En canoa del Amazonas al Caribe

En canoa del Amazonas al Caribe

En canoa del Amazonas al Caribe

Enero 24, 2022

 

Más de 30 años tiene ya la expedición internacional En canoa del Amazonas al Caribe, dirigida y organizada por el científico cubano Antonio Núñez Jiménez, entre 1987 y 1988.

Antonio Núñez Jiménez fue un geólogo, espeleólogo y arqueólogo cubano, reconocido como el padre de la espeleología en el país y el cuarto descubridor de Cuba.

La travesía que organizó y dirigió comenzó en marzo de 1987 desde Misahuallí, sitio ecuatoriano en las márgenes del río Napo, y culminó en las Bahamas, en 1988, lugar al que arribó Cristóbal Colón por primera vez cuando llegó al Nuevo Mundo. El recorrido abarcó más de 17 400 km que se extendieron por 20 países a lo largo de las cuencas del Amazonas y el Orinoco, y del Mar de las Antillas.

En la expedición participaron más de 300 personas, quienes realizaron el recorrido en las típicas canoas construidas por los aborígenes habitantes de la Amazonía. En total se utilizaron cinco canoas para la travesía, de las cuales cuatro se conservan en las sedes de la Fundación Antonio Núñez Jiménez, en La Habana y Sancti Spíritus; así como en República Dominicana y en Brasil.

Con esta expedición se pretendía reconocer los aportes culturales existentes en una región poco explorada. Además, era objetivo del recorrido revivir el “descubrimiento” del Caribe y sus islas por las comunidades prehispánicas y autóctonas de las cuencas de los ríos Amazona y Orinoco; e investigar el impacto del desarrollo moderno en los territorios a recorrer. Esta hazaña científica corroboró la hipótesis sobre la teoría del desplazamiento migratorio de los pueblos amerindios situados en la cuenca del Orinoco hacia las zonas del Caribe antillano. 

En 1994, Núñez Jiménez creó la Fundación de la Naturaleza y el Hombre, una institución cultural y científica dedicada a la protección del ambiente, en relación con la cultura y la sociedad. La Fundación actualmente continúa el legado de su creador mediante la investigación y desarrollo de proyectos y acciones a favor de la cultura y la naturaleza.

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Más allá del Atlántico. Una ruta de esperanza en el retorno

Pintura de 1893 que muestra a Cristobal Colón a su llegada al Nuevo Mundo

La expedición de Cristóbal Colón salió de Palos de la Frontera (Huela, Andalucía) el 3 de agosto de 1492 con las carabelas Niña, Pinta y Santamaría. La tripulación a bordo estaba compuesta por un aproximado de 90 hombres, migrantes de origen castellano, lusitanos y un grupo de origen genovés que incluía normandos y flamencos.

Cuando la tripulación ya estaba inquieta por la larga travesía sin llegar a ninguna parte, el grito de “¡tierra a la vista!” del grumete Rodrigo de Triana el 12 de octubre, advertía un nuevo destino. Se trataba de isla llamada Gunahani, perteneciente al archipiélago de las Bahamas, a la que el almirante rebautizó como San Salvador.

El 27 de octubre de 1492, Cristóbal Colón arribó a las costas de Cuba. Durante 40 días las naves recorrieron la costa norte de la inexplorada tierra a la que llamó Juana. En esa trayectoria, por la que aun no la reconocía como isla, y asombrado por la exuberante naturaleza, advirtió la presencia de pacíficos pobladores, tímidos ante su llegada. Estos grupos nativos Guanahatabeyes, Siboneyes y Tainos, se encontraban diseminados por todo el territorio.

La nueva ruta recién iniciada se alimentó de un flujo migratorio constante desde Europa hacia América y viceversa, que no ha cesado en la actualidad.

Retablo realizado con piezas de cerámica policromada pintadas a

Las embarcaciones tipos y las primeras confluencias europeas en Cuba

Retablo realizado con piezas de cerámica policromada pintadas a mano, que muestra diversas embarcaciones portuguesas de los siglos XV y XVI con su correspondiente nombre en la parte superior. Conservado en el museo Marítimo de Lisboa

Durante los siglos XIII y XV, el crecimiento de la actividad comercial y del intercambio entre los territorios del Mediterráneo y del Atlántico ocasionó grandes cambios en la navegación y se ampliaron las técnicas constructivas navales.

Los barcos de la etapa final de la Edad Media se clasificaban en tres grandes grupos: galeras, embarcaciones alargadas, propulsadas a remo y/o a vela latina, que se utilizaban fundamentalmente en la guerra, la defensa de las costas, la piratería y el transporte de mercancías valiosas; naos: embarcaciones de gran capacidad de carga propulsadas solo por las velas y cuya función principal era el comercio; embarcaciones auxiliares, de volumen medio o pequeño que incorporaban características de los anteriores tipos y se destinaban a la navegación de cabotaje, la pesca, la defensa y las actividades portuarias de carga y descarga.

Los progresos técnicos en la navegación propiciaron la ocupación europea de la nueva región descubierta por Cristóbal Colón en 1492. Varios de los asentamientos españoles se ubicaron en el territorio cubano, que por aquellos años era llamado por los aborígenes como Koba o Kuba (tierra preparada para la labranza o tierra fértil), y que fue rebautizada por el almirante como Juana. El despliegue de colonias en el continente trajo consigo la imposición de la lengua foránea (español) por encima del tronco lingüístico común arahuaco.

De esta manera, las convergencias culturales flanquearon el roce cotidiano y estuvieron presente en el desarrollo de las primeras villas construidas por los europeos, donde comenzaron a manifestarse muestras incipientes de la transculturación indo-hispánica. A través de las denominaciones asociativas los españoles terminaron por imponerse y constituir la base de las mezclas lingüísticas entre el español y los dialectos aborígenes.