para la construcción del Liceo de Cienfuegos, el sanatorio de la colonia española, el Cienfuegos Yacht Club, cuyos edificios son exponentes del patrimonio arquitectónico de la ciudad. “En el campo de la arquitectura industrial dejó edificios como el de la fábrica de cigarros y de tabaco La Villareña, que todavía está en pie y sigue funcionando como tal; fábricas de ron, de refrescos; centrales azucareros. Si bien hizo la mayoría de las cosas en beneficio personal, su huella quedó para la posteridad en estas edificaciones”.
Fernando de los Ríos: Martí o la filosofía del porvenir
Es el título de la ponencia presentada por Alicia Conde Rodríguez, investigadora del Instituto de Historia de Cuba y profesora de la Universidad de La Habana, quien señaló que Martí se convierte en un pretexto para hablar de las propuestas que Fernando de los Ríos hizo para Cuba al venir desde España obligado por el fascismo, por el contexto político y social en su país.
Alicia Conde Rodríguez, investigadora del Instituto de Historia de Cuba y profesora de la Universidad de La Habana.
“Fernando de los Ríos contribuyó muchísimo en nuestro país a través de una institución fundada en 1926 por Fernando Ortiz y lo mejor de la intelectualidad cubana en ese momento, la Institución Hispanocubana de Cultura. Ahí Fernando Ortiz tuvo el propósito esencial de contribuir a que Cuba se mundializara, se pusiera en contacto con todo lo que se estaba produciendo en el campo de la cultura en ese momento en el mundo; por eso es que le llamó hispanocubana de cultura y no de cultura hispanocubana, para que no encerrara en la cultura española sino que se abriera a todas las culturas posibles”, señaló.
“Como decía don Fernando Ortiz, era una institución no de exhibiciones sino de enseñanzas, era un estudio permanente de todas las contribuciones posibles que nos hicieran a nosotros como pueblo, para que hubiera un ascenso cultural del pueblo cubano. Y Fernando de los Ríos hizo un aporte muy importante”, continuó.
“Las propuestas de Martí del amor hacia la cubanidad, hacia la patria, todo lo que pensó y soñó como humanidad para Cuba lo recepcionó Fernando de los Ríos. Lo impresionó el nivel espiritual y de pensamiento que tenían las propuestas de Martí para Cuba. El pensamiento martiano le sirvió para todo lo que venía elaborando desde el propio contexto español: cómo debía ser un parlamento, cómo debían ser las relaciones de los gobernantes y los gobernados, cómo debía ser una sociedad que se encaminara hacia el socialismo (una sociedad socialista, decía él, no podía estar ajena al humanismo).
“En Cuba se sorprendió con Martí, pero el humanismo le venía ya desde la Institución de Libre Enseñanza donde en la propia España él se había formado. Esa formación humanista que él tuvo la pudo compartir con lo que se encontró aquí en el pensamiento de Martí. Y es por eso que al encontrarse este escenario tan propicio con la intelectualidad cubana, él ofrece todas esas ideas en un contexto internacional bien fuerte, porque ya en Europa se gestaba el fascismo.
“Por eso en los años de la Guerra Civil Española viene acá. Después llegan los años de la Segunda Guerra Mundial. Y en Cuba se encuentra con la dictadura machadista, nuestra República se coronó con dos dictaduras: la de Machado y la de Batista. La intelectualidad cubana de avanzada, progresista, nacionalista y patriótica, tuvo con Fernando de los Ríos una identificación plena; por eso es que le tituló ‘la filosofía del porvenir’, porque para Cuba solo es posible un verdadero porvenir colectivo, que sea de país, el proyecto de país tiene que ser pensado de esa manera, con una concepción emancipadora, con una concepción liberadora, del hombre y de la sociedad”.
La emigración cántabra
“Creo que los estudios sobre los cántabros en Cuba han sido invisibilizados, y este coloquio ofrece la posibilidad de enmendar esto no solamente a los camagüeyanos, sino a los de toda la Isla”, afirmó Bárbara Oliva García, de la Oficina del Historiador de Camagüey, quien presentó en el coloquio la ponencia “Aproximación a la vida y al quehacer de Gerardo Sebrango Pardo en Camagüey”.
Gerardo Sebrango Pardo, ponencia de la Msc. Bárbara Oliva García
Según la especialista, la cántabra “es una emigración importante sobre todo en nuestra región por los oficios que desempeñó: la agricultura y el comercio. He traído la historia de un cántabro que llegó a nuestras tierras no tan joven, pudo desempeñar varias acciones comerciales y se convirtió en propietario de una institución hotelera que fue una de las más importantes de la ciudad. Participó en la vida social y cultural de Camagüey entre los años 1930 y 1950, y tuvo una acción bastante importante sobre todo desde el punto de vista de una institución que los agrupaba, en el caso de la colonia española camagüeyana”.
Sandú Darié y Francisco Prat Puig, pioneros.
“Yo no diría que está olvidado, pero si desplazado de los intereses investigativos, de las publicaciones, y paradójicamente fuera de Cuba su trabajo se revaloriza cada vez más, su trabajo se vende y se expone mucho ahora mismo fuera del país”, dijo el historiador del arte y artista visual Yonlay Cabrera sobre Sandú Darié (Rumanía, 1906-La Habana, 1991), uno de los artistas más importantes en la Isla desde la década de 1950.
La obra de Sandú Darié fue tomada como inspiración para la identidad e imagen de este II Coloquio de Presencias Europeas en Cuba.
Darié “introdujo en Cuba toda una sensibilidad por la abstracción geométrica y a la misma vez a nivel conceptual promovió pensar el arte no solamente como un acceso a una nueva realidad sino como una realidad en sí misma. Era extremadamente raro en Cuba en su momento, y muchas de las aristas que él abrió hicieron famosos a muchos artistas en todo el mundo, pero él lo había hecho ya con mucha anterioridad”.
Cabrera recordó que Darié dejó obras como el Árbol rojo (1981), a la entrada del palacio de pioneros en el Parque Lenin, el mural escultural El día y La noche (1982), que se encuentra en el lobby del hospital Hermanos Ameijeiras, y Cosmorama. Poema espacial no 1 (1964), que muchos consideran el primer video arte. “Es una figura que todavía tiene mucho que decir y hay que revisitar nuevamente todo eso que él dejó abierto”.
Por su parte, al abordar la figura de Francisco Prat Puig, a propósito de la exposición Con la ciencia, la luz: Francisco Prat Puig, inaugurada en el contexto del II Coloquio, la Dra. Lilia Martín estimó que el maestro “fue un pionero. Vio cosas que hasta ese momento otros no habían visto. El libro El prebarroco en Cuba, una escuela de arquitectura morisca es un bloque contundente que abrió un camino a todo el que venía detrás en cuanto a una forma de ver la arquitectura cubana que hasta ese momento no había sido”.
Exposición Con la ciencia, la luz: Francisco Prat Puig, en el Palacio del Segundo Cabo
En su opinión, Prat Puig “era un pedagogo sin haber estudiado pedagogía, un especialista integral en arte sin ser formado en una escuela de arte. Él era abogado de formación; era catalán, no nació en Barcelona sino en una ciudad pequeña. Ya había dejado una obra en La Habana, participó en el patronato de la restauración de la iglesia de Santa María del Rosario, en la restauración del Castillo de la Fuerza, tenía una vasta cultura en restauración, restauraba pinturas que fue adquiriendo a lo largo de su vida y que compró a veces por muy bajo precio”.
“Él creó una pauta en cuanto a la museografía en Cuba y la concepción de llevar al espectador las colecciones del mueble cubano. Después de él, la mayoría de los museos en Cuba tienen esa ambientación de que debe haber una sala, debe haber un comedor, debe haber un juego de cuarto, de modo que usted se imagine cómo era una casa cubana sobre todo en el siglo XIX, porque nos quedan muy pocos muebles del siglo XVIII en general, y eso él lo vio muy tempranamente, algo que muy pocas personas han reconocido”, afirmó Martín.
Dra. Lilia Martín Brito
“Otro valor es que desde muy temprano nos enseñó a ver cómo el mueble en cada época iba siguiendo el estilo de su momento, y eso se reflejaba también en las ventanas y en las puertas de las casas, de manera que si los muebles en el museo eran del siglo XVIII, él colocaba una puerta que fuera de ese mismo siglo. Fue el primero en ver la conjunción arquitectónica en cuanto a madera y lo que es el mueble. Estudió lo que en aquel momento él llamaba los alfarjes y después él mismo corrigió el concepto. Era un hombre muy flexible, un hombre brillante. Es muy reconocido en la Universidad de Oriente; en Santiago de Cuba, en La Habana, en el mundo intelectual que trabaja el patrimonio, no hay una persona que no lo reconozca, lo haya citado alguna vez, lo haya tenido que estudiar.
Francisco Prat Puig (Pobla de Lillet, Barcelona, España, 1906- Santiago de Cuba, Cuba, 1997)
”Todavía no hay un estudio completo que se haya publicado sobre la obra de Prat, que sería muy importante sobre todo para aquellos que trabajamos el mundo del patrimonio tangible y el mundo del arte, porque fue un hombre muy conocedor y un hombre muy culto, pero –si vamos a hablar de la parte espiritual muy apasionada, muy entregada–, que no se guardaba nada para sí, que en sus clases se entregaba por completo.
”En su momento impartió siete asignaturas a la misma vez, incluidas Museología y Museografía. Cuando en Cuba no se hablaba de ellas, ya Prat en Santiago de Cuba daba esas asignaturas, era un conocedor de esas materias y eso le permitió montar los museos que montó. A él le tocó hacer los discursos museográficos y museológicos de la colección del conde de Lagunillas, anterior a la Revolución, en la República y recuerdo que él nos decía que esa colección, por deseo expreso del conde de Lagunillas, que la dejó en depósito en Bellas Artes, era inamovible, tenía que mantenerse con el montaje que él hizo. Han pasado los años, Bellas Artes ha crecido, tiene un montaje diferente, que pienso que tiene que ser tan valioso como el que tuvo, pero duró años con el montaje que preparó el maestro Prat”.
Opiniones al cierre del II Coloquio Presencias Europeas en Cuba:
Yainet Rodríguez, coordinadora del Coloquio:
“En verdad ha sido un programa bien nutrido, hemos tenido una concurrencia numerosa. Siempre dijimos –y no son meras palabras–, que el Centro surgió como un espacio desde y para el pensamiento, y decididamente así ha sido: ha sido un foro de pensamiento, de convergencia, un espacio para visibilizar todas aquellas investigaciones que se están realizando sobre esas presencias europeas en Cuba, para nuclear a los investigadores que así lo hacen, no solamente de la capital cubana sino de las diferentes provincias del país. Que sea el palacio ese espacio de confluencia, de convergencia de conocimientos, para de esa manera privilegiar una mirada hacia el mundo de las ideas, porque cada una de esas investigaciones contribuye a conocer un poco más de nuestra identidad nacional y de nuestra cultura”.
Msc. Yainet Rodríguez Rodríguez
“Uno de los saldos positivos es que hemos hecho contacto con investigadores de todo el país. Es un coloquio hasta este momento nacional y no solo hemos tenido esa presencia de La Habana sino que también hemos tenido la oportunidad de prácticamente recorrer todo el país con presentaciones bien enfocadas en los intereses particulares de cada uno de estos investigadores. Me refiero a Mayabeque, Artemisa, Matanzas, Pinar del Río, Sancti Spíritus, Trinidad, Camagüey, Cienfuegos, Holguín, Guantánamo, Baracoa y Santiago de Cuba; las alianzas con los institutos, es decir, el Instituto de Historia, la Academia de la Historia, las bibliotecas locales, las oficinas de los conservadores e historiadores del país, que también ha sido fundamental, la red de ciudades patrimoniales… Podemos nutrirnos de experiencias mutuas, también en el ámbito de la investigación”.
Directora y especialista principal del Palacio del Segundo Cabo, respectivamente.
“La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, desde su surgimiento, ha sido un espacio fecundo para las ideas, y el Centro no ha sido menos. El II Coloquio ha estado muy en la línea de fomentar el conocimiento, el intercambio, y de convertirnos en un espacio que reúna a investigadores y que a su vez despierte una nueva mirada”.
“Agradecemos a la cooperación internacional, que no solamente ha financiado el proyecto museológico del Palacio del Segundo Cabo, sino también este evento científico, que ha tenido lugar aquí gracias a los fondos de la Unión Europea y del Ayuntamiento de Barcelona, la Fundación Tecnalia, el Ayuntamiento del País Vasco, la embajada de los Países Bajos en Cuba, empresas holandesas, la Fundación Cubans Culturals”.
Alejandro García Rodríguez, profesor del Centro de Investigaciones socioculturales de la Universidad de Cienfuegos:
“Me ha gustado mucho el evento por la organización que tiene, por crear un espacio para que intercambien especialistas de todo el país sus experiencias, sus trabajos, saberes. A mí me satisfizo poder brindar información a personas que han trabajado personalidades que tienen cierto vínculo con mi ciudad, que es Cienfuegos. Ese intercambio a nivel nacional es importante. Escasean los eventos que traten las presencias europeas y los fenómenos migratorios, que es lo que en mi caso personal trabajo. Otra cosa que me satisface de este taller es el trabajo, que no es un trabajo por comisiones en que se dispersan los especialistas; aquí es sesión plenaria y todos escuchan lo de todos, se intercambia”.