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La peonza ha estado presente desde hace 5.000 años en diversas culturas. Aunque expertos atribuyen su invención a las culturas de China y Japón, se han encontrado ejemplares en distintas partes del mundo. En las excavaciones arqueológicas de la ciudad mesopotámica de Ur, así como en Troya y Pompeya, aparecieron peonzas de barro. El comediógrafo griego Aristófanes se confesó un gran aficionado y el filósofo Platón observó en este dispositivo una metáfora del movimiento. El poeta Virgilio y el político e historiador romano Marco Porcio Catón, lo mencionaron en sus obras; el primero en la destacada Eneida (siglo I a. C.). Objetos de similar naturaleza se han hallado en las culturas americanas, previos a la llegada de los europeos.

Su diseño y tamaño varían según el contexto temporal y geográfico. Lo común de todas ellas es la lógica de su funcionamiento, basado en el efecto giroscópico, un principio físico que aplica cada una de las formas originadas.

Por lo general la peonza es un objeto cónico, confeccionado de madera dura, que giran sobre una punta. En la actualidad los materiales se han diversificado y se fabrican de plástico, fibra de carbono y polímeros. La ventaja de estos con respecto a la madera es que aligeran el peso y disminuyen los efectos del rozamiento, logrando un mayor tiempo de estabilidad durante el giro.

Debido a la variabilidad de formas que adoptan la peonza, ésta recibe nombres heterogéneos: trompo, perinola, dreidel, levitrón y beyblade, entre otras.

En Cuba es el trompo el que se ha ganado el corazón de cientos de niños de diferentes generaciones, gracias a que da lugar a juegos, tanto individuales como colectivos. Puedes tirarlo por el placer de verlo “bailar” o competir con otros compañeros, ya sea aguantando el “baile” más tiempo, cambiarlo de superficie mientras está en movimiento e incluso sostenerlo y hacerlo bailar en la palma de la mano. Es habitual realizar competiciones en las cuales se da un golpe con un trompo al trompo contrincante, con la intención de romperlo.

Se ha sugerido que la motivación que le dio origen no fue el ocio, sino su capacidad para generar fuego gracias a la fricción derivada del giro. En los tiempos antiguos los chamanes también lo utilizaron en sus prácticas adivinatorias.

Playmobil es un muñeco humano de 7,5 cm de alto, en dependencia de si representa a un adulto o a un niño, cuyas partes del cuerpo pueden ser movidas, desmontadas e intercambiados con otro similar.

Surgieron en Alemania, de la mano del grupo Brandstäter, en 1974. Hans Beck, jefe de desarrollo de la empresa, cambió totalmente la idea del producto que la compañía había sugerido. Eran momentos de crisis debido a la situación mundial con el petróleo y los directivos querían comercializar un vehículo y piloto de juguete, hechos de plástico y de pequeño tamaño. Beck se centró únicamente en la figura. Proyectó un muñeco alegre, que se pudiera meter en el bolsillo y no se desmontara, y que fuera capaz de aguantarse en pie sin soporte.

La principal diversión reside precisamente en la posibilidad de modificar el aspecto de las figuras y crear el escenario para jugar con ellos. Existen una gran variedad. Encontramos adultos, jóvenes, viejos, niños y bebés; hombres y mujeres de todas las razas, cada uno con diferentes complementos, y hasta animales. También disponen de sets de accesorios y decorados; además, se puede convertir el muñeco en un individuo de cualquier época o profesión.

Los Playmobil adquirieron popularidad en la década de los 80 y desde entonces su fama no ha dejado de crecer. Tanto niños como adultos juegan con esta figura sonriente que, gracias a la multiplicidad de paquetes, permite dar rienda suelta a la creatividad y la imaginación.

El patín es una especie de calzado que tiene en su parte inferior unas ruedas que le permiten a la persona que los usa desplazarse por una superficie. Puede tener varios modelos, en dependencia de la ubicación y distribución de las ruedas como del calzado en sí.

Se considera que el primer modelo de patines de ruedas fue creado por un alemán alrededor del año 1700, a partir de la idea del patinaje sobre hielo en la época de verano. Pero la primera versión conocida sobre el mismo fue registrada en 1760 y se le debe a Joseph Merlin, un fabricante belga de instrumentos musicales residente en Londres, quien decidió hacer su entrada a una fiesta de disfraces tocando el violín y patinando sobre unas botas a las que había adaptado unas ruedas de metal.

Fue el parisino M. Petitbled, en 1819, quien patentó los primeros patines de ruedas. Consistían en ruedas fijas de metal, madera o marfil, montadas bajo una base de madera con correas para sujetarlos al pie, lo que impedía desplazarse en una línea curva. En 1863 el norteamericano James Plimpton revolucionó el concepto que hasta el momento se manejaba, proponiendo un modelo más funcional y maniobrable. Los llamados patines Quad se caracterizaron por tener cuatro ruedas, dos pares paralelos adelante y atrás. Dicho modelo se perfeccionó en 1884 con la invención de las ruedas con balineras de bola.

Pero a pesar del auge de los patines Quad, algunas compañías siguieron diseñando patines usando ruedas dispuestas en línea. Los hermanos Scott y Brennan Olson causaron un gran revuelo con su rediseño de un patín en línea para patinaje sobre hielo, al cual pusieron una bota de hockey, ruedas de poliuretano y freno de caucho en el talón.

A comienzos de 1990, los fabricantes alemanes Viking y Raps presentaron el patín Clap, un diseño en el que el chasis se une a la bota en la parte frontal mediante el uso de un resorte precargado, lo que permite alcanzar mayores velocidades y un mejor desempeño del patinador. Considerado el desarrollo tecnológico más innovador en la historia del patín, es usado en competiciones deportivas a nivel internacional.

En su momento el patín sobre ruedas alcanzó gran popularidad, sobre todo en Alemania, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, a lo cual contribuyó la construcción de pistas de patinaje.  De hecho, se cuenta que por 1840, en una taberna cercana a la ciudad de Berlín, los sedientos clientes eran atendidos por chicas sobre patines.

Aunque su empleo no cayó ni ha caído en el olvido, su práctica disminuyó considerablemente con la aparición de la bicicleta.

El rompecabezas es un juego que consiste en organizar y juntar varias piezas para lograr armar una imagen. Sus piezas varían en dependencia de la complejidad que se quiera lograr y es un pasatiempo que puede ser completado en minutos o días; hay rompecabezas de menos de diez piezas para niños pequeños y otros de hasta mil piezas para personas que disfrutan del pasatiempo.

Fue inventado por el cartógrafo inglés John Spilbury en 1762, quien buscaba una forma para enseñar geografía a sus alumnos, así que pegó un mapa sobre una tabla y cortó las fronteras con una sierra fina, de forma que los países fueran piezas separadas que los alumnos debían juntar después. Sin embargo, su época dorada fue entre 1920 y 1930, cuando empresas de Gran Bretaña y Estados Unidos los produjeron de forma masiva. La introducción de nuevas técnicas de elaboración abarató su fabricación, lo que conllevó una amplia difusión.

Hasta principios de la centuria decimonónica la madera fue el material exclusivo para su confección. En ese momento comenzaron a fabricarse de cartón, que por ser más barato, lo que hizo más accesible su compra. No obstante, los de madera continuaron dominando por su calidad, siendo un privilegio de las clases adineradas.

Es una práctica relacionada al ocio, el coleccionismo y la pedagogía; un entrenamiento más común entre los niños que los adultos, ya que en su mayoría son creados con el objetivo de enseñar y fomentar habilidades creativas. Lo pueden armar de forma individual, pero tanto los padres como los amigos pueden apoyar a la terminación del mismo, lo cual hace del rompecabezas una forma de apoyar a las relaciones familiares y sociales.

No obstante, desde 1900 existen rompecabezas para adultos con temas artísticos. La estrategia para captar su atención y ganar en atractivo a los ojos de este grupo etario fue simple: no se incluía una imagen de guía, por lo que la persona que aceptara el reto debía atenerse a la sugerencia del título.

El submarino es un navío capaz de navegar por debajo del agua, utilizado tanto para explorar el fondo marino con fines investigativos o turísticos, como para maniobras militares. Sobre su surgimiento y paternidad existe una áspera discusión, que aún hoy no tiene consenso. Lo que sí es cierto es que su aparición responde a la sempiterna aspiración humana de conquistar cuanto domina su intelecto e imaginación.

Se dice que el primer submarino operativo fue construido en 1620 por el holandés Cornelius Drebbel y probado en el río Támesis. Consistió en un barco de pesca con techo de madera cubierto de cuero engrasado, propulsado desde su interior por doce remeros. El ingeniero, al servicio del rey de Inglaterra, intentó convencer a la Armada Británica del futuro de su invención, pero la iniciativa no prosperó.

La evidencia de los submarinos, sin embargo, tiene raíces que se remontan aún más atrás en el tiempo. El filósofo griego Aristóteles describió embarcaciones sumergibles utilizadas por los marinos de Alejandro Magno en el año 332 a.C y un inglés llamado William Bourne elaboró ​​un diseño de submarino en 1578.

Muchos fueron los intentos sin éxito realizados en tiempos más recientes. Ante el fracaso, la creatividad. El escritor Julio Verne, apreciado en la actualidad como un visionario, convirtió el submarino Nautilus en el escenario principal de la ficción literaria Veinte mil leguas de viaje submarino.

Fue a finales del siglo XIX que dos españoles dieron el salto definitivo. En 1864 el catalán Narciso Monturiol presentó el primer submarino tripulado con motor de propulsión anaeróbica, capaz de eliminar el dióxido de carbono y reponer el oxígeno en el interior. En 1888 fue botado en la bahía de Cádiz el submarino torpedero de Isaac Peral, tras sufrir todo tipo de boicoteos.

Gracias a su perfeccionamiento tecnológico, los submarinos del siglo XXI se sumergen a profundidades antes inimaginables.

La idea de un artefacto capaz de ralentizar el descenso es tan antigua, como el deseo humano de conquistar lo que por naturaleza le ha sido negado. En varias culturas de Asia y el norte de África aparecen referencias documentales de dispositivos hechos para estos fines, siendo los chinos los que con mayor ahínco sistematizaron la práctica. El primer testimonio de su uso en Europa data del año 852 a. C., cuando el religioso musulmán Arman Firman saltó desde el minarete de la Mezquita de Córdoba. Pensó que, si utilizaba una enorme capa, esta se abombaría y le haría llegar al suelo a salvo. No sucedió así y tuvo la suerte de sobrevivir.

Las investigaciones acerca de artefactos para poder descender de forma segura no cesaron. Sobresalen las realizadas por el fraile inglés Oliver de Malmesmury en el siglo XI y las del artista e inventor del Renacimiento italiano Leonardo da Vinci en el XVI. El francés Louis-Sebastián Lenormand, entre el XVII y el XIX, estudió a fondo el principio físico para el funcionamiento de los paracaídas. Incluso probó algunos de sus modelos con animales. No obstante, su aporte más valioso fue haber creado la palabra paracaídas, una hibridación entre “para”, que significa defensa, y “caída”, lo que denota “para frenar la caída”.

Cuánto más imposible parecía, más poderosa se volvió la obsesión. Numerosos fueron los intentos, e igual de infructuosos resultaron. Hasta que, en 1797, el volador de globos André- Jacques Garnerin logró el primero de muchos saltos en paracaídas en París, Francia, ante la presencia de miles de personas. Otro hito importante ocurrió en 1808 cuando el aeronauta polaco Judaki Kuparento saltó para salvar su vida, luego de que su globo aerostático se hubiese incendiado.

El paracaídas que hoy conocemos es el fruto de innovaciones sucesivas que lo perfeccionaron. Quizás las más reconocibles sean su método de plegado en una mochila o en un alojamiento contenedor, el arnés ajustado al cuerpo y el empleo del nylon en su fabricación. Los hay de distintas formas (cuadrado, delta, rectangular y redondo), utilizados en competencias deportivas, para desacelerar naves espaciales, coches y aviones, y como equipamiento militar. Incluso, de él surgió el parapente, un planeador ultraligero flexible concebido para la práctica del vuelo libre.

La motocicleta es un vehículo motorizado de dos ruedas, con una capacidad estándar de 2 personas. A mitad de camino entre la bicicleta y el automóvil, existen teorías en contradicción sobre quién fue su padre. Para unos, la primera motocicleta es obra del estadounidense Sylevester Howard Roper, quien acopló a una bicicleta un motor de cilindros a vapor alimentado con carbón. Para otros, el honor es de los alemanes Wilhelm Maybach y Gottlieb Daimler. Ellos construyeron en 1885 una motocicleta de cuadro y ruedas de madera propulsada por un motor de combustión interna, una creación revolucionaria del ingeniero Nikolaus August Otto.

No obstante a los avances producidos, hacia 1897 la sociedad se mostraba indiferente. Ello cambió cuando dos hermanos periodistas de origen ruso, Eugene y Michel Werner, fabricaron en serie lo que empezó siendo una idea alocada: atar a una bicicleta un motor sobre la rueda delantera con una correa de cuero. La marca fue bautizada como Motocicleta, nombre con el cual desde entonces reciben todos los biciclos equipados con motor.

Las innovaciones tecnológicas de esta centuria se vertieron en diseños sofisticados y mayor rendimiento, seguridad y velocidad, según la funcionalidad del vehículo. Empresas europeas, japonesas y norteamericanas de amplio prestigio han sabido adecuar sus características a cada momento. Pese a ello, dos acontecimientos son de importancia: la invención del scooter o ciclomotor por el francés Georges Gautier y la del sidecar en 1910.

El delirio por la velocidad se ha manifestado en el surgimiento de varias modalidades deportivas, como son motocross, supercross y supermotard. Asimismo, el Mundial de Motociclismo propone emociones infinitas con sus tres categorías: Moto2, Moto3 y Moto GP, siendo el piloto italiano Valentino Rossi una leyenda viva de estas lides.

El mollete es una preparación propia del municipio de Melena del Sur (Mayabeque, Cuba). Esta receta se introduce en el país por Roberto Arecina, emigrante español que, después de establecerse en esta región a inicios del siglo XX, inicia un negocio para vender alimentos ligeros.

El mollete consiste en mojar un pan de piquito, o de quinta, en caldo de pollo, rellenarlo con picadillo de res harto sazonado y ya cocido; luego se baña en una mezcla de huevo, sazones y harina de pan para finalmente, freírlo en aceite o manteca caliente hasta que se dore. En la actualidad, se prepara también con picadillo de pollo o cerdo y otras variedades de pan.

Las marionetas y títeres son muñecos de trapo, madera, plástico, piel, papel maché u otro material, controlados manualmente para crear la ilusión de estar con vida mediante voces y gestos. Suelen emplearse en las representaciones de teatro. En el escenario, cantan, bailan, pintan obras maestras, declaman, tocan instrumentos musicales y leen. Su magia viene de la maestría de los titiriteros, quienes los mueven desde arriba mediante una cruceta y unos hilos atados al cuerpo del muñeco, o bien introducen la mano o un dedo en su interior, por debajo de su ropa. A los primeros se les llaman marionetas y están dotadas de brazos, cuerpo y piernas móviles; a los segundos, títeres y solo tienen cabeza y manos.

No es posible fijar el lugar de origen de sus nacimientos. Al parecer desde China se extienden a Corea, Japón, India, Indonesia y Birmania, a Grecia y Roma, donde se han encontrado ejemplares que fueron utilizados con fines diversos: ceremonias religiosas, para el entretenimiento de los huéspedes y como juguetes de los niños. En la Edad Media y el Renacimiento, se emplearon en las iglesias para representar pasajes bíblicos y leyendas de santos, pero al relacionarse con ídolos, salieron a las plazas, mesones, mercados y ferias para deleitar a la muchedumbre con historias cómicas y dramáticas, relatos que se transmitían verbalmente, de generación en generación. Muy rara vez aparecían en escena más de dos personajes. El público solía intervenir casi siempre en las representaciones, y el titiritero se veía obligado a improvisar y a apartarse del argumento.

Existen marionetas y títeres famosos. Uno de los más populares es Guignol, creado por el dentista lionés Laurent Mourguet, en 1795. Cuentan que distraía a sus nerviosos clientes con unos muñecos que manejaba con la mano, entre ellos Monsieur Guignol, el cual se popularizó tanto que ha extendido su nombre a los títeres de guante. No obstante, existen otros: Pulcinella o Pulchinela, una marioneta napolitana de la llamada comedia del arte italiana, un tipo de teatro popular nacido a mediados del siglo XVI; Punch y su inseparable Judy, nacidos en Inglaterra en el siglo XVII.

En Cuba, aunque no se conoce la fecha exacta en que llegaron marionetas y títeres, se supone que fue en los primeros años de la colonización, puesto que en España existía una tradición de juglares que trabajaban con ellos. Sin embargo, en el siglo XX surgen títeres que se han quedado para la historia. El más destacado es Pelusín del Monte, el títere nacional. También sobresale Toki. Otros forman parte de la memoria de una generación, como Alegrina y Tristolino, del programa Arcoíris Musical; Willy y Pili, de Dando Vueltas; Florencia, Güije y Rigoberto Rondón, del Camino de los Juglares.

LEGO es una marca de juguetes conformado por piezas interconectables con las que se pueden armar infinidad de formas.  Su nombre proviene de leg godt, que en danés significa juega bien.

Su creador fue Ole Kirk Chirstiansen, quien tras ampliar su carpintería en un taller más grande realizó versiones en pequeño formato de sus productos, basados en el diseño original. Fueron estas miniaturas las que le inspiraron a fabricar juguetes. En 1934 Ole Kirk adoptó el nombre LEGO para su empresa, que por aquel entonces únicamente comercializaba juguetes de madera. La masiva demanda del producto llevó a la determinación de comenzar a producirlos en plástico, un material depreciado en aquel entonces. El proyecto se materializó en 1949 y tuvo una particularidad: los bloques interconectables tenían un botón en la parte superior que permitía encajar las piezas entre sí. Más tarde, en 1963, la empresa opta por un plástico más resistente y no tóxico, el cual sigue siendo utilizado hoy día.

No obstante, los juguetes LEGO se han actualizado de acuerdo con la preferencia de niños y adultos, de manera que además de los ladrillos se han sumado al set ruedas, velas, figuras humanas con brazos articulados, ejes, palancas, grúas, engranajes, muebles, cajas de sonido, motores, luces, cámaras, entre otras, que ofrecen un abanico más amplio de posibilidades para la construcción de edificios, todo tipo de vehículos, barcos, aviones, naves espaciales, cohetes y casas de muñecas.

LEGO se ha adaptado además a las exigencias educativas y de seguridad para cada edad, por lo que cuenta con piezas de mayor tamaño para niños pequeños. Los expertos aseveran que ayudan al desarrollo de habilidades creativas y a la resolución de problemas.

Su simplicidad y facilidad para replicar han procurado su empleo en el mundo del arte, el diseño, la arquitectura y la ingeniería. Otra de sus claves de triunfo es su existencia en más de 58 colores. Es muy conocido que el logo de Google está basado en los colores primarios del LEGO.