Desde el año 1995, el 13 de septiembre se proclamó como Día Internacional del Chocolate. Este alimento es un producto derivado de las semillas del cacao, con un alto valor alimenticio, que se obtiene de la mezcla de con azúcar y otros productos como leche y frutos secos. No existe precisión sobre el origen del árbol del cacao, si bien todas las teorías se concentran en América, en tierras tropicales, y es en México donde se tienen las primeras evidencias de su consumo. De esta región se expande al Viejo Continente, producto del intercambio establecido con los viajes de colonización. De hecho, en algunos países el Día del Chocolate se celebra el 7 de julio, fecha en la que se dice llegó a Europa el cacao.
Con el tiempo, el chocolate se convirtió en un alimento muy consumido por la población de Europa. Del encuentro entre esta cultura nativa y la europea surgieron todas sus variantes que se expandieron cautivando paladares en cada rincón del mundo. A partir del siglo XX el desarrollo industrial permitió la creación de grandes fábricas en distintas partes del mundo como Estados Unidos, Italia, Suiza, Japón, Reino Unido, lo cual contribuyó a una mayor globalización de su consumo.
El chocolate se considera un superalimento debido a los numerosos beneficios que posee. Entre ellos se encuentra que posee propiedades antioxidantes; mejora el flujo sanguíneo; regula la presión arterial, estrés y tensión; posee un efecto estimulante en las defensas y reduce el riesgo de diabetes; evita el exceso de radicales libres; eleva el colesterol bueno en sangre; mejora las funciones cerebrales, al regular el rendimiento y capacidad intelectual y cognitiva; equilibra el cuerpo de las mujeres durante la menstruación; ayuda a proteger el cuerpo del daño solar; y disminuye las migrañas.
El Día Internacional del Chocolate no solo resalta este alimento tan difundido en la culinaria mundial, sino también constituye un homenaje, en el día de su nacimiento, a Roald Dahl (Reino Unido, 1916-1990), novelista, cuentista, poeta y guionista británico de ascendencia noruega, quien fue el autor de la magnífica y deliciosa historia Charlie y la Fábrica de Chocolate. Esta obra narra la historia de Charlie Bucket, un niño rodeado de pobreza extrema, cuyo destino cambia al conocer al excéntrico Willy Wonka, dueño de la fábrica de chocolate cercana a su casa.
El chocolate es uno de los ingredientes más versátiles y populares de la culinaria y ha sido inspiración para obras literarias y audiovisuales. Sin duda, ha revolucionado el mundo de manera tal que ya no se puede vivir sin él, por eso celebrar su día es clave para muchos.
Entre los centros e instituciones pertenecientes a la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana se encuentra el Museo del Chocolate, uno de los sitios más visitados del Centro Histórico. Enclavado en la calle Mercaderes esquina a Amargura, este museo fue inaugurado en 2003 y, desde entonces, brinda al público una amplia gama de chocolates y bebidas derivadas del preciado grano. En su gran sala se exhiben textos con la historia del chocolate desde su descubrimiento por los españoles en América y su uso por los pobladores antes de la colonización europea, además de carteles de diferentes épocas de reconocidas industrias y firmas chocolateras extranjeras y cubanas.
Se exhibe también una colección de tazas chocolateras de porcelana, procedentes de Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia, representativas de la variedad de diseños de esos utensilios entre los siglos XIX y XX. Moldes de baquelita y un envase para confituras, enriquecen la colección integrada por chocolateras de cerámica ordinaria, cazuelas, cántaros y tazones de loza inglesa hallados en excavaciones arqueológicas del Centro Histórico, que evidencian la presencia de ese tipo de artículos en los entornos domésticos y religiosos habaneros de los siglos XVIII y XIX.