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Dos himnos nacionales

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Octubre 4, 2021

 

La Revolución Francesa fue un faro para las revoluciones que le sucedieron, entre ellas la cubana. Su himno, La Marsellesa, se convirtió en un símbolo internacional para los pueblos. Compuesta por Joseph Rouget de Lisle, en 1792, nació en tiempos de guerra y revolución. Cuenta con 7 estrofas, aunque generalmente se cantan la primera (a veces la sexta y la séptima) y el estribillo.

Nuestro Himno Nacional también nació en medio de la efervescencia bélica y recibió influencias de La Marsellesa, de ahí la similitud entre sus letras. Los patriotas que lucharon en la Guerra de los Diez Años estuvieron inspirados por los ideales de igualdad, libertad y fraternidad.

En 1867, algunos de los integrantes del Club Revolucionario de Bayamo solicitaron a Pedro (Perucho) Figueredo que compusiera La Marsellesa “de los cubanos”. Un año después, el 20 de octubre de 1868, en la Plaza Mayor de Bayamo, el pueblo enardecido por la primera victoria de las fuerzas insurrectas pidió a Perucho ponerle letra a la música que había compuesto en 1867 para que acompañara a los revolucionarios en su lucha por la independencia. Inspirado en el himno galo, Perucho rindió homenaje a los ideales revolucionarios del pueblo. Nació así lo que hoy cantamos como Himno Nacional.

Ambos, La Marsellesa y La Bayamesa, nacieron en las mismas circunstancias, en plena guerra y en el interior del país; para luego expandirse por toda la nación, al ritmo de batallas.

La Marsellesa

(Estribillo)

¡A las armas, ciudadanos!

¡Formad vuestros batallones!

¡Marchemos, marchemos!

¡Que una sangre impura

inunde nuestros surcos!

 

La Bayamesa. Himno nacional de Cuba

(Primera y segunda estrofas)

Al combate corred, bayameses,

que la patria os contempla orgullosa.

No temáis una muerte gloriosa,

que morir por la patria es vivir.

 

En cadenas vivir es vivir

en afrenta y oprobio sumido.

Del clarín escuchad el sonido.

¡A las armas, valientes, corred!

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