Museo J. Paul Getty (2)

Adaptación y sobrevivencia. Los museos y sus estrategias en la red. Parte III

Museo J. Paul Getty (2)

Yainet Rodríguez

Mayo 1ro., 2020

 

Las tecnologías digitales pueden proveer de nuevas experiencias sensoriales frente al objeto patrimonial, lo cual incide en nuestras respuestas emocionales y cognitivas y, en consecuencia, en el proceso de negociación de su significado. A estas experiencias el investigador neerlandés Martijn Stevens las denomina hápticas, un concepto que describe la interacción con el contenido digital en términos de afinidad, conectividad y atracción. Estando los contenedores físicos del patrimonio cerrados, los museos han recurrido a sus presencias en las redes para abrir a una comunicación de ida y vuelta con sus públicos en línea. Las acciones en redes sociales se han beneficiado de su instantaneidad, brevedad y carácter sincrónico en pos de interactuar con los usuarios y de promover su participación activa, involucrándolos en retos en los cuales expresen su creatividad. De esta forma han alentado la apropiación de sus colecciones y les han ofrecido la libertad de modificarlas y, con ello, de percibirlas y experimentarlas a su manera.

Así lo ha hecho el Museo de la Vida Rural Inglesa, el cual ha relacionado objetos y fotografías de su colección con los videojuegos. Convocó a sus seguidores a descargar el juego Animal Crossing: New Horizons, recién salido al mercado el 20 de marzo, y diseñar un delantal para uno de sus personajes inspirándose en las piezas de vestuario de campo de su colección. Poco después, activó su red social Twitter con un nuevo desafío. Este consiste en recrear en Minecraft siete fotografías que representan paisajes y escenas costumbristas de un ambiente rural. La respuesta de los usuarios fue inmediata y las recreaciones en el entorno del juego se sucedieron una tras otra. Dicha actividad ha sido efectiva para atraer a un nuevo público: los gamers, y nuclear en torno al museo a una comunidad que, por lo general, no suele sentirse conectada afectivamente a las instituciones museales. Ambas propuestas vinculan el uso de las colecciones online con un medio de entretenimiento digital, al tiempo que hacen notar que el museo no es sinónimo de aburrimiento.

Una de las mayores tendencias en las redes han sido los retos a recrear obras icónicas del arte. Los llamados challenge se popularizaron muchos antes que el coronavirus fuera declarado pandemia y se desencadenaran los acontecimientos actuales, pero en circunstancias de aislamiento, cuando familias enteras tienen tiempo para divertirse juntos, el éxito de este tipo de práctica alcanza probabilidades de hacerse viral. Y así ha sido. El Rijksmuseum, de Ámsterdam fue quien primero lanzó la convocatoria a través de la cuenta en Instagram Between Art and Quarantine. Establecía como requisito el empleo de objetos que pudieras hallar en casa. Alentaba, además, a buscar inspiración en su colección, disponible en su sitio web. Más tarde, el Museo J. Paul Getty, de Los Ángeles, invitó a sus seguidores por Twitter a una acción similar, aunque introdujo la exigencia de elegir una pieza de su colección, digitalizada, descargable y disponible online. Usuarios de todas las latitudes han reinterpretado con imaginación, humor y destreza obras de Van Gogh, Jacques-Louis David, Edvard Munch, Leonardo Da Vinci, Turner, Goya, Frida Kahlo y Jeff Koons, por solo mencionar algunos artistas.

Hallar tu doble artístico con solo subir un selfie y que una inteligencia artificial busque parecidos razonables entre una base de datos gigantesca de obras de arte, es la funcionalidad principal de la herramienta Google Art Selfie. Aunque no ha sido desarrollada por los museos, ni es reciente sino de 2018, durante este periodo de cuarentena miles de usuarios se han apasionado por ella, al igual que por los tours 360° de la plataforma Google Arts & Culture, que ofrece la posibilidad de explorar museos y exposiciones de todo el mundo. Esta cuenta además con información histórica sobre movimientos culturales y documentos de un elevado valor patrimonial.

Las fórmulas de las instituciones para involucrarse con el público han tomado muchas formas, algunas de las cuales han incluido dosis de humor unido al factor de lo inesperado. La cuenta en Twitter del Museo Nacional de Historia Americana ha estado muy activa, gracias a la idea de establecer conexiones entre un emoji y un objeto de su colección asociado a personas y eventos. Una usuaria, por ejemplo, envió el emoticón de un libro y el museo lo relacionó a una máquina de escribir Remington, de 1960, que perteneció al poeta y artista Lawrence Ferlinghetti. En cada caso, se indican datos de interés sobre la pieza que remite a su página web.

Igual de audaz ha sido que el National Cowboy & Western Heritage Museum, en Oklahoma, haya puesto a cargo de su Twitter a Tim Send, su jefe de seguridad. Sus tweets, que abordan la colección y las exhibiciones temporales, han avivado el interés de los usuarios debido al lenguaje amable e hilarantemente sanos con que Tim caracteriza y describe lo que observa. Esta voz inusual ha despertado las simpatías e identificación de su comunidad online, al punto que algunos dicen querer visitar el museo en cuanto concluya este período de distanciamiento social.

Organizar talleres, conferencias magistrales y charlas es una actividad frecuente dentro de los programas culturales de las instituciones museales. Tras el cierre de los museos, algunos de ellos reajustaron a la condición online, a través de su web y su canal en YouTube. Numerosos son los centros que han tomado esta iniciativa, pero uno de los más notables ha sido el Museo de arte digital (MuDA), de Suiza. Ha concebido un diverso programa de clases que tiene en cuenta a todos los grupos de edades, comprendidos entre los 6 y los 18 años de edad, los adultos y los pensionados. Las temáticas abarcan el audiovisual, la música, los juegos, la robótica, la electrónica, la programación, la animación, la codificación, las matemáticas, la geometría, la biología, el bordado y prácticas DIY o Do it yourserlf, las cuales pueden ser impartidas hasta en cinco idiomas, inglés, francés, alemán, italiano y suizo-alemán.

El COVID-19 ha cambiado las dinámicas de millones de personas en todas partes del mundo. Previendo la importancia de su registro para la memoria de la humanidad, disímiles son los museos y plataformas de contenidos que han solicitado a sus usuarios el envío de historias personales, fotografías, videos, dibujos, pinturas, collages, diarios, historietas o cualquier otro recurso a través del cual manifiesten las maneras en que el coronavirus ha incidido en sus vidas. La biblioteca digital Europeana y el sitio web Minnen, asociado a los museos de Suecia y Noruega, así como el Museum of Ordinary People y Museo Europäischer Kulturen (MEK), con los hashtags #TheseTimes y #CollectingCorona respectivamente, han lanzado este llamado, a fin de integrar a su colección los documentos y objetos que voluntariamente les quieran donar.

Comments are closed.