Noviembre 3, 2023
Liuba María Hevia o la dama de la habanera, como muchos la nombran, es una compositora, trovadora y cantante cubana. Constituye una de las voces que más importantes del pentagrama musical nacional e iberoamericano. En sus composiciones se pueden encontrar fusionados elementos armónicos tradicionales y contemporáneos, lo cual evidencia una singularidad artística.
Esta artista desde 1982 formó parte del conocido movimiento de la Nueva Trova Cubana, fundado por figuras como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, llegando a realizar colaboraciones con estos dos significativos pilares de la cultura nacional; sin embargo, su mayor popularidad la obtuvo en la década del noventa del pasado siglo.
Las letras de Liuba se caracterizan por la poesía y el rebuscado lirismo de sus textos. A la par de esto también se suma la fusión de diversos géneros musicales. La habanera, la balada, las guajiras, los sones y boleros constituyen un ejemplo de la variada sonoridad que le impregna esta autora a sus canciones. También en su repertorio encontramos versiones de grandes clásicos latinoamericanos.
Coloreando la esperanza, de 1993, constituyó el primer disco que esta mujer lanzó al mercado. El mismo ofreció una mirada contemporánea a la música campesina y se apreció una variedad melódica, rítmica y temática. Tres años más tarde, en 1996, su fonograma Alguien me espera fue todo un éxito en cuanto a la composición y musicalización de sus temas. También se constató la creatividad de Liuba en la poesía de sus letras.
Otro de los discos que vale la pena destacar dentro de su prolífica carrera es el titulado Ilumíname (2002), una antología de habaneras y de tangos poco conocidos. Esto se debió a que constituyó un homenaje a toda una generación de músicos que no gozaron de mucho reconocimiento. Según la autora, fue una de las propuestas más ambiciosas y difíciles de materializar.
En toda su trayectoria artística se aprecia la marcada influencia de reconocidas trovadoras como Sara González, María Teresa Vera, Sara Valdés, Teresita Fernández y Ada Elba Pérez. Desde que Liuba llegó al escenario aportó un timbre agradable y de matices irrepetibles. Sus canciones se encuentran en constante diálogo con diversos instrumentos dentro de los que destacan el cello, el violín, la guitarra y el laúd.
Su inigualable sonoridad se ha escuchado en festivales como Cuba-Nicaragua, en 1984, el festival Internacional del periódico francés L’Humanité, en 1986, el XX Festival Internacional de Habaneras en Tenerife, España, en 1995 y el Festival de invierno en Bolivia, en el año 1998.
Actualmente cuenta con más de una veintena de discos, en los cuales se puede apreciar lo femenino y la búsqueda al interior de sus pasiones. Su preocupación por exaltar los valores y el sentir humanos han sido la razón de su carrera. Es considerada como una creadora incansable y auténtica, que enriquece día a día el contexto musical cubano e iberoamericano.
Numerosos premios le han sido otorgados por diversas instituciones a lo largo de su carrera. El Premio Cubadisco le ha sido otorgado en varias ocasiones y con tan solo 31 años, obtuvo la Distinción por la Cultura Nacional; un galardón que se le otorga a los artistas por su trabajo y significativos aportes a la cultura cubana. Cuenta con la medalla Alejo Carpentier. En 2012 Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés) la nombró como Embajadora de Buena Voluntad por el trabajo social que realiza a favor de los infantes en teatros, barrios y hospitales.