Julio 6, 2021
Sainte Chapelle, en Francia, fue declarada Monumento Histórico en 1862 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1991. Gracias a su magnificencia se ha convertido en uno de los monumentos más visitados de París.
Su construcción comenzó, aproximadamente, en 1230 por orden del rey Luis IX para albergar sus tesoros religiosos. Entre estos se encontraban la Corona de Espinas de Cristo y una porción de la Cruz, adquiridas del emperador de Constantinopla y de Bizancio, respectivamente.
La Capilla se consagró en 1248 y se convirtió en una de las obras maestras de la arquitectura europea. Pertenece al estilo gótico con un original diseño arquitectónico y de interiores. Tiene 36 metros de largo, 17 de ancho y 42,5 de alto. El techo se alza al cielo con una gran aguja de cedro de 33 metros.
Su principal atractivo está en las famosas vidrieras de colores que representan escenas de la Biblia, donde la luz se convierte en el eje en torno al cual se disponen todos los elementos, tanto decorativos como constructivos. La luz que penetra por las vidrieras hacen de la estancia un momento mágico y trascendental. Existen 15 vidrieras de 15 metros cada una donde predominan los colores azul, rojo y amarillo.
Además de haber sido concebida como el hogar de las reliquias de la Pasión de Cristo, también es un edificio real dividido en dos plantas. La Capilla inferior está dedicada a la Virgen María y tiene aspecto de cripta, de pequeñas dimensiones y sombría. A la Capilla superior, destinada solo al rey y su séquito, se accede por una vistosa escalera de caracol que conecta ambas capillas. La superior consta de una sola nave y sus muros fueron posteriormente sustituidos por vidrieras divididas en cuatro lancetas y rematadas por rosetón lobulado en seis partes. Dos tipos de columnas se distinguen en la Santa Capilla francesa: columnas azules decoradas con flores de lis, símbolo de la realeza francesa; y columnas rojas decoradas con castillos de oro, símbolo de Castilla, por ser Luis IX hijo de Blanca de Castilla.