Septiembre 13, 2016
Del 5 al 9 de septiembre tuvo lugar en el Palacio del Segundo Cabo, el evento Conservación preventiva y gestión de riesgos para el patrimonio museístico iberoamerican”, realizado con el objetivo de promover acciones para la conservación de los museos, la cualificación de sus trabajadores y el intercambio de experiencias entre las diferentes regiones de Iberoamérica. Con la participación de diez representantes del campo museístico cubano y demás profesionales de los países asistentes, el evento se realizó con la colaboración del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de Cuba. Desde nuestra institución, estuvimos conversando con Andrés Triana, de México, quien es el coordinador de la línea de formación y capacitación del programa Ibermuseos, respecto a las finalidades perseguidas con la realización de este evento, los resultados y propuestas futuras.
¿Cuáles son los objetivos que se tuvieron en cuenta para la realización del curso Conservación Preventiva y Gestión de riesgos para el patrimonio museístico iberoamericano?
Andrés Triana: Hay un primer objetivo general que tiene que ver con sensibilizar a nuestros asistentes, quienes son profesionales de la región de Centroamérica, con respecto a la importancia de la gestión preventiva y la gestión del riesgo en el trabajo con las colecciones de los museos. Finalmente, en nuestros países se implementan acciones de emergencias que se llevan a cabo, a veces de manera muy afortunada, cuando se dan situaciones que lo apremian o que lo obligan.
En realidad, lo que nos interesa es que, no esperando a tener que trabajar de manera reactiva cuando suceden las catástrofes que pueden poner en riesgo las colecciones, los profesionales de los museos tengan la capacidad de identificar las áreas más vulnerables, los riesgos más latentes y poder diseñar estrategias que permitan prever esas acciones y conservar las colecciones de mejor manera. Ese es el objetivo principal.
¿Cómo se comporta la conservación del patrimonio museístico en la región iberoamericana?
AT: Lo que hemos visto en este curso, en el que hemos invitado a instructores que vienen de España, Chile, México y de Cuba, y los asistentes que vienen de distintos países de Centroamérica, nos ha permitido entender que, aunque haya niveles diferenciales de accesos y cierto tipo de recursos y tecnologías, en todos los casos estamos ante el riesgo inminente de situaciones que se salen de nuestro control o que no son variables controladas. En ese sentido, lo que podemos entender es que, para Iberoamérica, hay países como Chile, en los que se trabaja de manera mucho más estructurada desde hace ya un par de años en acciones de gestión del riesgo y la conservación preventiva; en México igualmente, por las mismas dimensiones del patrimonio cultural con profesionales que llevan años trabajando. Para nosotros fue importante entender el caso de Cuba, donde existe un trabajo muy andado en temas muy específicos que afectan las colecciones locales y de los países del resto de la región centroamericana, vinculada a los biodeterioros y a los ataques de sustancias o de agentes biológicos propios de países tropicales y que, independientemente de que las condiciones o las infraestructuras estén en óptimas condiciones, sí hay ya una atención específica sobre ese punto.
Creo que en general este tipo de situaciones, como el curso que estamos desarrollando, además de los contenidos que se llevan los estudiantes, permite el intercambio de las experiencias de los asistentes, porque al final todos son profesionales de museos de la región y pueden ir encontrando cómo en cada lugar, en cada país, hay situaciones similares, hay problemas similares, pero sí existe la posibilidad de desarrollar estrategias y métodos para la prevención.
¿Cuáles han sido los resultados obtenidos con la realización de este curso?
AT: Para nosotros un objetivo que ha sido colateral a esta actividad de formación del programa Ibermuseos, que a mi juicio es muy positivo, es que ponemos en contacto a los profesionales de la región. Finalmente, aquí, en La Habana, están reunidos 16 participantes de Cuba y de países centroamericanos. Por lo pronto, ya el hecho de conocerse y saber las trayectorias, saber en qué están trabajando, es para nosotros un logro, porque permite posteriormente que se mantengan en el contacto y que se establezcan redes de colaboración.
En un segundo sentido, creo que todos ellos se llevan, aunque el tiempo es corto porque es un curso de una semana en donde la aproximación es muy general, un conjunto de ideas que pueden adaptar a las situaciones de sus instituciones y que puede permitir el emprendimiento de proyectos que poco a poco deberían ir atendiendo de manera positiva las colecciones. Creemos que de alguna manera el curso lo que hace es que sensibiliza a los asistentes sobre la importancia de la conservación preventiva y la gestión del riesgo, y les permite entender que todo está por hacer, pero que este puede ser un buen punto de arranque para con una serie de contenidos y conocimientos certeros y entender las gestiones en cada una de las instituciones.
¿Cuáles son los proyectos o propuestas que han determinado para el próximo evento de Ibermuseos?
AT: Ibermuseos tiene previsto cada año el desarrollo de dos programas de formación. Lo que hacemos es que desarrollamos un programa transversal que convoca los 32 países de la región iberoamericana. Para el próximo año estamos todavía definiendo. Creemos que vamos a seguir trabajando sobre la línea de estudios de público, eso aún está por definirse de aquí al cierre de año.
Además, hacemos lo que llamamos una actividad puntual que es lo que estuvimos realizando acá en La Habana, con contenidos para una subregión de Iberoamérica. Creemos que el tema de conservación preventiva sigue siendo prioritario. Nosotros hicimos un diagnóstico en el 2014 para entender las implicaciones y las necesidades de los países y en el conjunto de las acciones prioritarias, dentro de ellas están la conservación preventiva, los planes de museos, la gestión general de museos, el tema del público, etc… Entonces, seguramente en los años por venir trabajaremos uno a uno estos temas.
Adicionalmente, prevemos para el próximo año el poder publicar una convocatoria de movilidad para profesionales de la región que permita a algún interesado trasladarse por unas semanas a una institución de la región iberoamericana, para intercambiar experiencias o atender acciones de capacitación. Es una agenda muy intensa y los invitamos a que estén pendientes a la página de Ibermuseos.org, que es donde están publicadas todas las convocatorias, para que los interesados puedan asistir.
¿Por qué la realización de Ibermuseos se llevó a cabo en La Habana?
AT: Hay varias razones por las cuales decidimos hacer el evento Ibermuseos en La Habana. En realidad, el premio Ibermuseos, que pertenece a la secretaría general iberoamericana es, en este momento, uno de los esfuerzos que se está haciendo para activar situaciones colaborativas con Cuba, por integrar a los colegas cubanos en los diferentes programas de la región iberoamericana. Cuba tiene una tradición de estudios y desarrollos en el campo de los museos, que a nuestro juicio era digno de venir a ver, de conocer a los profesionales y de interactuar con ellos. Estamos convencidos que la posibilidad de estar en Cuba, con los programas de capacitación de Ibermuseos, nos da pie para compartir los conocimientos que tenemos con los colegas locales. Particularmente, en este curso tenemos diez asistentes cubanos porque, precisamente, esa es una de las condiciones de operación nuestra cuando el país nos ofrece la sede, es decir, otorgarle diez lugares para personas del país sede y creo que Cuba es un escenario proclive para el desarrollo y el campo de los museos. Tenemos mucho que aprender de Cuba. Sabemos que hay situaciones que no han hecho que las cosas sean fáciles respecto a los museos, pero creemos que hay mucho para intercambiar en cuanto a conocimientos y experiencias.