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Paisaje arqueológico de las primeras plantaciones cafetaleras en el sudeste de Cuba

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Agosto, 17, 2021

 

El paisaje arqueológico de las primeras plantaciones cafetaleras en el sudeste de Cuba fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 2000, en el que se incluye todo el sistema de ruinas de las haciendas cafetaleras del siglo XIX, ubicadas en los territorios montañosos de Santiago de Cuba y Guantánamo.

El sistema cafetalero al oriente del país estuvo desarrollado por la inmigración francesa del siglo XIX, asentada en el territorio de la Gran Piedra, al este de la ciudad santiaguera. Esta presencia condicionó no solo la obra ingenieril, hidráulica y arquitectónica de la zona, sino también la economía, la música, la danza, la gastronomía, la religión, el arte y las costumbres.

El conjunto comprende unas 171 edificaciones agroindustriales que evidencian los trabajos combinados del hombre y la naturaleza, de las cuales 99 son ruinas de cafetales ubicados en la Gran Pierda. Estas plantaciones incluyen la casa del propietario, acueductos, molinos, tanques de fermentación, secaderos y cuarteles. Cada una de estas plantaciones presenta individualidades que las diferencian de las otras por tener elementos propios y rasgos comunes de la arquitectura. El conjunto es un fiel testimonio de las variantes tipológicas del batey.

Este patrimonio cafetalero destaca por su integración al medioambiente y el aprovechamiento al máximo de los recursos naturales en función del sistema agroindustrial desplegado en la zona. Además, su principal valor artístico radica en que expone y conserva las soluciones estéticas y formales de su arquitectura, donde se observan la disposición volumétrica, las plantas y los elementos decorativos interiores y exteriores en los componentes productivos y domésticos presentes en el batey cafetalero.

Uno de los ejemplos de estos inmuebles lo constituye el cafetal La Isabelica, en la sierra de la Gran Piedra, a solo 24 km de la ciudad de Santiago. A inicios del siglo XIX, la hacienda contaba con 12 caballerías de tierra que fueron empleadas para el cultivo del café, la producción de tubérculos, vegetales y la cría de animales. Su conjunto comprendía la casa-almacén, secaderos, casas de esclavos, establo, calabozo-enfermería, molino, horno de cal, letrina, cisterna de agua, cantera de cal y arena y toda una red de calzadas, caminos y rampas. Actualmente, La Isabelica es un museo destinado a preservar los vestigios de esta cultura cafetalera.

El paisaje de las primeras plantaciones de café del sudeste de Cuba ha sobrevivido al tiempo debido a que el área fue abandonada a principios del siglo XX, producto de que las tradicionales técnicas de cultivo de café de la región eran cada vez más precarias, incapaces de competir con los nuevos métodos adoptados en otras partes del continente americano. El conjunto se erige como un exponente auténtico del quehacer constructivo y productivo del patrimonio agroindustrial rural cubano.

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