En el Centro Histórico de La Habana se lleva a cabo desde hace más de dos décadas, gestionado por la Oficina del Historiador, un proceso de desarrollo local que demuestra la posibilidad de —con un enfoque integral (cultural, económico y social) — llevar adelante el beneficio humano sostenible de una de las áreas más complejas de la ciudad. La vitalidad, riqueza y dinamismo de este proceso endógeno le ha generado un prestigio y credibilidad mundial que ha contribuido a promover el interés de la cooperación internacional en la participación o apoyo de una u otra forma a este.

Por su relevancia histórica, arquitectónica y sociocultural, el Palacio del Segundo Cabo ha sido apoyado por diferentes proyectos de cooperación internacional. Estas iniciativas han contribuido a la restauración del inmueble, la adquisición de equipamientos para sus diferentes salas de exposición, y para el diseño y presentación de sus contenidos, permitiendo consolidar este espacio como el Centro para la interpretación de las relaciones culturales entre Cuba y Europa.  

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