Enero 25, 2023
Desde el año 1972, cada 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental como una oportunidad para reflexionar sobre su importancia y cómo todos podemos contribuir a crear un mundo más sostenible. Sería en la ciudad de Estocolmo, Suecia, que se firmaría la denominada Carta de la Tierra (1972), una declaración internacional de principios, propuestas y aspiraciones para una ciudad mundial sostenible, solidaria, justa y pacífica y en donde se realizaría el primer foro sobre educación ambiental. Sin embargo, este término data de unos años antes, cuando en 1958 se incluye “educación ambiental” en el boletín de la Sociedad Audubon de Massachussets, firmado por Matt Bennan de la Universidad Estatal de Fitchburg.
Con posterioridad a la firma de la Carta de la Tierra, comenzaron a desarrollarse las primeras conferencias afines a esta temática. Durante el primer Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental, realizado en Guadalajara, México, en el mismo año de 1972, se incluyó el tema de la educación ambiental dentro del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en inglés); del Fondo Internacional de las Naciones Unidas para el Socorro de la Infancia (Unicef por sus siglas en inglés); el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN o The World Conservation Union en inglés).
A pesar de esto, no fue hasta la Conferencia Intergubernamental de Tbilisi, celebrada en Rusia en 1977, donde se acordó instituir la educación ambiental como materia de estudio a nivel mundial. Se abogó por generar una conciencia clara de la independencia económica, social y ambiental del mundo; también por proveer a cada ser humano de oportunidades para adquirir conocimientos, valores y actitudes que le permitieran modificar sus patrones de comportamiento para proteger y mejorar su ambiente.
Es importante destacar que, de igual manera, fue en el contexto de realización de este evento que se determinó, por primera vez, incorporar la educación ambiental a los sistemas educacionales para destacar la necesidad de no solo sensibilizar, sino también de modificar actitudes, proporcionar nuevos conocimientos y criterios, así como promover la participación directa y la práctica comunitaria. Es decir, orientar a la búsqueda de soluciones a los problemas ambientales existentes en el mundo.
Cuba no se encuentra ajena a esta temática, se reconoce que subsisten problemas que deben ser priorizados cuando se formulen las estrategias de educación medioambiental. Un ejemplo de este buen accionar es la Quinta de los Molinos, institución adjunta a la Oficina del Historiador de La Habana. La Quinta, que en otros momentos fuera el lugar de residencia del Generalísimo Máximo Gómez, apoya intensamente el programa de educación ambiental dirigido a los pobladores del municipio de Centro Habana mediante la creación de un espacio, en un lugar céntrico y de gran accesibilidad dentro de la ciudad, que combina los valores histórico-patrimoniales, con los naturales y estéticos.
Facilitar el intercambio y la socialización de experiencias medioambientales, investigativas y comunitarias; reflexionar sobre cómo, desde nuestros hogares, podemos contribuir a crear un mundo más sostenible; desarrollar una cultura hacia la naturaleza o promover acciones que ayuden a proteger el medioambiente, son algunos ejemplos claves que sirven para ilustrar el Día Mundial de la Educación Ambiental. Una jornada que no se debería limitar a un día, sino a todos los días del año y en las que, los más jóvenes, llamados a ser los líderes del futuro, logremos un verdadero cambio en el planeta.