dest La presencia en La Habana de Sandú Darié

La presencia en La Habana de Sandú Darié

La presencia en La Habana de Sandú Darié

Yonlay Cabrera Quindemil

Enero 22, 2021

 

En 1941 arriba a Cuba el artista rumano Sandú Darié Laver. Desde su llegada comienza a trabajar como caricaturista (labor que había realizado en Francia entre los años 1926 y 1939). Pero su verdadera impronta en el contexto cubano empieza en el año 1949 con su segunda muestra personal en el Lyceum Lawn and Tennis Club de La Habana, donde comienza a trabajar con la abstracción geométrica como eje central de sus indagaciones plásticas.

La exposición se llamó Composiciones 1949, y consistía en cuadros abstractos de carácter lírico, con algunos atisbos de racionalización geométrica. Desde el título de la muestra, el artista nos presenta su voluntad de entender la creación pictórica como un proceso investigativo, donde las obras independientes son una instancia del conjunto genérico al cual pertenecen. A finales del año, Darié comienza a modificar tímidamente el bastidor donde se monta la tela, de modo que se extiende por fuera del marco físico de la obra. Este descubrimiento ahora nos resulta completamente común, pero en su momento rompía con una tradición muy sólida en los modos de preparar el lienzo para la pintura y por extensión de la concepción de las artes plásticas.

En el año 1950, realiza su segunda exposición personal en el mismo Lyceum. Esta se llamó Estructuras pictóricas 1950, y en ella el artista se vuelca completamente hacia la abstracción geométrica. La idea de las extensiones del bastidor sobre el marco de la tela se hace latente, y se expresa de forma mucho más consciente en la composición de la obra. En las palabras al catálogo, Darié describe sus estructuras pictóricas como especulaciones sobre la abstracción de la forma-cuadro en el espacio-tiempo. El proceso de concepción inicia por la división del rectángulo, obteniendo el triángulo como forma-cuadro elemental; la composición se basa en la variación de triángulos como nueva forma-cuadro en un espacio continúo y ello apoyado por un ritmo ortogonal con elementos agregados, que sugieren la prolongación del plano al infinito.

La reticencia del contexto ante este tipo de arte, instaron a Darié a realizar acciones de carácter pedagógico como visitas guiadas, conferencias y textos explicativos de las exposiciones. Aun cuando su obra era muy bien recibida por la crítica y la opinión internacional, el contexto cubano estaba lejos de entender la propuesta revolucionaria de este artista. Quizás por falta de tiempo o debido a las contingencias históricas, Darié nunca fue profesor directamente, pero sus declaraciones abrieron el camino para una gran sección del arte cubano de los años 50.

Uno de los colegas cubanos con los que Darié trabajó más de cerca fue Martínez Pedro. La interacción entre ellos nunca fue de creación conjunta, sino como intercambio de ideas y espacios expositivos (Primera exposición concreta, Facultad de Arquitectura, Universidad de La Habana, 1955). El trabajo con Martínez Pedro inició el interés de Darié en la colaboración, como una vía efectiva para la expansión y diversificación de su ideas y sensibilidad estética.

Entre los años 60 y 80 realiza trabajos para el Ballet en el diseño de vestuarios y escenografías (3 estructuras -Vida, Pasión, Esperanza, 1961; Forma, color y movimiento, 1962) y en la concepción del espectáculo como un todo (Dinamia, 1971). En colaboración con Juan Blanco, quien estuvo a cargo de la música, Darié concibe los murales para el Hospital Hermanos Ameijeiras (El día y La noche, 1982). Como colofón de sus proyectos en colaboración, Cosmorama – Poema espacial No.1 (1964) fue una de sus más efectivas incursiones en el cine.

El cosmorama como concepto existía desde el siglo trece, y fue usado ampliamente como atracción en las ferias y circos. Con el tiempo la confección de cosmoramas cayó en desuso. Según el Gran Diccionario de la Lengua Española LAROUSSE, el cosmorama es un aparato óptico que, mediante una cámara oscura, aumenta la imagen de un objeto. Darié reinterpreta este concepto, y en su poética los Cosmoramas representan la visión cosmogónica proyectada a partir del concepto de Pictomorfismo estructural o Pictomorfismo estructural transformable, bajo el dominio de controles ópticos y electrónicos. En palabras Darié, el Pictomorfismo estructural consiste en un nuevo estado dinámico de la pintura abstracta, para sugerir una mecánica relativista.

De los experimentos con los cosmoramas, destaca el material audiovisual Cosmorama – Poema espacial No.1, consistente en un estudio experimental de formas y estructuras en movimiento con luces y color, que logran imágenes plásticas en desarrollo. La cinta es una de las más interesantes expresiones del cine experimental en Cuba y es considerado por muchos el primer videoarte realizado a consciencia por un artista, para ser incluido en el contexto de las artes visuales.

Una de las marcas más evidentes de la producción de Darié en el contexto cubano, fue un importante grupo de obras de carácter monumental orientado a la reanimación urbanística; en la actualidad, estas obras forman parte activa de la identidad de los lugares donde están emplazadas. Aereopuertos para la paz, 1978, consiste en composiciones realizadas a partir de tubos de fibrocemento que remedan palomares, interpretados libremente por el artista sin perder su funcionalidad. En el proyecto inicial esta suerte de torres, estarían distribuidas a lo largo de todo el país, en las cercanías de las escuelas al campo. El Arbol Rojo, 1981, es una obra interactiva compuesta por elementos móviles que son activados por la acción del viento y la presencia del espectador. Ubicado a la entrada del Palacio Central de Pioneros en el Parque Lenin, el Árbol rojo es una bella pieza monumental de gran impacto sensorial.

Sandú Darié fue una de las figuras más importantes del contexto cubano entre los años 50 y 70. Su capacidad creativa se mantuvo vigente todo el tiempo hasta una fecha muy cercana a su muerte en el año 1991. Sin embargo, la atención a sus logros fue mermando a principios de los ochenta y, ni siquiera la gran muestra retrospectiva que le dedicara el Museo Nacional de Bellas Artes en el año 1988, lograron reubicar la atención del público especializado en su trabajo. Solo muy recientemente su obra se ha ido revalorizando y cotizando a el mercado mundial, al tiempo que es incluido en exposiciones colectivas temáticas.

Por otra parte, sus investigaciones están todavía latentes, pues muchos de los caminos que abrió se continúan explorando como parte del arte contemporáneo.

La figura de Darié ha estado relegada por demasiado tiempo, ya es tiempo de comenzar a recuperar su memoria y lo que va quedando de la obra que realizó.

 

Notas

* Conferencia presentada en el II Coloquio Presencias europeas en Cuba, 2018, del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo.

Yonlay Cabrera Quindemil. Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de La Habana. Creador visual, diseñador y crítico de arte. Desde 2010 trabaja con los Nuevos Medios como artista e investigador. Ha realizado varias exposiciones personales en Cuba y ha participado en muestras colectivas en el extranjero. En 2017 presentó DIAGRAMAS 2017, una exposición en la que se evidenciaba la influencia de la geometría y de los sistemas modulares de Sandú Darié. A propósito de la exhibición, ofreció una conferencia en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales titulada Las investigaciones inconclusas de Sandú Darié, circunscrita al 7mo. Salón de Arte Contemporáneo.

Comments are closed.