Arco geodésico de Struve

Arco geodésico de Struve

Arco geodésico de Struve

Noviembre 17, 2021

 

Desde la antigüedad, concebir la extensión y la forma de la Tierra fue una de las cuestiones más recurrentes entre los eruditos. Fueron los griegos los primeros en afirmar su esfericidad y en realizar, por medio del helénico Eratóstenes, una de las primeras mediciones de gran exactitud. Estas mediciones son el origen de la geodesia, subrama encargada de definir la forma, orientación en el espacio y campo gravitatorio del planeta. Una aplicación práctica es la medición de terrenos más o menos extensos, para lo cual se utiliza la triangulación entre varios vértices geodésicos.

A principios del siglo XIX el científico ruso de origen alemán Friedrich Georg Wilhelm von Struve se trazó como objetivo determinar el tamaño y la forma exacta de la Tierra. A través de una serie de triangulaciones, demostró que esta se encuentra achatada en sus polos y ajustó el radio terrestre con un margen de error de apenas 200 metros. También jugó un papel importante en el adelanto de las ciencias geológicas y en la realización de mapas topográficos precisos.

Las inquietudes de Struve llegaron vía familiar. Su padre fue reputado matemático en la zona fronteriza entre Alemania y Dinamarca, quien se mudó con su familia a Estonia para evitar su reclutamiento en las guerras napoleónicas. En la ciudad de Dorpat, hoy llamada Tartu, Friedrich accedió a la universidad. Inicialmente estudió filología, pero rápidamente cambió a astronomía. Sus investigaciones le aportaron fama en los círculos científicos internacionales. Se aficionó por la geodesia y de este interés nació su proyecto. Por entonces, era aceptada la teoría newtoniana de que la Tierra, más que una esfera, era un elipsoide, pero faltaba por concretar cuánto. El trazado del arco geodésico tuvo como fin concretar esta medida.

Llevada a cabo entre 1816 y 1855, la empresa involucró la cooperación sin precedentes a favor del avance científico de dos grandes territorios de aquel entonces; por un lado, los Reinos Unidos de Suecia y Noruega y, por otro, el Imperio Ruso.

El estudio requirió del levantamiento de una red de triangulaciones constituido por 258 triángulos y 265 puntos fijos principales que se extienden por diez países, a lo largo de 2.820 km. En el norte arranca en el vértice de Fuglenaes, cerca de la localidad noruega de Hammerfest, y en la sur llega hasta Staro-Nekrasowka, justo por encima de la desembocadura del río Danubio, en el mar Negro.

La Lista del Patrimonio Mundial comprende 34 de los puntos fijos originales señalados por diferentes medios: perforaciones en rocas, cruces de hierro, túmulos, columnas de piedras o ladrillos y obeliscos. Muchos de estos vértices forman parte de los sistemas geodésicos de sus estados, por lo que siguen cumpliendo su función original pese al advenimiento de los GPS. Reconocidos por la Unesco en 2005 por su alto valor histórico y a la ciencia, es una referencia de patrimonial transnacional.

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