Río Danubio, Austria

Austria

Río Danubio, Austria

Septiembre 23, 2020

 

Austria es el país de Mozart, de Sigmund Freud y de la emperatriz Sisi. Es la tierra del Danubio, donde nacieron los valses de Johann Strauss y el romanticismo de Franz Shubbert.

El vienés auténtico, como idioma, no existe. Presenta una mezcla de húngaro, alemán, italiano, esloveno y croata; pero es el alemán el idioma oficial en gran parte del país.

Otocar II, Rey de Bohemia, y Rodolfo I de Habsburgo, se disputaron el trono de Austria, imponiéndose el Habsburgo y dando inicio a la dinastía más larga de la historia de Europa, que se extendió desde 1278 a 1918.

Su capital es Viena, declarada ciudad imperial en 1237. Se encuentra a orillas del Danubio y en ella se conjugan lo gótico con lo posmoderno. Entre las edificaciones más importantes están la Catedral de San Esteban, de 137 metros de altura y 343 peldaños que llevan a los visitantes hasta la torre más alta. El tejado está compuesto por 250 mil tejas vidriadas con una decoración geométrica de diez colores diferentes.

El complejo imperial de Schönbrunn está considerado el Versalles vienés. El exterior del palacio es de estilo barroco, mientras que en su interior predomina el rococó. El complejo imperial, con el castillo y sus jardines, fue declarado, en 1996, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El Conjunto de Hofburg es el complejo arquitectónico más grande de la ciudad. Era la residencia de invierno de los Habsburgo, mientras que el de Schönbrunn era la de verano. Dentro de sus instalaciones se encuentra el Museo de la Emperatriz Sisi, la Biblioteca Nacional, la Escuela española de equitación y los despachos presidenciales.

Uno de los mejores ejemplares del modernismo vienés es el Pabellón de Exposiciones de la Secesión vienesa. El elemento más llamativo es la cúpula semiesférica hecha con 3 mil hojas de laurel dorado. En su fachada se puede leer el lema de la Secesión: “A cada época su arte, a cada arte su libertad”. El modernismo austríaco o Secession, a diferencia del Art Nouveau francés o el Modernismo catalán, era más austero y geométrico, y se extendió de 1887 a 1905, con Gustav Klimt como su primer presidente.

Desde finales del siglo XVIII y hasta la Primera Guerra Mundial, Austria se convirtió en la segunda capital cultural de Europa, solo superada por París.

Austria, un país que ha sobrevivido al fin de un imperio y a dos guerras mundiales, ha sabido encontrar el equilibrio entre desarrollo y naturaleza, entre pasado y presente.

En su historia se encuentra uno de los personajes más famosos, la emperatriz Isabel de Baviera (1854-1898), más conocida como Sisi, una de las mujeres más bellas del mundo. En el Palacio Hofburg hay un museo en su honor donde se muestran sus ostentosos vestidos y el estricto modo de vida que llevaba, sobre todo en la alimentación y ejercicios físicos.

Austria es la cuna del maestro del clasicismo musical, Wolfgang Mozart (1756-1791), quien abarcó todos los géneros de su época con reconocidas obras de la música sinfónica, concertante, de cámara, para fortepiano, operística y coral. Entre sus obras más famosas están La flauta mágica, Las bodas de Fígaro y Don Giovanni. Mozart escribió más de 600 piezas musicales.

En las artes plásticas, dos vieneses destacan: Gustav Klimt (1862-1918) y Egon Schiele (1890-1918). Ambos son figuras relevantes del llamado Expresionismo vienés, un estilo que dio importancia al mundo de las emociones internas.

Klimt fue uno de los mayores representantes del simbolismo y del modernismo vienés. Su obra se caracteriza por la profusión de los dorados y los elementos de colores vivos, el lirismo y la influencia de la estampa japonesa. Entre sus obras más importantes está El beso (1907-1908).

Su discípulo, Egon Schiele, fue un artista incomprendido en su época. Cultivó una obra caracterizada por la línea gruesa y el cuerpo desnudo. El Museo Leopoldo, de Viena, conserva la colección más grande de obras de Schiele, con unas 340 pinturas y alrededor de 2800 acuarelas y dibujos.

Austria es también el seno del vals, el baile más elegante de la nobleza en las monarquías centroeuropeas hacia el siglo XVIII. Vals significa “girar”, por lo que este es un baile rotativo donde los bailarines constantemente están girando. Federico García Lorca expresó su sentir hacia el vals en su poema lírico Pequeño vals vienés, de 1929.

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