Con mucho placer los recibimos en el Palacio del Segundo Cabo, institución que acaba de cumplir su primer aniversario como Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa. Nos acompaña el Excmo. Sr. Jean Marie Bruno, embajador de Francia en Cuba, el doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, funcionarios de la embajada de Francia, personalidades de la cultura, y amigos y colaboradores de la Oficina del Historiador.
Asistimos hoy a un acto de deslumbramiento, de esos que describiera Alejo Carpentier, quien supo advertir lo real maravilloso del mundo americano, como “…inesperada alteración de la realidad, una revelación privilegiada, una iluminación inhabitual…”. Sin dudas, el hallazgo en una de las casas habaneras del hermoso y peculiar vitral que hoy presentamos se suma a ese inventario de descubrimientos que arqueólogos, historiadores o personas de ojo aguzado han protagonizado en las antiguas arquitecturas habaneras.
El autor de esta pieza es el maestro del vidrio y el mosaico, Auguste Labouret (1871-1964) quien inicia su carrera artística en la Academia de Bellas Artes de París. Durante más de 60 años asume disímiles encargos tales como la restauración de los vitrales de las catedrales de Amiens, Lyon y de la Basílica de Saint-Quentin: una labor donde conjugó la voluntad de renovar y la experimentación como un modo de multiplicar la expresividad y la calidad de sus materiales.
Luego de la Primera Guerra Mundial se dedicó a consignar el estado de las vidrieras de Bretagne para su restauración. En 1933 patentiza un nuevo proceder para la confección vitral, que se difunde en Bélgica, Suiza, Alemania e Inglaterra. Asimismo, trabaja junto a arquitectos del movimiento de arte decó para hoteles y oficinas. Hacia 1938 Auguste Labouret comienza los mosaicos para la Basílica de Beaupré en Canadá, lo cual consideró su obra maestra. Para finales de los 50 acontecen sus últimos trabajos e innovaciones en la manufactura de mosaico.
En 1937 dirige la sección de vitrales para la Exposición Universal. Posteriormente preside el Sindicato general de cristaleros y vidrieros del arte de Francia y la Cámara sindical de maestros vidrieros. Fue miembro del jurado de la Exposición Nacional del Trabajo y Escuela de Artes Aplicadas a la industria. Entre los diversos reconocimientos que recibió destaca la distinción Chevalier de la Légion d’honneur.
A partir de hoy, el exquisito vitral de Labouret queda a disposición del público como un guiño de esos puentes de culturas, de esas idas y vueltas, entre Cuba y el Viejo Continente, pero en especial como un elogio a la belleza, que ha sido inspiración permanente en la obra de la Oficina del Historiador.