David Rodríguez Sánchez-Galarraga
Septiembre 7, 2017
En horas de la tarde de este miércoles 6 de septiembre, el Historiador de la Ciudad de La Habana, Dr. Eusebio Leal Spengler, recibió la Gran Cruz de la Orden Isabel la Católica, en el Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo, de manos del ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación de España, Sr. Don Alfonso Dastis, quien se encuentra de visita oficial a Cuba.
Además del ministro español, presidieron la ceremonia Armando Vergara Bueno, director general adjunto de Asuntos Bilaterales del Ministerio de Relaciones de Cuba; Abel Prieto Jiménez, ministro de Cultura de nuestro país; Homero Acosta, secretario del Consejo de Estado; Miguel Barnet, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba; el excelentísimo Sr. Juan José Buitrago, embajador de España en La Habana, el cuerpo diplomático acreditado y otras personalidades del ámbito cultural, académico y religioso de la Isla.
El Dr. Eusebio Leal Spengler ha sido el líder y principal promotor del proyecto de rescate y conservación del Centro Histórico Habanero, en su función de Historiador de la Ciudad, cargo que ocupa desde 1967.
La mencionada distinción fue conferida al historiador cubano en mayo pasado por el rey de España Felipe VI, a propuesta del ministro Asuntos Exteriores y de Cooperación de la nación europea, Sr. Don Alfonso Dastis, quien afirmó en su alocución:
“Lo que reconocemos hoy es, sin dudas, una gran obra, nada menos que haber preservado La Habana y su maravilloso patrimonio frente a los embates del tiempo, de la naturaleza y la desidia. Una tarea por la cual el Dr. Eusebio Leal ha dedicado su vida entera y, gracias a ella, se ha conservado para Cuba y para el mundo una ciudad sin igual, y con ella, además de los palacios magníficos, de las plazas inundadas de vida y de los atardeceres mágicos del Malecón, se han salvado también cinco siglos de historia de una civilización propia, construida sobre las idas y las vueltas de uno y otro mundo”, precisó el ministro español.
Por su parte, el Historiador de la Ciudad de La Habana conmovió con sus apasionadas palabras a los presentes en la sala principal del Palacio del Segundo Cabo, sitio donde se realizó el acto de entrega de la Gran Cruz.
“Necesariamente, la primera palabra tiene que ser gratitud. Siempre he considerado que una virtud fundamenta y otra que no lo es. La primera es la gratitud (…); la otra es la envidia, que se arrastra a los pies de la primera por lo que no ha conseguido y merece el olvido. Por eso mi primer agradecimiento es para su majestad, el rey Felipe VI, por hacerme merecedor de esta sagrada orden”.
“En este momento mi pensamiento va primero a los que ya no están: obreros, arquitectos y restauradores; y también para todos aquellos que hasta hoy han querido acompañarme y de aquellos que les tocará en el futuro. Quiero agradecer muy particularmente la presencia de mi entrañable amigo, el cardenal Jaime Ortega Alamino y de Fray Manuel Uña, quien apoyó con tanto esmero y cuidado intelectual el nacimiento del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, heredero de lo que una vez la Orden creó por voluntad pontificia y real. Quisiera agradecer a mi familia, a mi madre que ya no está y mi hijo presente, en nombre de todos ellos que comparten un momento tan particular de alegría, porque no todas las veces en la vida el sembrador llega a ver los frutos y hoy podido verlos, doy gracias por eso”
“Agradezco también a la voluntad política del Estado, en especial al Comandante en Jefe Fidel Castro, al General Presidente Raúl Castro, que ambos, con entrañable confianza confirmaron la tarea en la cual me he desempeñado, apartando del camino a todas las dificultades y abrojos que en tiempos difíciles se oponían y creaban dificultades excesivas a una obra de esta magnitud que, lógicamente está inconclusa”.
“(…) y si más allá de las columnas está Cuba, la más preciada de las colonias españolas, la llorada Cuba que se perdió una vez, no será perdida por segunda vez. Nosotros, señores ministros, continuamos la obra de nuestros padres que nos pertenece porque descendemos de los gallegos que andaban por la mar pescando y en el seno de la ciudad se encontraban sus familias, teñidas de colores, porque somos hijos de la pasión y el amor. De los vascos, que se abrieron paso a pie en nuestra tierra; la tenemos de los asturianos que entraron con hachas a los bosques de Baracoa; de los canarios que se establecieron en la Nueva Filipinas, lo que llamaron más tarde Pinar del Río (…); todos nos dejaron su palabra, su sueño, su gofio y su tiempo (…)”.
“En definitiva, España con nosotros, y cuando allá, en medio de la guerra feroz, cuya memoria está lavada y perdonada por el tiempo, cayó otro de los grandes poetas españoles, el llamado pastorcillo de Higuela recitó estos versos: te llevas el sol de Cuba en los huesos y el de España en los ojos. Que ese Sol esté siempre en la niña de nuestros ojos y que viva siempre. Gracias a su majestad el rey y a usted, canciller, que en su corto tiempo en Cuba ha encontrado espacio para mí, una piedra en el tiempo, solo eso, nada más” – finalizó así su intervención el Historiador de La Habana, acompañado de un mar de aplausos como muestra de respeto y admiración.
Cuatro décadas de intensa labor intelectual y política al frente de la dirección del patrimonio cubano son una prueba inquebrantable de la dedicación del Historiador a la promulgación de los principales valores culturales y patrióticos de la nación, empeño que lo hace merecedor de varias de las más trascendentales órdenes y reconocimientos cubanos y extranjeros.
El también miembro del Consejo de Estado de la República de Cuba y decano del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, cuenta ahora con un nuevo reconocimiento, la Gran Cruz de la Orden Isabel la Católica, una distinción civil instituida por el rey Fernando VII, en 1815, con el nombre de Real y Americana Orden Isabel la Católica y que en la actualidad es concedida a aquellas personas que realizan un trabajo meritorio para estrechar los vínculos históricos y de amistad con España.
El ministro de Relaciones Exteriores de España había recordado en su intervención aquellos versos de la insigne poetisa cubana Fina García Marruz, quien expresó sobre la labor patrimonial desarrollada por el Historiador de la Ciudad de La Habana: “en su sacrificio humilde y la entrega tenaz de sus horas, con la vehemencia prometeica con que ama La Habana, a Eusebio Leal (…), cuando lo olviden los hombres, aún lo recordarán las piedras”.