Mientras mayor fue el mundo conocido por el hombre, su aspiración de trasladarse largas distancias por tierra de manera rápida y segura, se hizo imperativa. No bastaban los medios que empleaban la fuerza muscular y animal. Hacia la segunda mitad del siglo XVIII la máquina de vapor se utilizó para mover vehículos autopropulsados y máquinas diversas, siendo así el motor inicial de la Revolución Industrial, un periodo de transformaciones socioeconómicas, tecnológicas y culturales que aceleró el desarrollo en Europa.
El primer automóvil de vapor fue un triciclo de gomas de madera, obra del ingeniero francés Nicolás-Joseph Cugnot, en 1769. Una serie de hitos tecnológicos marcaron la búsqueda de otra fuente motriz de superior rendimiento. En 1859 el ingeniero franco-belga Etienne Lenoir inventó el motor de combustión interna. El alemán Nikolaus Otto construyó en 1877 un motor de 4 tiempos. En 1892 apareció un motor con posterioridad llamado diesel, en honor de su creador, el también germano Rudolf Diesel.
Los primeros automóviles fueron fabricados casi en simultaneidad: en 1886 Karl Friedrich Benz presentaba el suyo en Mannheim; mientras Gottlieb Daimler y Wilhelm Maybach lo hicieron en 1889. El siglo XX traerá su producción masiva, que comenzó en Francia y Estados Unidos. Varias empresas europeas prestigian la industria automovilística: Bugatti, Alfa Romeo, Ferrari, Fiat, Lamborghini, Abarth, Maserati, Lancia, BMW, Mercedes-Benz, Audi, Volkswagen, Porsche, Citroën, Renault, McLaren, Volvo, Jaguar, Aston Martin, Lotus, Bentley, Rolls-Royce, SEAT, Dacia, Škoda, entre otras.
A La Habana llegó el primer auto en diciembre de 1898. Era francés, marca Parisienne. Seis meses después llegó el segundo, un Rochet-Schneider proveniente de Lyon, propiedad de Ernesto Sarrá. Apuntamos un acontecimiento singular: María Calvo Nodarse, conocida como La Macorina, célebre en la historia cubana por su belleza, fue la primera mujer en Cuba que obtuvo la licencia para conducir automóviles en los años veinte de la pasada centuria.
En la actualidad existen diversas fuentes de energías limpias, no contaminantes del medio ambiente, las cuales señalan el futuro del automóvil. Se piensa en un motor eléctrico, solar u eólico, de hidrógeno e inclusive híbrido, que combine la electricidad y el gas.