Octubre 15, 2022
Como cada semana, nuestro Centro acogió un nuevo encuentro del taller infantil para aprender de la cultura del Viejo Continente y sus vínculos con Cuba. La ocasión de este miércoles contó con la presencia de Dorota Szulc, II secretaria y jefa de la Sección Consular, Administrativa y Financiera de la Embajada de Polonia en Cuba, quien compartió con las niñas y los niños en una clase sobre este país europeo ubicado en el mismísimo corazón del continente.
Uno de los momentos de la tarde estuvo dedicado al idioma polaco, una lengua proveniente de las eslavas occidentales y que resulta tan poco frecuente escucharlo en nuestra isla. Los estudiantes preguntaron cómo se decían en polaco las palabras chino, Europa, pizza, entre otros, y hubo quienes quisieron aprender a decir la frase “mi nombre es…” en este idioma.
Entre los temas abordados estuvo la localización geográfica de Polonia y sus símbolos oficiales. Sobre esto último, conocieron que el país cuenta con dos banderas: la de dos franjas; la otra, la bandera del Estado, que se utiliza para las representaciones diplomáticas. Ambas tienen los colores blancos y rojos provenientes del escudo nacional, un símbolo polaco cuyos orígenes se remontan al siglo XIII, cuando el águila blanca fue fijada sobre una superficie roja por los príncipes de la dinastía de los Piastas.
Posteriormente, se llevó a cabo el juego de la memoria, una actividad esencial para el aprendizaje y que mejora las habilidades comunicativas y sociales de los niños. Mediante fichas emparejadas, aprendieron sobre las principales ciudades y regiones del país, entre ellas Cracovia y Varsovia, la capital y urbe más poblada.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Varsovia quedó completamente destruida por los bombardeos alemanes. No obstante, los polacos tuvieron la actitud valiente de no perder la fe y restauraron la ciudad, salvaguardando así la cultura y la historia. Las niñas y los niños conocieron que, muy joven, Eusebio Leal Spengler viajó a Polonia y dedicó un día a las labores de reconstrucción de Varsovia. En aprecio a su ejemplo, le obsequiaron un ladrillo de arcilla calcinado del Castillo Real de Varsovia, el cual se encuentra en la actualidad en los muros interiores de la planta baja del Museo de la Ciudad, antiguo Palacio de los Capitanes Generales.
De Cracovia se comentó sobre la leyenda del dragón que aterrorizaba a sus habitantes y que, hoy en día, tiene una escultura a la entrada de la cueva en la que, se dice, habitaba.
Para concluir, conocieron sobre figuras representativas de la cultura polaca y sus vínculos con Cuba. Tal es el caso del pianista Chopin, que cuenta con una escultura de bronce en la Plaza de San Francisco; el patriota Carlos Roloff Mialowski; San Juan Pablo II, Sumo Pontífice de la Iglesia Católica y primer Papa que visitó Cuba; o los tan conocidos por los cubanos carros llamados “polaquitos”, Polski Fiat 126p.