Agosto 14, 2019
En la mañana de hoy, miércoles 14 de agosto, tuvo lugar el último de los andares virtuales sobre las presencias europeas en La Habana, como parte de la programación de verano del Palacio del Segundo Cabo en el marco del proyecto Rutas y Andares para descubrir en familia. Cuba e Irlanda: dos islas en un mismo mar de lucha, fue el tema de esta ocasión.
Irlanda, conocida como la Verde Erín por el color predominante de su geografía, es una tierra de historia y cultura milenarias, de druidas, hadas, elfos y leprechaums; de dioses celtas y guerreros vikingos. Es tan fuerte el arraigo de su pasado celta que es el único país del mundo que contiene un instrumento musical, el arpa, en su escudo nacional.
Pero, ¿qué puntos de contacto tienen Irlanda y Cuba? ¿Qué pasado comparten en común? Son algunas de las interrogantes que se responden en el material audiovisual, mediante las entrevistas y el diálogo con especialistas. La presencia de irlandeses en Cuba más notable es de oficiales de alto rango, religiosos, hombres de negocios o administradores del Imperio Español. De los capitanes generales que gobiernan la Isla durante el periodo colonial, cuatro son de ascendencia irlandesa: Nicolás de Mahy (1821-1822); Sebastián Kindelán O´Regan (1822-1823); Leopoldo O´Donnell (1843-1848); Luis Prendergast (1881-1883).
Entre los muchos aspectos que refiere el documental, especial atención merece la participación de mano de obra irlandesa en la construcción del ferrocarril en Cuba, en el tramo Habana-Bejucal. La contratación de los irlandeses fue un experimento de mano de obra “libre”, pero las condiciones propuestas eran similares a la esclavitud. Los irlandeses resistieron el régimen coercitivo y se enfrentaron a las autoridades. Muchos de los hijos de Erín que fueron contratados no sobrevivieron. Son numerosas sus tumbas sin nombre a lo largo de la vía de hierro.
Muchas son las familias irlandesas en La Habana. Una de las más representativas es el clan de los O´Farrill. A través de prestigiosos puestos militares, títulos nobiliarios y matrimonios favorables, la dinastía O’Farrill consiguió riqueza y posición, lo que la convirtió en una de las familias más poderosas e influyentes en el corazón de la aristocracia española-cubana. Uno de los más majestuosos palacios de la Habana colonial, lo fue la residencia de José Ricardo O´ Farrill (1816-1882), en la esquina de Cuba y Chacón, el cual actualmente es un hotel.
Asimismo, la calle O´Reilly lleva el nombre del Mariscal Alejandro O´Reilly, quien participó en el fortalecimiento de las instalaciones de defensa de la Isla y en la planeación de la construcción del complejo Morro Cabaña a la entrada del puerto de La Habana.
Varias fueron las personalidades cubanas que, aun cuando no eran descendientes de irlandeses, se vincularon con esta nación. El padre Félix Varela, hizo una importante labor a favor de las comunidades irlandesas durante su destierro en Nueva York. También destacó Rafael María de Mendive con las tertulias literarias que cada semana celebraba en su casa, donde se leyeron sus traducciones de las Melodías irlandesas del poeta nacionalista irlandés Thomas Moore, que le dieron popularidad y causaron admiración entre amigos y colaboradores. Se dice que fue aquí donde José Martí escuchó por primera vez los versos de este poeta.
De los cubanos con ascendencia irlandesa se habló en el documental: Manuel Sanguily, Ignacio Cervantes Kawangh, José Julián del Casal y de la Lastra-Owens, Bonifacio Byrne Puñales, Julio Antonio Mella McPartland y Antonio Guiteras Holmes. Especial atención mereció el argentino-cubano Ernesto Che Guevara, quien poseía por su rama paterna la huella irlandesa de los Lynch.
La música irlandesa, con su aliento místico y ancestral, también es del gusto de los cubanos. Gran aceptación ha tenido la defensora de la música celta, Enya y la controversial Sinead O´Connor, con su trasgresora imagen. Y si de algo tradicional y representativo de la música irlandesa hablamos, no podemos dejar de mencionar la gaita irlandesa. La palabra proviene del gaélico y significa viento. En Cuba, este instrumento se practica y muchos gaiteros cubanos viajan a Irlanda para aprender sobre este instrumento.
Una festividad irlandesa que se ha globalizado es la fiesta de San Patricio. San Patricio fue un sacerdote de origen escosés que predicó el catolicismo al pueblo celta; mediante el trébol de tres hojas explicaba la Santísima Trinidad. En honor al día de su muerte, cada 17 de marzo, se celebra el Día de San Patricio como festivo para honrar la memoria de su evangelizador y patrón. En la mayoría de los países del mundo occidental se celebra este desfile: todos se visten de verde, cantan, bailan, beben cerveza y celebran la alegría de vivir, el amor, y el origen de su tierra.
En 2019, el Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo, y la Embajada de Irlanda, propusieron celebrar el Día Nacional de Irlanda, como se hace en la mayor parte del mundo.
Al finalizar el audiovisual, el público intercambió con algunos de los especialistas que colaboraron con el material: Dúnyer Pérez Roque, Cindel Velázquez Cervantes y Sally Dávila, al igual que con el equipo de realización. Luego, el gaitero Alexander Suárez realizó una interpretación musical que cautivó al auditorio.
Irlanda y Cuba, dos pequeñas islas con un pasado colonial, comparten mucho más que la geografía. Aunque distantes, ambos pueblos han intercambiado a lo largo del tiempo, pasiones, querellas y un pasado común de ansias de libertad frente a una potencia extranjera (en el caso de Irlanda de Reino Unido y el de Cuba de España primero y Estados Unidos después). Nuestros pueblos han estado en contacto desde el siglo XVI, y si bien la presencia de este país europeo en Cuba no se encuentra entre las más numerosas, sí ha dejado una huella profunda en nuestro país. Su impronta va más allá de apellidos y bustos o tarjas; tenemos nuestras ansias de independencia, intransigente patriotismo y conexiones espirituales muy fuertes, forjados a lo largo de los años.