Mayo 10, 2021
La Lonja del Comercio, construida en 1907 e inaugurado en 1909 en la Plaza de San Francisco, fue el lugar más concurrido por mercaderes en la época colonial cubana. Fue erigida por el arquitecto valenciano Tomás Mur y por el cubano José Toraya Sicre en el terreno que era propiedad de la familia Arostegui y Armona, en aquel momento. El inmueble es de carácter ecléctico con una marcada decoración renacentista, en cuya cúpula sobresale una escultura de Mercurio, Dios del Comercio.
Asumió como nombre el término “lonja” porque se refería a un edificio de carácter público cuya finalidad sería la de un espacio para negociaciones, contratos, almacenes, bolsa de valores, aduanas, casas importadoras y comercio.
En aquella época, fue considerado uno de los edificios más relevantes de la construcción civil cubana ya que en su levantamiento se emplearon algunos de los adelantos tecnológicos más avanzados del momento como la utilización del hormigón armado y las estructuras de acero. Fue el primer edificio de la ciudad en disponer de elevadores y, dada su altura, fue el más alto de la capital durante la época colonial, de ahí que fuese conocido por décadas como el primer rascacielos cubano.
Actualmente, la Lonja del Comercio es un complejo de oficinas que acoge a diversas empresas turísticas nacionales y extranjeras; así como también es la sede de la emisora radial Habana Radio, de la Oficina del Historiador de la ciudad.