Junio 15, 2022
Este año La Habana cumple 40 años de haber sido declarada Patrimonio de la Humanidad. El impulso del programa de rehabilitación integral del centro histórico de La Habana Vieja se debió al esfuerzo de Eusebio Leal, quien no solo se preocupó por la restauración de edificios y arterias de la ciudad, sino además por explicar nuestra identidad a partir de su vinculación con las culturas que, de diferentes partes del mundo y de muy diversos modos, contribuyeron a forjarla. En ese afán indagatorio, Leal se convirtió en hacedor de puentes y en un defensor de las improntas culturales de los países europeos en Cuba.
En esa dirección, fue un adalid de las relaciones entre la isla y Portugal. En reconocimiento a su contribución a la promoción de la cultura de este país en el nuestro, le fue conferida la Orden del Infante Don Enrique el Navegante en el grado de Comendador.
La Orden del Infante Don Enrique es una orden honoraria portuguesa creada el 2 de junio de 1960 en el V Centenario de la muerte del infante, quinto hijo del rey Juan I y la reina Felipa de Lancaster. En sus orígenes la orden premió los servicios relacionados con las actividades y estudios histórico-marítimos, pero, tras posteriores revisiones, distingue a nacionales y extranjeros que hayan prestado un servicio relevante en la difusión de la cultura portuguesa, su historia y sus valores. El gran maestre de la orden, como en las demás órdenes honorarias portuguesas, es el presidente de la República, cargo que ocupa desde 2016 el Dr. Marcelo Rebelo de Sousa.
Enrique de Portugal, conocido como Enrique el Navegante (1394-1460), fue un infante portugués y primer duque de Viseu, con un destacado papel en la política portuguesa de la primera mitad del siglo XV, en la llamada era de las exploraciones. Por ser hijo, hermano y tío de reyes consiguió el monopolio de las exploraciones por las costas africanas y las islas del océano Atlántico y patrocinó viajes de exploración para construir nuevas colonias en el Atlántico Norte y África Occidental.
El infante, quien era gobernador y administrador de la Orden de Cristo, fue un aficionado a las ciencias. Se dedicó al estudio de las matemáticas y la cosmografía, se interesó por la predicción astrológica e impulsó la creación en la Universidad de Coímbra de una cátedra de astrología, disciplina que en aquella época también incluía lo que hoy día se conoce como astronomía.
El príncipe Enrique el Navegante fue considerado un héroe por su promoción de la exploración, pero su reputación ha decaído en los últimos años con la reevaluación del daño que la colonización europea hizo a las poblaciones locales de todo el mundo.
La Orden del Infante Don Enrique el Navegante incluye seis clases en escala decreciente: Gran Collar, Gran Cruz, Gran Oficial, Comendador, Oficial y Caballero. En 1960, cuando se estableció la orden, también incluyó la concesión de dos medallas: la Medalla de Oro y la Medalla de Plata. En 2011, después de nuevas reestructuraciones, estas medallas dejaron de ser otorgadas.
El emblema de la orden es una cruz de ocho puntas de esmalte rojo. El azul, blanco y negro son los colores que la identifican. El grado de Comendador recibe un collar y una estrella de plata en el lado izquierdo del pecho. Numerosos presidentes y jefes de estado han sido galardonados con este reconocimiento honorifico, como François Mitterrand y Nelson Mandela en 1996.