dest El Altar de Cruz de Baracoa

El Altar de Cruz de Baracoa

El Altar de Cruz de Baracoa. Foto: Julio Larramendi

Alejandro Hartmann

Agosto 29, 2020

 

El Altar de Cruz es una festividad laico religiosa muy ligada al cacao en la región de Baracoa. Según nos relató Esperanza Velázquez, vecina de Manglito, su abuelo paterno Juan le contó que esta tradición había venido de España de unos lugares llamados Sevilla, Córdoba, Granada y aquí se adaptó a las costumbres de la región. Esta se realizaba en la casa donde se pagaba una promesa porque una persona de la familia se había puesto bien de salud o cuando finalizaba la cosecha y había sido buena. Le relató que en las Guerras del 1868 y 1895, en los campamentos mambises se introdujo la bandera cubana en esta celebración.  En cada Altar que se daba no podía faltar la insignia nacional porque representaba su identificación plena con la Patria.

El Altar todavía se realiza en la comarca. Se monta en una esquina de la sala. Generalmente es de cinco escalones, siete o nueve, de acuerdo a la posibilidad de la persona que lo ofrece. Por encima de los mismos se pone una sábana blanca imitando al cielo, donde se sitúa la bandera cubana, una paloma, un barquito, un sol, estrellas y la luna. En el primer escalón se ubica la Cruz y después la Virgen de la Caridad, la Patrona de los cubanos. Se seleccionan los cuadros de los santos católicos y se ponen en orden descendente. Este se adorna con flores de papel de distintos colores, creadas por las vecinas que cooperan en el montaje. Las mismas también hacen las cadenetas. A ambos extremos de cada escalón se sitúan velas. Todo este proceso empieza desde las primeras horas de la mañana hasta que concluye el montaje. Toda la comunidad circundante e invitados de otros lugares y familiares participan para apoyar tal solemnidad.

Al empezar el altar, todos guardan silencio para que el rezador, personalidad significativa en este acto, comience la liturgia católica del Bendito, Padre Nuestro, Creo en Dios Padre, Gloria al Padre y Salve María. Después de finalizar las oraciones, cede la conducción a la Madrina quien organiza la improvisación de los coros En estos cantan adultos y jóvenes de los dos sexos que, a través de las tradiciones orales, han heredados de sus antecesores esas habilidades en este ritual. Cada coro canta tres versos y un estribillo:

Buenas noches, madrinita

A saludarla llegué

Primero saludo al templo

Y después la saludo a usted.

 

Dónde está la madrinita

Y la dueña del altar

Que el permiso yo le pido

Para los versos cantar.

 

La Cruz situada en el primer escalón se refiere a Jesucristo:

En el medio de la mar

Hay una piedra notaria

Donde Cristo puso el pie

Para subir a la gloria.

 

Otros de los cantos que se refiere a la Cruz

Madrina baje la cruz

Que la queremos besar

que la besemos

La pondremos en su lugar

La Patrona de Cuba, La Virgen de la Caridad, es la que preside con la Cruz todas estas celebraciones, aunque también se le hace ofrecimiento a otros santos.

En toda la ceremonia no se permite ingerir bebidas alcohólicas. Se brinda sólo chocolate o chorote y café. Las preparaciones de ellas siempre las confeccionan señoras mayores conocedoras del aroma y sabor a obtener y porque, de acuerdo a la cantidad de participantes, conocen la cuantía a elaborar de estos néctares. Siempre son auxiliadas por muchachas de menor edad, para que aprendan de esta tradición.

El chorote y chocolate se elaboran a partir de las bolas de cacao. Se rallan y a ese polvo se le adiciona leche de coco, de vaca o de chiva. Cuando se brinda chorote se le añade harina de maíz, de castilla, de arroz o de yuca. A ambos se le agrega clavo de Castilla, canela y azúcar al gusto. Las dos se acompañan con galletas. Al preguntarle a Manolo Romero, campesino cacaotero del Guirito, zona  productiva centenaria del cacao y asiduo participante de los altares de cruz, el porqué de brindar esas bebidas, nos respondió:

“Porque el cacao nos da de comer, gracias al cacao nos vestimos, gracias al cacao somos felices. El cacao para nosotros es sagrado, por eso no se permite que se tome ron cuando estamos agradeciendo a los santos por la salud de nuestra familia o por la cosecha buena”.

El café que se ofrece es de la cosecha familiar. Se sirve en los primeros rezos. Después, el chorote o chocolate. El café es parte de este ritual porque es la bebida del levantarse, del desayuno, de los varios sorbos en el trabajo y es parte indisoluble de la vida cotidiana del campesino.

Hace cincuenta años, siempre se desarrollaban los altares de Cruz el 3 de mayo, pero en estos tiempos se realizan en cualquier mes, preferentemente los sábados. Comienzan al caer la tarde y se desmontan a las doce. En ese intervalo, la Madrina entrega la bandera, la luna, el sol, las estrellas, el barquito, los ramos a los coros que más se han destacado en los cantos.

El Altar de Cruz es un acto de solemnidad y recogimiento espiritual. Es parte de los sentimientos y costumbres del pueblo de Baracoa.

 

Notas:

* Conferencia presentada en el III Coloquio Presencias europeas en Cuba, 2019, del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo.

Alejandro Hartmann Matos: Doctor. Historiador de Baracoa y directos del Museo Fuerte Matachín. Vicepresidente de la Red de Oficinas del Conservador e Historiador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba. Ha dedicado más de 40 años a divulgar, promover e investigar la historia y la cultura de su ciudad natal: Baracoa. Es autor de varios libros, entre ellos Los días de Colón en Baracoa, Los franceses en Baracoa, y Baracoa, la cuna del cacao en Cuba.

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