El Padre de la Patria dio inicio a la única y sola Revolución que ha existido en nuestra tierra

Octubre 10, 2023

El 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes proclamó la independencia de Cuba. Aquel temprano acto emancipador puso en pie de guerra a la isla. Para conmemorar la relevante fecha les ofrecemos un discurso pronunciado por el Dr. Eusebio Leal Spengler ese mismo día, pero del año 2017, en el cementerio Santa Ifigenia, Santiago de Cuba.

El Padre de la Patria dio inicio a la única y sola Revolución que ha existido en nuestra tierra

Hoy, 10 de octubre, cuando apenas se desdibujaban en el cielo las nubes de la noche y se levantaba el sol por el oriente, evocamos el día y la hora en que el Padre de la Patria dio inicio al magno movimiento, a la única y sola Revolución que ha existido en nuestra tierra, la que él comenzó y la que hoy continuamos.

Céspedes nació en San Salvador de Bayamo el 18 de abril de 1819, en el seno de una familia opulenta (…). Cursó sus estudios en el seno de los monasterios que existían entonces e impartían clases, de Santo Domingo y San Francisco, en Bayamo, y más tarde en La Habana, en el Real Colegio Seminario y en la Real Universidad. Su vocación fue estudiar leyes, el contacto con la tierra, el ejercicio continuo de su físico. Pequeño de estatura, fuerte e inquieto de carácter, lo cual le llevó rápidamente a tener avidez por el conocimiento, la cultura universal, las lenguas antiguas y modernas, el conocimiento de los clásicos de la literatura, de la filosofía y del pensamiento.

De regreso a su tierra, lógicamente, con tan amplia experiencia, se sintió inconforme con el estado de las cosas, participó de las ideas más avanzadas de lo que se llamaba entonces el pensamiento liberal (…). Mientras que otros propugnaban por esperar una nueva zafra, reunidos allí hacendados cuyo desarrollo en las ideas políticas y revolucionarias los llevaba como clase al borde del precipicio, él proclama la necesidad de levantarse. Y también había llegado a una conclusión: no debíamos esperar más esfuerzo que el nuestro. ¡Las armas las tienen ellos!, exclamaría en otra ocasión.

 (…) Decidió, en la madrugada del 10 de Octubre, reunir allí a los que en Demajagua, su ingenio cerca de Manzanillo, a la vista del golfo de Guacanayabo y ante el impresionable retablo de la Sierra, le escucharon pronunciar su histórico llamado(…) al mismo tiempo que proclamaba, en un país donde faltarían tantos años para la abolición de la esclavitud, la libertad de los suyos propios, desentendiéndose del pasado, haciendo un rompimiento con sus posesiones territoriales, con su posición privilegiada, con su condición de amo y señor, para transformarse en libertador.

(…) Avanzó la revolución hasta llegar a la consolidación de la idea con el levantamiento del Camagüey y de Las Villas. Y con representación de estos tres territorios se reúnen en la ciudad de Guáimaro, donde la Asamblea Constituyente lo elige primer Presidente de la República de Cuba en Armas.

Sabía perfectamente que a partir de ese momento quedaba sujeto administrativamente a la Cámara de Representantes y que ella podía sancionar sus propias determinaciones.

De esta manera, el hombre del 10 de octubre, enfrentará serenamente su destino, un destino que llevó a aquel gobierno peregrino a andar por los montes, mientras que el ejército combatía en los distintos puntos de los frentes abiertos por un adversario temible, un adversario que defendería como un tigre a su último cachorro.

Todo siguió así, hasta que el 27 de octubre las contradicciones estallaron, era el año 1873. Antes, el 11 de mayo, una noticia le había sorprendido y le había descorazonado. Con la muerte de Ignacio Agramonte en Jimaguayú, se derrumbaba el Sucre de esta historia (…) y de esa forma se prepara Céspedes para su propio destino.

El 27 de octubre de 1873 es depuesto en un lugar llamado Bijagual (…) sube con sus ropas raídas el camino del monte y llega finalmente a San Lorenzo (…). Una traición llevó hasta aquel lugar a los que le perseguían y buscaban en él la prenda preciosa, pues jamás habría podido ser entregado vivo. “Seis balas tiene mi revólver, cinco para ellos y una para mí”. Allí, el 27 de febrero de 1874, a media mañana, se sintió la presencia del enemigo en los montes. Poco pudo hacer el prefecto. Pronto, cerca de la charca donde solía bañarse todas las mañanas, su caballo Telémaco, herido de muerte, cayó sobre aquel sitio. Le faltaban 51 días para cumplir 55 años.

(…) Dos exesclavos suyos y alguien que había marcado el sitio de la fosa común, abrieron el lugar y encontraron los restos inconfundibles. Uno de ellos exclamó, al ver el cráneo levantado: “¡Es él!” Llevado a un nicho anónimo, fue conservado hasta el día en que Cuba podía rendirle el tributo (…).

(…) Padre, un día te trajeron a Santiago con ropas raídas, ensangrentado y desecho; eras joven, pero habías envejecido en el dolor, en el sufrimiento, en la ingratitud, pero jamás te abandonó la esperanza. Tú rechazaste una vez, con palabras gentiles, a las mujeres cubanas la ofrenda de la espada que hoy se ha colocado al lado de tu urna, pero dijiste a ellas que no querías legar a tus hijos ningún bien material, sino tus ideas, tu voluntad y que ella, la espada, sería una posesión futura de la nación libre. Esto se ha cumplido.

Cuando te trajeron desecho, tus zapatos estaban cosidos con alambre. Nada podía identificar lo que latía en aquel cuerpo con los ojos grandes y abiertos.

Discurso pronunciado por el Dr. Eusebio Leal Spengler, en el cementerio de Santa Ifigenia el 10 de octubre de 2017.

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