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Lydia Cabrera

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   Lydia Cabrera

    Etnóloga

Lydia Cabrera es considerada una de las más brillantes etnólogas de la historia cubana, destacada por sus estudios sobre la presencia y huellas de la cultura africana en la Isla.

Hija del destacado periodista, abogado y patriota cubano Raimundo Cabrera, nació el 20 de mayo de 1899. Debido a su naturaleza enfermiza, durante la niñez casi nunca asistió a la escuela, por lo cual estudió básicamente en su hogar con tutores. Realizó el bachillerato de manera libre y luego tomó algunos cursos de posgrado. En 1913 comenzó a escribir la crónica social de la revista Cuba y América bajo el seudónimo de Nena. Viajó a Francia a los 26 años de edad, instalándose definitivamente en París dos años después, donde pudo hacer realidad una de sus grandes pasiones de juventud: aprender pintura. Matriculó en L’École du Louvre y se graduó tres años más tarde.

A finales de la década de 1930, Cabrera hizo varios viajes a Cuba. Con ayuda de sus antiguas “tatas” o cuidadoras negras logró un cúmulo de informaciones sobre las culturas africanas. Al regresar a París escribió unos cuentos basados tanto en sus investigaciones como en los relatos oídos de viva voz durante su infancia, y fueron publicados en prestigiosas revistas francesas. En 1936 la casa editorial Gallimard los agrupó bajo el título “Contes nègres de Cuba”.

Regresa a Cuba huyendo de los embates de la Segunda Guerra Mundial en Europa y ya en la Isla va consolidando su pasión por el folklor cubano. Fue alumna de Fernando Ortiz, ilustre etnólogo y antropólogo cubano, al que agradeció gran parte de su formación y quien prologó su edición en español de “Cuentos negros en Cuba” (1940). Su labor investigativa la fue alejando cada vez más de la ficción literaria para derivar en estudios en los aspectos lingüísticos y antropológicos de la cultura afro-cubana. Trabajos suyos fueron publicados en las revistas cubanas Orígenes, Revista Bimestre Cubana, Lyceum, Lunes de Revolución y Bohemia, así como en las francesas Cahiers du Sud, Revue de Paris y Les Nouvelles Litteraires.

En 1954 publica “El monte igbo finda, eweerisha, vititinfinda (Notas sobre las religiones, la magia, las supersticiones y el folclore de los negros criollos y del pueblo de Cuba)”, considerado con posterioridad “la Biblia de las religiones y liturgia afrocubanas”. Otras de sus obras más trascendentales son: “Refranes de negros” (1955), “Anagó. Vocabulario lucumí (el yoruba que se habla en Cuba)” (1957), “La sociedad secreta Abakuá narrada por viejos adeptos” (1958), “OtánIyebiyé, las piedras preciosas” (1970) y “Apayá: cuentos de Jicotea” (1971).

Desentrañar “la huella profunda y viva que dejaron en esta isla, los conceptos mágicos y religiosos, las creencias y prácticas de los negros importados de África durante varios siglos de trata ininterrumpida” fue un propósito significativo de la eminente intelectual.

En 1960 se trasladó a los Estados Unidos y se estableció en Miami, Florida. Allí, después de varios años sin escribir, retomó sus labores investigativas y publicó nuevos libros siguiendo la misma temática. Luego de algunos años en España, regresó a los Estados Unidos, donde preparó varias antologías de su obra y asesoró a investigadores y académicos.

Con 92 años de edad, falleció el 19 de septiembre de 1991, en Miami, Estados Unidos.

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