María Karla Villar Mora
Fotos: Néstor Martí
Enero 29, 2023
La historia de La Habana está hecha de sus tradiciones, de sus calles, de su gente. Con ese propósito, la Oficina del Historiador mantiene su legado de perpetuar en el tiempo la memoria histórica al rendirle tributo a nuestros principales próceres y a aquellos que, no siendo tan conocidos, también ofrendaron su vida a la patria.
Entre esos nombres está el de Néstor Aranguren, ejemplo de joven trabajador y revolucionario, quien con apenas 14 años laboró en la construcción del Acueducto de Albear, quien con arrojo integró el Cuerpo de Bomberos que sucumbió el incendio de la Ferretería Isasi e integró las filas mambisas durante la Guerra Necesaria. Todo eso logró Aranguren en apenas 24 años de vida.
A 125 años de su muerte, este 27 de enero, trabajadores y directivos de la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana le rindieron tributo en el otrora Palacio del Segundo Cabo, “una tradición que fue incentivada por el Doctor Eusebio Lea,l quien siempre nos fomentó que no solamente era necesario conocer las grandes narrativas de la historia, sino también la historia local”, explicó a los presentes en el acto Yainet Rodríguez, directora del hoy Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba- Europa.
Tenemos que conocer también a los patriotas que engrandecieron a la ciudad de La Habana, que aquí nacieron y que también han formado parte de la historia de nuestros edificios. Una de esas personalidades por la que hoy nos reunimos aquí es el joven habanero Néstor Aranguren.
El 27 de enero de 1898 se expuso en la residencia del general segundo Cabo el cadáver del joven coronel, como sanción ejemplarizante para quienes se levantaban en armas en defensa de la Patria. En 1930, mientras radicaba en el inmueble el Senado de la República, se colocó en el portal una tarja en bronce para perpetuar las acciones y el valor de Aranguren.
Las palabras de recordación estuvieron a cargo de Pablo Riaño San Marful, subdirector de investigación y desarrollo de la empresa RESTAURA, quien reseñó la vida Néstor Aranguren y algunas de las principales acciones que protagonizó el joven patriota.
Por su heroísmo a toda prueba, la ciudad multiplicó su nombre. Varios de sus municipios tienen calles cuyos rótulos anuncian el apellido ilustre: en el Cerro, en Arroyo Naranjo, en Regla, en Guanabacoa, donde además un parque y un monumento le honran a través del mármol. Por si fuera poco, a principios del siglo XXI, La Habana del Este lo declaró Patriota Ilustre de su territorio, para que no se perdiera la memoria al paso de las generaciones. La Habana ha hecho realidad la máxima que siempre sostuvo Eusebio Leal: «nuestro oficio es luchar contra el tiempo».
Haría falta, eso sí [argumentó el especialista], que crezca el conocimiento de la vida y la verdad de estos hombres y mujeres que lo abandonaron todo en pos del sueño de la nación. Para aquellos que arroparon con sus vidas el sacramento glorioso de la independencia, no basta la tarja o el busto si lo abandonamos a su suerte. El conocimiento se alcanza también a través del cuidado y la protección de esos fragmentos de memoria que la Ciudad atesora, los que Leal llamó “nuestros santos lugares. Honremos a Cuba protegiendo su patrimonio que es de todos.
[Tomado de Habana Radio]