Agosto 11, 2020
Irlanda y Cuba, dos pequeñas islas con un pasado colonial, comparten mucho más que la geografía insular. Aunque distantes, ambos pueblos han intercambiado a lo largo del tiempo pasiones, querellas y un pasado común de ansias de libertad frente a una potencia extranjera: Reino Unido y España. Nuestros pueblos han estado en contacto desde el siglo XVI y, si bien la presencia de este país europeo en Cuba no se encuentra entre las más numerosas, sí ha dejado una huella profunda en nuestro país.
Una de las presencias de irlandeses más notables en Cuba es de oficiales de alto rango, religiosos, hombres de negocios o administradores del imperio español. De los capitanes generales que gobiernan la Isla durante el periodo colonia, cuatro son de ascendencia irlandesa: Nicolás de Mahy (1821-1822); Sebastián Kindelán O’Regan (1822-1823); Leopoldo O’Donnell (1843-1848); Luis Prendergast (1881-1883).
La presencia menos conocida es la de los cientos de trabajadores que fueron reclutados en Nueva York entre 1835 y 1845, enviados luego a la Isla para la construcción del ferrocarril, tramo Habana-Bejucal. Solo en el primer año llegaron alrededor de 1200 irlandeses a Cuba.
Muchas son las familias irlandesas en La Habana. Una de las más representativas es el clan de los O’Farrill. A través de prestigiosos puestos militares, títulos nobiliarios y matrimonios favorables, la dinastía O’Farrill consiguió riqueza y posición, lo que la convirtió en una de las familias más poderosas e incluyentes en el corazón de la aristocracia española-cubana. Uno de los más majestuosos palacios de La Habana colonial lo fue la residencia de José Ricardo O’Farrill (1816-1882), en la esquina de las calles Cuba y Chacón, el cual actualmente es un hotel.
La calle O’Reilly, en el municipio Habana Vieja, lleva el nombre del Mariscal Alejandro O’Reilly, quien participó en el fortalecimiento de las instalaciones de defensa de la Isla y en la planeación de la construcción del complejo Morro-Cabaña a la entrada del puerto de La Habana. En la esquina de las calles O’Reilly y Tacón, una tarja conmemorativa recuerda las relaciones históricas entre Cuba e Irlanda: “dos islas en un mismo mar de lucha y esperanza”.
Varias fueron las personalidades cubanas que, aun cuando no eran descendientes de irlandeses, se vincularon con esta nación. El padre Félix Varela hizo una importante labor a favor de las comunidades irlandesas durante su destierro en Nueva York. También destacó Rafael María de Mendive con las tertulias literarias que cada semana celebraba en su casa, donde se leyeron sus traducciones de las melodías irlandesas del poeta nacionalista irlandés Thomas Moore. Se dice que fue aquí donde José Martí escuchó, por primera vez, los versos de este poeta.
De los cubanos con ascendencia irlandesa se encuentran los hermanos patriotas Manuel y Julio Sanguily; el músico Ignacio Cervantes Kawangh, el escritor José Julián del Casal y de Lastra Owens, el poeta Bonifacio Byrne Puñales; el líder estudiantil Julio Antonio Mella McPartland y el patriota Antonio Guiteras Holmes. Destaca además el argentino-cubano Ernesto Guevara, quien poseía por su rama materna la huella irlandesa de los Lynch.
En cuanto a la música, la gaita irlandesa se practica en Cuba y muchos gaiteros cubanos viajan a Irlanda para aprender sobre este instrumento.
En la actualidad, las relaciones diplomáticas entre ambos territorios suman 20 años. Nuestra institución, encargada de promover las relaciones culturales Cuba-Europa, junto a diversos investigadores, ha desarrollado varios proyectos que rescatan la memoria y los vínculos históricos entre Cuba e Irlanda. Este trabajo inició con la exposición “Los irlandeses en América Latina”, inaugurada en el Centro en febrero de 2017 por el Presidente de la República de Irlanda, el Excmo. Sr. Michael D. Higgins.