Italian armillary sphere, by Joannes Paolo Ferreri, Rome, 1624. AST0634.

"An armillary sphere is a three-dimensional model of the Universe used for teaching and, sometimes, for calculation. Some, like this one, are Ptolmaic spheres with the Earth at the centre and the Sun orbiting round it. Copernican spheres have the Sun at the centre. The outer sphere indicates the location of stars."

Esfera armilar

Italian armillary sphere, by Joannes Paolo Ferreri, Rome, 1624. AST0634.

"An armillary sphere is a three-dimensional model of the Universe used for teaching and, sometimes, for calculation. Some, like this one, are Ptolmaic spheres with the Earth at the centre and the Sun orbiting round it. Copernican spheres have the Sun at the centre. The outer sphere indicates the location of stars."

La esfera armilar o astrolabio esférico es un antiguo instrumento que muestra las divisiones principales de los cielos y el movimiento de los cuerpos celestes. La herramienta fue creada hacia el 255 a. C. por el astrónomo griego Eratóstenes y se utilizó hasta el siglo XVII. Está formada por anillos de cobre graduados que representan los principales círculos celestes: el meridiano celeste, el ecuador, la eclíptica, el horizonte, los trópicos y los coluros (círculos que se cortan en los polos formando ángulos rectos). De ahí proviene su nombre, del latín armilla que significa círculo o brazalete, por los anillos que componen esta herramienta.

Muchos científicos y personajes públicos durante el Renacimiento solían posar en sus retratos con una esfera armilar de fondo, como símbolo de sabiduría y conocimiento. Este instrumento fue, sin dudas, uno de los primeros equipos mecánicos complejos; su desarrollo posibilitó numerosos adelantos técnicos de la ciencia mecánica.

dest Cuadrante de Davis

Cuadrante de Davis

Cuadrante de Davis

El cuadrante de Davis o Backstaff es un instrumento descrito por el experimentado navegante inglés John Davis, en el libro The Seamans Secrets, publicado en 1594. Con la aparición de esta herramienta entran en desuso el astrolabio, el cuadrante y la ballestilla: fue, quizás, uno de los instrumentos más utilizados por los navegantes de la Edad Moderna. Este cuadrante servía para calcular la altura en grados de una estrella o del Sol sobre el horizonte, para poder determinar la latitud de un barco después de pasar por el meridiano.

El instrumento constaba de un listón con dos arcos de diferente tamaño, colocados en ángulo dentro del mismo plano, con dos segmentos móviles deslizables sobre los arcos. El cuadrante de Davis permitía hallar la altura del Sol de espaldas al astro, de modo que la visión no se afectaba por la luz solar. A este dispositivo más tarde se le añadiría un lente que proyectaba la imagen del Sol junto a la ranura de visión del horizonte, haciéndolo mucho más apto para su uso en el mar. Esta fue la primera vez en que se empleó un lente en un instrumento para llevar la imagen del Sol hasta la imagen del horizonte, empleada más tarde como base del octante y del sextante. Su uso, aunque con ciertas modificaciones, se extendió hasta el siglo XVIII.

dest Cuaderno de bitácora

Cuaderno de bitácora

Cuaderno de bitácora

En la marina, se conoce con el nombre de cuaderno de bitácora o cuaderno de navegación el libro en el que los marinos, en sus respectivas guardias, registraban los datos del viaje y de su experiencia en el mar. Antiguamente, cuando los buques carecían de puente de mando cubierto, era costumbre guardar este cuaderno en el interior de la bitácora para preservarlo de las inclemencias.

En este cuaderno se anotaba el estado de la atmósfera, los vientos, el rumbo, el aparejo con el que se navega, la velocidad del buque, las distancias recorridas y las observaciones astronómicas, así como cuantos acontecimientos de importancia ocurrían durante la navegación. También la vivencia marinera de quien escribía, en una especie de diario de investigación. En nuestros días este último término se ha expandido a otros ámbitos, siendo frecuente su uso más común como cuaderno de trabajo.

Discos y barras de oro y plata

Discos y barras de oro y plata

Discos y barras de oro y plata

El área del Caribe de los siglos XVI al XVIII fue la principal vía para las naves que transportaban las riquezas hacia Europa. El intenso tráfico marítimo siempre estuvo expuesto a los peligros de los fenómenos meteorológicos, los errores y desconocimientos en la navegación y los ataques de corsarios y piratas, que a menudo terminaban en la trágica pérdida de la embarcación y su preciada carga.

La materia prima de las minas americanas se transportaba hacia la metrópoli en discos y barras de oro y plata. La importancia de estos hallazgos es notable tanto por su valor material, como por la información que aportan al conocimiento de las zonas de producción minera, destinatarios, supuestos nombres de propietarios de yacimientos, indicativos de la fineza del metal, registros oficiales de la Corona, pago de impuestos y número de serie, a través de las diferentes marcas estampadas.  En el caso de los discos, su configuración señala una burda con ausencia de moldes. Presentan una sección transversal de forma semicircular, y en su cara curva se observa una superficie porosa irregular, mientras en la cara plana la superficie es lisa, lo cual sugiere que fue realizada por el método de verter el mineral fundido en una depresión practicada en el piso.

En 1503 se establece la Real Casa de Contratación de Indias, con sede en Sevilla, como una institución creada para fomentar y regular el comercio y la navegación con el Nuevo Mundo. En 1680, todos los buques con destino a las Américas tienen la obligación de pasar por Cádiz. Sevilla se limita entonces a funciones burocráticas, a través de la Casa de Contratación, por un tiempo corto (1717).

Para tratar de organizar esta enorme empresa y regular y proteger el flujo comercial con las colonias, en 1561 Felipe II reorganizó el sistema de flotas formado por buques mercantes y de guerra. Sus rutas, basadas en el conocimiento de las corrientes marinas y los vientos, constituirían el circuito comercial entre España y el Caribe. Partían de Sevilla hasta las Antillas Menores y aquí se dividían en dos rumbos: la llamada Flota de Nueva España destinada al Golfo de México y la de Tierra Firme, que se dirigía a Cartagena de Indias, principales centros de concentración de riquezas, luego regresaban a La Habana de donde partían nuevamente hacia España.

Cartagena de Indias amparaba en su gran puerto las naves que hacían escala obligatoria y a las que seguían rumbo a Portobelo, aquí se recepcionaban los tesoros de la América del Sur. Veracruz (San Juan de Ulúa) fue el principal puerto de Nueva España, donde concluía viaje una rama de la flota; en comunicación terrestre con Acapulco, fue la vía comercial entre la metrópoli, Filipinas y el Lejano Oriente. En La Habana confluían todas las flotas cargadas con las riquezas del Nuevo Mundo para continuar junto a la Armada su regreso a España. Esto hizo de La Habana un puerto clave y le valió el título de Llave del Nuevo Mundo y Antemural de las Indias Occidentales.

Cada flota estaba compuesta por las embarcaciones mercantes escoltadas por naves de guerra. En la denominada Capitana iba el general que mandaba la flota y como segundo el almirante, cuyo galeón era conocido como Almiranta. El general navegaba a la cabeza de la flota y el almirante en la cola para ayudar y defender, en caso necesario, a las naves. Para su protección, las flotas conducían un regimiento de infantería, llamado Tercio de Galeones, mandado por un gobernador, nombrado por el rey. El gobernador elegía un galeón después del general y el almirante, y su bajel era usualmente llamado El Gobierno.

dest Cronómetro marino

Cronómetro marino

Cronómetro marino

Desde los inicios de la navegación astronómica, la determinación de la longitud en el mar planteó un verdadero problema. Desde el siglo XVI hasta el XVIII no se encontró una solución científica-técnica que permitiera dar respuesta a esta incógnita. El camino fue despejado por el relojero francés, Pierre le Roy, quien en 1748 adaptó el mecanismo de los relojes para que funcionaran en el mar y luego, con algunas modificaciones, los aplicó a dos cronómetros marinos.

En 1735, el relojero inglés John Harrison (1693-1776) presentó ante el Parlamento el primer cronómetro para marinos. Se trataba todavía de una máquina pesada y grande que fue probada al año siguiente en un viaje de ida y vuelta a Lisboa. Estaba realizado en madera y durante años se fue perfeccionando hasta llegar a un instrumento portátil montado sobre balancines para mantener el mecanismo en posición horizontal.

El cronómetro es un reloj mecánico de alta precisión, empleado en la navegación para determinar la longitud y calcular su posición en alta mar. Para ello es necesario saber la diferencia entre la hora de un primer meridiano o meridiano de referencia y la del lugar en que se encuentra el barco. Esta segunda hora se calcula por la observación de la altura de un astro, siendo la del primer meridiano la que debe dar con mayor exactitud el cronómetro. Un error en un minuto origina otro en la longitud de 15 minutos, o sea, 15 millas o 5 leguas. Están montados sobre una suspensión cardánica [1] para contrarrestar el efecto de los rolidos [2] y cabeceos que sufre la embarcación.

Numerosos relojeros franceses e ingleses se ocuparon de su construcción y de confirmar los procedimientos propuestos para la determinación de la longitud. Hacia el tercer cuarto del siglo XVIII se culminó la etapa experimental de la cronometría de precisión para convertirse en una industria. Sin embargo, los primeros cronómetros eran máquinas raras y costosas y será en esta centuria que se generalizará su empleo.

 

[1] Es un mecanismo de suspensión consistente en dos aros concéntricos cuyos ejes forman ángulo recto, lo cual permite mantener la orientación de un eje de rotación en el espacio aunque su soporte se mueva.

[2] Movimiento de rotación según el eje longitudinal del buque producido durante la navegación entre las olas.

dest Compás

Compás

Compás

El compás es una herramienta que permite trazar circunferencias o arcos y/o medir distancias en las cartas náuticas. Está formado por dos brazos agudos, generalmente de metal, que se unen en su extremidad superior por una bisagra, muelle o tornillo para abrirse o cerrarse con total libertad de movimiento y así rotar en un plano horizontal. En Cuba se han encontrado formando parte de los instrumentos de navegación de barcos hundidos.

dest Ballestilla

Ballestilla

Ballestilla

La ballestilla es un antiguo instrumento que data del siglo XIV, empleado en la navegación náutica con el fin de calcular la altura del Sol y otros astros sobre el horizonte. La herramienta está formada por una vara de madera, graduada, sobre la que se desliza otra cruzada menor. Se utilizaba observando el horizonte con la flecha a modo de visor y, a la vez, haciendo coincidir el extremo superior de la sonaja con el astro. Principalmente los marinos españoles y portugueses la utilizaban para determinar la latitud a la que hallaban midiendo la altura de la estrella polar sobre el horizonte.

El instrumento más preciso de la época era la ballestilla, también llamado báculo de Jacob, pues su inventor fue Jacob Ben Fakir. Según las estimaciones realizadas en el presente, el margen de error de la ballestilla para la latitud era de unas veinte millas náuticas, mientras que el astrolabio tenía su margen en las treinta millas náuticas. Es pertinente considerar que en la exactitud del instrumento influyen los errores de su construcción, las limitaciones de la división de las escalas y las condiciones de observación a bordo de una embarcación, sometido a constantes movimientos.

Fue descrito en el siglo XIV por el judío provenzal Leví Ben Gerson, y en 1470 por el astrónomo Regiomontanus, con el nombre de radio astronómico. Su uso se generalizó a principios del siglo XVI en los navíos portugueses, aunque se extendió hasta el siglo XVIII. Según Rey Pastor, fue el antecedente directo del sextante.

dest Cuerno para pólvora

Cuerno para pólvora

Cuerno para pólvora

Un cuerno para pólvora es un recipiente en el que se solía guardar la pólvora fina para cargar las armas de fuego. Las excelentes reproducciones, cuyos originales se preservan en las Armerías Reales de la Torre de Londres y en el Museo Real de la Marina en la Ciudad de Portsmouth, de donde salió la flota británica para La Habana, en 1762, fueron donados al Museo de la Ciudad por el exembajador británico en La Habana, el señor Leycester Coltman, el Museum Casts International y la señora Juliet Barclay, en 1991 y 1993, respectivamente. Estas réplicas pertenecieron a soldados ingleses participantes en los combates. Los cuernos presentan la peculiaridad de tener tallados minuciosamente la planta de la ciudad de La Habana y sus fortalezas. Hoy se encuentran expuestos en el Museo Castillo de La Real Fuerza.

Estos cuernos son testimonio de la toma de La Habana por los ingleses, que era entonces una rica y poblada ciudad de 60 000 habitantes. Los castillos de Los Tres Reyes del Morro y La Punta, unidos a la distribución y ubicación de la artillería y la cadena que cerraba la boca de la bahía en tiempo de guerra, demuestran que los españoles se aferraban a la idea de que cualquier ataque se dirigiría a forzar el canal del puerto. Protegían la plaza, además, la Muralla y La Real Fuerza, y por el litoral este, los torreones de Cojímar y Bacuranao; al oeste se erguían los torreones de La Chorrera y San Lázaro pero aun estas construcciones era insuficientes para defender la ciudad.

Al recuperar los españoles La Habana -después de la toma por ingleses-, el rey Carlos III ordenó construir una fortaleza en este sitio: San Carlos de La Cabaña, bajo la dirección del ingeniero militar Silvestre Abarca, la obra se llevó a cabo entre 1763 y 1774. Las diez hectáreas que ocupa y sus muros de más de 700 metros la convirtieron en la mayor de América.

Por otra parte, entre 1763 y 1767 se construye la fortaleza de Santo Domingo de Atarés, más conocida como Castillo de Atarés (aunque es una fortaleza por su tipología constructiva), por el ingeniero militar belga -al servicio de la corona española- Agustín Crame, formando parte del segundo sistema defensivo de la plaza La Habana, iniciado al recuperarse esta del dominio británico. Esta ardua tarea de restaurar las defensas existentes dañadas durante los combates contra los ingleses y de construir un sistema defensivo aún más potente le fue encomendada al teniente general Ambrosio de Funes y Villalpando, conde de Ricla -quien asumiera el gobierno de la Isla de 1763 a 1765. La importante posición ocupada por la fortaleza garantizaba la protección de un sector de la rada habanera donde estratégicamente se encontraban ubicados el Real Arsenal y la no menos importante Real Factoría de Tabacos, al tiempo que mantenía los enlaces con las poblaciones cercanas a la ciudad.

dest Bandera pirata

Bandera pirata

Bandera pirata

La bandera es un fragmento de tela destinado a señalizar, sujeta por uno de sus lados a un asta, mástil o cuerda. Generalmente rectangulares, en ellas varían tamaño, color y diseño. Esta insignia ha diferenciado a través de los siglos no solo a países, sino también a civilizaciones, tribus, instituciones, organismos y embarcaciones, de ahí que hasta los piratas en su peculiar empresa de asalto y saqueo tuvieran su propio medio de representación en altamar. Jolly Roger es el nombre de la bandera tradicional de los piratas de Europa y América. La insignia de este tipo que comúnmente se reconoce es la de color negro y en su centro tiene una calavera cruzada una calavera cruzada por dos tibias sobre un fondo negro, aunque existen diversas variantes y hubo capitanes que diseñaron la suya propia.

La relevancia adquirida por La Habana en la época colonial, como centro de concentración de las naves españolas provenientes del continente americano cargadas de riquezas, la hizo centro de atención para el corso y la piratería. Los primeros ataques de los holandeses a las costas de Cuba y el frecuente bloqueo de La Habana, durante el segundo cuarto del siglo XVII, hizo que el comercio se paralizara casi totalmente y que la agricultura quedara estancada casi por completo. Los pocos ingenios existentes, después de abastecer el consumo local, no podían exportar los sobrantes por falta de barcos. A los vegueros tampoco les era posible enviar al exterior sus cosechas de tabaco.

La idea de fortificar la entrada de los ríos de La Chorrera (actual Almendares) y Cojímar, se remontó a principios del siglo XVII, cuando el gobernador don Pedro Valdés comunicó este proyecto a la Corona. Esta precaución contemplaba entonces la amenaza de Inglaterra, de modo que al terminar la guerra con dicho país, se abandonó el proyecto, el cual vino a ejecutarse ante la amenaza de un nuevo enemigo: los holandeses.

Por real cédula del 30 de enero de 1635, se encomendó al gobernador de La Habana Francisco Riaño de Gamboa (1634-1639) hacer lo que fuera necesario y se consideraba que las torres de la Chorrera y Cojímar eran de vital importancia para la seguridad de la villa. Sin embargo, no se hicieron hasta el gobierno de don Álvaro de Luna y Sarmiento (1639-1647) en el cual, ante el temor de un ataque conjunto de holandeses y portugueses, se apresuró a llevar adelante su construcción.

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Rosa de los vientos

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La rosa de los vientos, rosa de la aguja o rosa náutica es un instrumento en el que se marcan los rumbos en que se divide la circunferencia del horizonte. La creación de la rosa de los vientos se le atribuye a Raimundo Lulio. Antes que el uso de las brújulas magnéticas fuera generalizado, esta herramienta fue una excelente referencia en las cartas náuticas para mostrar la dirección de los ocho vientos principales.

Desde el siglo XVIII se conoce su existencia por las cartas de navegación donde aparece manejada por los navegantes españoles e italianos. La rosa de los vientos se forma mediante 32 rombos unidos por un extremo, cuando el otro indica el rumbo sobre el círculo del horizonte. El norte se suele representar con una flor de lis desde el siglo XVI. En otros casos, la rosa de los vientos puede ser un diagrama que representa la intensidad media del viento en diferentes sectores en los que se divide el círculo del horizonte.