La desconocida labor de las enfermeras

La desconocida labor de las enfermeras Margarita Núñez Núñez y Martina Guevara Molina

La desconocida labor de las enfermeras

Julio 23, 2021

 

En los terrenos donde hoy se emplaza Coppelia se encontró desde 1886 hasta 1958 el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes. En este sitio, el 21 de agosto de 1899, bajo la Superintendencia de la enfermera norteamericana Mary Agnes O’Donnell, surgió la primera escuela de enfermería en Cuba. Su objetivo principal fue permitir a las mujeres el ejercicio de la profesión y proporcionarles la manera de obtener trabajo. Tres años después, en 1902, se entregaron los diplomas de graduadas por la Universidad de La Habana a las primeras siete enfermeras cubanas: Rosa Gallardo García, Martina Guevara Molina, Adelaida Rendón Alarcia, Antonia Tejedor Herrera, Trinidad Cantero, Rosa Seigle Comesaña y Bienvenida Cantón Pérez.

A inicios de 1909, la recién fundada Secretaría de Sanidad y Beneficencia dispuso el nombramiento de un grupo de enfermeras cubanas para asumir las responsabilidades que, hasta ese momento, estaban en manos de las enfermeras norteamericanas. Entre ellas estuvieron Margarita Núñez Núñez y Martina Guevara Molina, quienes asumieron la conducción del trabajo de salud, la vigilancia epidemiológica y la formación de las futuras enfermeras. Margarita había comenzado sus estudios en el Hospital Nuestra Señora de las Mercedes y los había continuado, hasta su graduación, en el Hospital Número Uno, hoy Hospital Universitario General Calixto García. Por su parte, Martina fue una de las primeras siete enfermeras graduadas en 1902.

Ambas impulsaron la creación de la Asociación de Enfermeras de la República de Cuba (ANERC), que quedó oficialmente fundada el 29 de marzo de 1909 en la Escuela de Enfermeras del Hospital Número Uno, primera organización profesional de la salud de carácter nacional, primera organización profesional de enfermería y una de las seis primeras organizaciones sociales femeninas de Cuba. Vale resaltar que en ese momento el número de graduadas en el país apenas llegaba a 300. En 1911 cambió su nombre por Asociación Nacional de Enfermeras y Alumnas de la República de Cuba (ANEARC). En sus sesiones, además de asuntos de la profesión, se promovían debates acerca de la realidad social en que vivían las enfermeras, en su doble condición de mujeres y asalariadas.

Bajo la presidencia de Margarita Núñez se construyó en 1912 el Panteón de las Enfermeras en la Necrópolis de Colón, sufragado con la contribución de las enfermeras afiliadas. Tras su muerte, la asociación financió la construcción de un pabellón en el Hospital Calixto García para la atención de salud de las enfermeras. Este se inauguró el 26 de agosto de 1928 y se decidió que llevara el nombre de la insigne enfermera.

Con el paso del tiempo, el uso del edificio cambió y, desafortunadamente, se perdió la memoria sobre aquellas primeras mujeres que se dedicaron a la enfermería. En la actualidad el pabellón presta servicios de la especialidad de otorrinolaringología y se denomina Emilio Martínez Martínez.

Pocas son las personas que trabajan en el hospital que tienen conocimiento sobre estos acontecimientos. No existe una placa ni ningún otro soporte informativo que recuerde y exalte la meritoria labor desempeñada por esas primeras mujeres, quienes abrieron el camino para aquellas que estudiaron esa especialidad. A su vez, ellas también contribuyeron en allanar el sendero para ejercicio profesional de las mujeres en la isla.  

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