Por: Thays Roque Arce
Febrero 6, 2019
Un grupo extenso de “baracoesos”, uno de los gentilicios correctos con que nombrar a los habitantes de la Villa Primada de Cuba, se reunió este martes 5 de febrero en el Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo. El motivo fue la conferencia La fundación de Baracoa, dictada por el Historiador de dicha villa y su más encarnado defensor: Alejandro Hartmann.
Historiador, antropólogo y promotor cultural, Hartmann dirige desde su fundación el Museo Matachín de esa ciudad. Miembro de número de instituciones científicas y culturales de Cuba e internacionales, representa a nuestro país en el grupo Legado Indígena del Caribe, del Centro de Estudios Latinos del Museo del Indio Americano de la Institución Smithsonian de los Estados Unidos. Ha sido reconocido con la Distinción por la Cultura Nacional y el Premio Nacional de Cultura Comunitaria (además ostenta la Encomienda de la Orden al Mérito Civil, de España; y la Orden de la Corona, de Bélgica). Nadie como él sabe develar la historia de la ciudad a la cual ha dedicado su vida entera.
Hartmann asistió a La Habana para compartir con su auditorio aquello que conoce mejor. Lo hizo también como homenaje a la ciudad en la que residieron algunos de sus mejores años de juventud. Vino convocado por la Red de Oficinas del Historiador y el Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba para una extensa y fructífera serie de conferencias magistrales que, con motivo a los 500 años de La Habana, ha organizado esta institución en el otrora Palacio del Segundo Cabo de la capital.
Pero como la cita mensual tiene como excusa congratular a La Habana, es innegable la conexión que cada asentamiento patrimonial del país puede hacer con la capital. “No hay historia de las villas si no hay un diálogo con ella”, así lo sentención Hartmann, para luego remontarse a que las primeras huellas de contacto entre La Habana y Baracoa datan de 1630, gracias al sistema de confluencias marítimas que se venía desarrollando entre los asentamientos costeros.
“La Habana y Santiago eran los puertos con los que más se comunicaba Baracoa”, mucho antes de que la urbe baracoesa se convirtiera en un puerto de explotación, en 1803. No podía ser de otra manera, son dos puertos al Norte; La Habana como punto de salida y de entrada con el Nuevo y el Viejo Mundo; incluso, se puede asegurar que las primeras huellas de cacao que llegaron a La Habana provenían de esa, la zona más dulce del país.
“La Habana es la Madrina de todas las ciudades cubanas. Ninguna puede contar su historia sin el diálogo y la presencia comercial, afectiva, familiar, artística de La Habana. Es donde se engendra todo el proceso de la cubanidad, y lógicamente esa interrelación existe entre todos nosotros”, apuntó.
Colón llega a Baracoa un 27 de noviembre y según los diarios que aún se conservan, narró el Historiador, se quedó sorprendido por la concentración de población autóctona, por sus paisajes: “una montaña alta y cuadrada que parecía isla. Así está en su diario, nítido, claro”, recordó.
“La fundación de la villa de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa” – contó –, “se produjo el 15 de agosto de 1511 – por el santoral católico, ese día se celebra la festividad de la asunción de la Virgen María –. Santo Domingo ya existía como la primera y prístina ciudad americana. Baracoa sería la segunda del Caribe y la primera de Cuba, donde estuvieron Colón, Diego Velázquez, Hernán Cortes, que fue alcalde de la villa”.
“Fray Bartolomé de las Casas, el famoso benefactor de los indios, ofició la misa de la fundación con la cruz que Colón había plantado el 1ro. de diciembre de 1492 en la bahía de Baracoa, a la que denominó Porto Santo, nombre de una isla portuguesa donde, según Núñez Jiménez, el Almirante se casó con su primera esposa. La cruz es un elemento de adoración, de actividades religiosas. Para los primados de Baracoa constituye un signo de devoción. Es patrimonio de la nación cubana”, destacó.
Hartmann se acercó en su alocución a las bondades de una tierra que mantiene fuertes vínculos con su pasado indígena, protegido por la distancia, el asombro y el trabajo constante de historiadores, arqueólogos y humanistas como el propio historiador de la ciudad. “En Baracoa hay un sinfín de manifestaciones de artes rupestre, en las terrazas marinas de Yara, Majana y Majayra, donde se concentra un número significativo de pictografías y petroglifos. Dentro de Baracoa, según el Historiador Roberto Ordúnez, hay más de 250 sitios” (…) “La ciudad ha sido muy explorada pero falta una etapa de análisis, comparación, sistematización, en todos los campos de la arqueología. Incorporar elementos de botánica, geología, que intervienen en el hábitat de una comunidad”, sentenció.
El Director del Museo Matachín, un espacio para conocer la historia de la ciudad, reconoció el trabajo que hace la institución por recuperar algunas de sus piezas, únicas en el contar de la historia de los primeros pobladores de Cuba, que se encuentran actualmente en el Museo Nacional del Indio Americano de los Estados Unidos. Pese a ello, el Matachín conserva el Ídolo de Managua, el hacha de cuello, la mayor que se ha hallado en Cuba, de 25 cm. Detallando las relaciones entre Cuba y La Habana, Hartmann también se refirió a historiadores, arqueólogos, investigadores asombrados por la villa de la Asunción. Fermín Valdés Domínguez, por ejemplo, quien hizo importantes descubrimientos aborígenes en la zona.
En varios momentos, el Historiador de la Ciudad de Baracoa recordó la contribución de Armando Hart Dávalos, fallecido recientemente, en la identidad y los festejos de fundación de las villas patrimoniales cubanas, algunas de ellas – y sus costumbres – Patrimonio de la Humanidad por el trabajo esmerado de promoción y cuidado.
Antes de culminar, Alejandro Hartmann se declaró “un habanero de corazón y de años vividos”. “La Habana también es parte de mi vida”, dijo, y prometió volver al Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa para ofrecer una presentación sobre los Altares de Cruz con que cuenta la villa.
Como parte de esta serie de conferencias organizadas por la Red de Oficinas del Historiador y el Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba, se darán cita en el Palacio del Segundo Cabo, mes tras mes, los Historiadores y Conservadores de las primeras villas fundadas en Cuba. Comparecerá el Historiador de la Ciudad de La Habana, el Doctor Eusebio Leal Spengler, en el mes de noviembre para hablar de la fundación de esta, nuestra ciudad, y cerrará la maestra Gina Rey con un conversatorio sobre la evolución de las villas patrimoniales cubanas, al finalizar el año 2019.
* Tomado de Habana Radio: http://www.habanaradio.cu/patrimonio/la-habana-es-la-madrina-de-todas-las-ciudades-cubanas/