Mayo 25, 2022
En 1982, Clementina Batalla plantearía que:
Hombres y mujeres estamos convencidos de que solamente en un mundo en el que reine la paz, podremos alcanzar la felicidad humana. Con las guerras se ha sembrado la destrucción, la ruina, el hambre y no digamos la muerte. Es verdad que como resultado de luchas revolucionarias se han operado mejoramientos en la vida social y material de los pueblos, pero ha sido a costa de grandes sacrificios. Es más, las guerras no son revoluciones (…) sino el uso de las fuerzas organizadas de unos países para imponer sobre otros su hegemonía. [1]
Ella nació en 1894, fue una de las primeras mujeres abogadas en México y destaca su estrecha participación en movimientos latinoamericanos a favor de la paz, así como de la participación de la mujer durante cualquier tipo de conflicto armado. Sin embargo, Clementina no fue la única mujer que alzó su voz a favor de la paz y contra el desarme. También encontramos a miles de mujeres que lucharon y trabajan incansablemente por esta causa. Algunas de ellas son: Rigoberta Menchú, Rosa Parks, Wangari Maathai, Berta Cáceres o Malala Yousafzai.
A partir de 1982, cada 24 de mayo se celebra el Día Internacional de la Mujer por la Paz y el Desarme, en conmemoración a todas las mujeres que han optado por la paz y han trabajado por defender los ideales de justicia social e igualdad y por la promoción del desarme. Este día surge como iniciativa de las participantes del campamento de paz de mujeres Greenham Common Women’s Peace, en Berkshire, Inglaterra, quienes se opusieron de forma pacífica a la instalación de bases militares de la OTAN en el Reino Unido y el resto de Europa. Su repercusión se irradió por toda Europa, con el surgimiento de numerosos movimientos feministas por la paz en el Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y otros países.
Las demandas de las organizaciones de mujeres que abogan por la paz han defendido múltiples causes como el fin de los conflictos armados, el antimilitarismo, la abolición de las armas nucleares, la defensa del medioambiente; han denunciado la violencia sexual como arma de guerra, las desigualdades económicas, la discriminación y las injusticias sociales.
En 1915, en el Congreso Mundial de La Haya, se visibilizaron cuestiones relacionadas a las mujeres y se les dio oportunidad de participar de forma activa para alcanzar importantes avances en términos de paz y otros asuntos, en pos de una sociedad más justa, digna y libre de enfrentamientos bélicos y guerras injustas. Sin embargo, no fue hasta el año 2000, en la Resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cuando se reconoció el impacto y la violencia contra las mujeres en los conflictos armados.
A pesar de que el conocimiento sobre estos temas no es relativamente nuevo, los niveles de concientización acerca de dichas temáticas sí incrementó en los últimos años. En ello han influido las coberturas periodísticas acerca de una de las terribles consecuencias de las luchas armadas: la violencia sexual. La violación y el secuestro de mujeres ha sido puesto en práctica como estrategia de guerra en los conflictos de la antigua Yugoslavia, Bosnia-Herzegovina, y en países como Mozambique, Uganda y Zimbawe.
El Día Internacional de la Mujer por la Paz y el Desarme es también un medio para fomentar la toma de conciencia para la desmilitarización de la sociedad, visibilizar el rol de las mujeres en los conflictos armados, mostrar los esfuerzos de las mujeres por la construcción de una cultura de paz, y convocar a los Estados a apoyar las iniciativas desarrolladas por las mujeres en favor de los derechos humanos.
[1] García, M. P. (2002). Clementina Batalla de Bassols: “Las Mujeres por la Paz, el Desarme y la Amistad entre los Pueblos”. En Boletín. Archivo General de la Nación (págs. 89 – 108). México