Febrero 24, 2023
El 24 de febrero de 1895 nuestro país nuevamente se alzó en pie de guerra. Bajo la organización de José Martí, esta nueva contienda emancipadora tuvo como objetivo la independencia definitiva de la nación. Para conmemorar la relevante fecha les ofrecemos un discurso pronunciado por el Dr. Eusebio Leal Spengler ese mismo día, pero del año 2014, en la gala de reapertura del Teatro Martí.
Gracias a nuestra Patria por este día
Un día como hoy, hace 119 años, comenzaba en toda la isla el movimiento emancipador, dirigido en cuerpo y alma por José Martí, reconocido por la emigración y por el pueblo como el Apóstol de la independencia de Cuba. Asistido firmemente por los viejos luchadores que no se resignaban a ver la patria despojada de sus derechos, emprendió una lucha que culminaría cuatro años más tarde, en 1899.
El mismo año de su comienzo, en 1895, el alto precio de aquella lucha arrebató la vida de Martí. Nunca será suficiente el tributo de aquellas, de estas y de las venideras generaciones al hombre que supo unir, inspirar, movilizar y apuntalar la fe de quienes creyeron en la posibilidad soñada y diseñada por él. Le acompañaron viejos soldados y dirigentes de la Revolución gloriosa de 1868, iniciada por el Padre de la Patria y fundador de la nación cubana, Carlos Manuel de Céspedes (…).
En 1884, cuando se inauguró este teatro gracias al noble esfuerzo de un inmigrante español, don Ricardo Irijoa, aún no se había abolido la esclavitud. Esto ocurriría, por Ley de las Cortes, dos años después, en 1886, y fue novedad que este teatro, el cual llevaba el nombre de su inspirador, admitiese la presencia de personas no solamente blancas, sino también mestizas y de color, como se decía entonces (…).
(…) El 17 de enero de 1899, ya terminada la guerra emancipadora, se retira el nombre de Irijoa para llamarlo Teatro Martí. Es el momento cuando, en las calles habaneras y otros lugares de Cuba, comienza a rendirse tributo al héroe, al apóstol, al maestro, al poeta, al político, al orador insigne (…).
Ese mismo año, el 24 de febrero de 1899, entraba en La Habana el Ejército Libertador, tratando de consolidar el triunfo que legítimamente había alcanzado (…) y, al día siguiente, 25 de febrero, en el palco principal de este teatro, el Generalísimo, rodeado del generalato y demás personalidades que le acogieron, presidió una función de homenaje a la supuesta libertad conquistada (…).
Un año después, en 1900, en este mismo teatro, se inicia otro acontecimiento que debemos siempre recordar: la celebración de la Asamblea Constituyente. Fue entonces cuando varios de sus miembros se opusieron a la enmienda constitucional que el gobierno de Estados Unidos imponía (…).
Entre aquellos primeros, los que no se resignaban a dejarse arrebatar de antemano la soberanía conquistada, dos voces fundamentalmente se escucharon en este recinto. Una fue la del exmarqués de Santa Lucía, Salvador Cisneros Betancourt, mayor general del Ejército Libertador y presidente de la República en Armas (…) y Juan Gualberto Gómez, nacido hijo de esclavos en Sabanilla del Encomendador, en la provincia de Matanzas (…).
Otros hechos demuestran cómo en este teatro han marchado al unísono la historia de la cultura y la historia de las reivindicaciones sociales y políticas. Así, en 1891, aquí se reunió la clase obrera con sus dirigentes para celebrar, por vez primera en Cuba, el Primero de Mayo (…) A ello súmese que, en vísperas de la Constituyente, Diego Vicente Tejera aprovechó esta misma tribuna para crear el Partido Socialista Cubano (…).
Durante el siglo XX, ya con su nuevo nombre, fue el escenario propicio para desarrollar aspectos fundamentales del arte cubano: primero, la tradición musical que se había consagrado y que tenía ahora en Moisés Simons, en Eliseo Grenet, en Jorge Anckerman, en Rodrigo Prats, en los jóvenes Gonzalo Roig o Ernesto Lecuona, sus nuevos y grandes intérpretes y creadores. Al mismo tiempo, el teatro vernáculo y la comedia bufonesca recreaban los temas de la calle, incluyendo la sátira política, en la cual se enfrentaban teatralmente los personajes de la sociedad cubana.
(…) La reinauguración del teatro es un tributo pequeño y modesto a la obra de la nación cubana. (…) ¡Gracias a nuestra patria por este día! Agradezco, sentidamente, a todos (…) a la digna trabajadora que ha sido la maestra de obras. Agradezco a los inversionistas, a los arquitectos, a los técnicos de proyectos, a sus ejecutores (…). Agradezco también a dos grandes artistas cubanos, a Rosa Fornés y al maestro Luis Carbonell. Agradezco profundamente a Zoila Salomón, la viuda de Gonzalo Roig, el maestro que un día, inspirado en las calles de La Habana, estrenó en este teatro su obra inmortal Cecilia Valdés.
Discurso pronunciado por el Dr. Eusebio Leal Spengler, Historiador de la ciudad de La Habana, en la gala de reapertura del teatro Martí el 24 de febrero del 2014.