25 Pablo Andrés Pittaluga

Tras las huellas de la presencia italiana en las minas de Cuba

25 Pablo Andrés Pittaluga

Pablo Andrés Pitaluga

Abril 30, 2021

 

Para los investigadores que durante años hemos profundizado en aspectos medulares de la historia local y su vínculo con sucesos que hoy forman parte de la historia de la nación cubana, el fenómeno de la emigración ha constituido una premisa para conocer la peculiaridad y las tradiciones de cada región.

Con el descubrimiento de América, la explotación de los recursos naturales por parte de los colonizadores españoles, trajo consigo el exterminio paulatino de la población originaria de la Mayor de las Antillas, carencia resuelta con la llegada de negros africanos, obligados, como sus antecesores, a trabajar bajo un régimen de esclavitud en las minas de la Isla.

En el siglo XIX, la decadencia de mano de obra barata obligó al gobierno español a la contratación de trabajadores extranjeros en la extracción de minerales; italianos con experiencia en esta rama, obligados por las penurias que afrontaban en su país de origen, engrosaron la larga lista de inmigrantes que arribaron a la isla.

Sobre esta presencia, el investigador italiano Doménico Capolongo, en el octavo volumen de su obra Emigración y presencia italiana en Cuba, al hacer referencia a las tragedias de la emigración italiana en la mayor de las Antillas, escribió:

Otro peligro para los emigrantes en Cuba lo constituían las minas. El problema se puso preocupante en el año 1860 en particular por un grupo de toscanos. El Cónsul Arruga da la noticia al Ministerio en Italia en un despacho del 24 de marzo, concerniente a los trabajadores italianos en las minas de Cuba. El 27 de mayo el Ministerio le comunica a Arruga que se ha informado al Gobernador General de la Toscana de la suerte infeliz encontrada por los trabajadores toscanos en La Habana, mientras se confía en el celo del Cónsul por su protección.

Se tiene confirmación de este asunto en una posterior comunicación, enviada por el Ministerio (italiano) al Cónsul en fecha 28 noviembre 1860, en la cual se trata el caso particular de una mujer de Liorna que se queja del comportamiento del marido, el cual, partido para trabajar en las minas de cobre con un grupo de toscanos en noviembre de 1859, son cinco meses que no le envía la remisa mensual.

Exhortados por el amigo Capolongo e interesados en profundizar sobre un tema apenas abordado por los historiadores e investigadores cubanos, nos dimos a la tarea de examinar en los archivos todo lo relacionado a la contratación de trabajadores italianos en las minas.

Para nuestra sorpresa, en el año 2012, tras largos meses de prolongada búsqueda, en el Archivo Nacional de Cuba en La Habana, fue hallado entre documentos de la Secretaría de Gobierno Superior Civil de la Isla de Cuba, del año 1860, un expediente y una carta del Gobernador del Departamento Oriental, el brigadier Antonio López de Letona, en la que describe un suceso prácticamente desconocido, se trata exactamente de lo referido antes por Capolongo.

El expediente se abre como consecuencia de haberse resistido a cumplir sus contratos varios operarios italianos en la empresa minera Consolidada del Cobre, cuya clase de trabajo es enteramente desconocida en el país y en el cual se han venido desempeñando durante 7 meses.

Contratados en Liorna (Livorno) por la empresa minera Consolidada del Cobre, estos jornaleros italianos zarparon de la península itálica con destino a La Habana en noviembre de 1859, donde se desempeñarían como mecánicos y peritos en las minas del oriente cubano.

Meses después, en julio del año 1860, ante el descontento por el incumplimiento del pago acordado, los mineros italianos paralizaron las labores de extracción y se presentaron ante el Capitán del Partido del Cobre quejándose de los atropellos a que eran sometidos. Tras varios días de protestas y de paro total, la empresa se vio obligada a realizar nuevos ajustes.

Inducido por los sucesos, el gobernador del Departamento Oriental, oído el criterio del Ayuntamiento y amparado en el acta de conciliación celebrado por capitanes ante capitanes del partido, los cuales solicitan su intervención como máxima autoridad, dirige una carta a la Secretaría de Gobierno Civil de la Isla de Cuba, junto a un expediente, manifestando su preocupación por la actitud de los trabajadores italianos, declarando nulo el contrato contraído con estos operarios y disponiendo, conforme al carácter del mismo, reembarcarlos por cuenta de la empresa a no ser que, prefiriendo domiciliarse en el país, obtengan la licencia del gobierno. He aquí la carta:

Excelentísimo Señor:

Elevo a las superiores manos de V. E. el expediente formado de este gobierno con motivo de resistirse al trabajo varios operarios italianos contratados por la empresa consolidada del Cobre.

Según se dignara V. E. observar al instruirse de esas diligencias, el síndico de este ayuntamiento declaró nulo el contrato celebrado entre esos trabajadores y la empresa, resolviendo que se procediera sin pérdida de tiempo al reembarque de los operarios que se nieguen a ratificarlo a no ser que, prefiriendo domiciliarse en el país, obtengan el permiso con arreglo a lo prevenido en las disposiciones vigentes en el particular.

Dispuesta la notificación, ha representado la compañía minera consolidada, apelando ante la superioridad de lo resuelto por el síndico, con mi conformidad en el expediente del asunto.

Al cursar de los antecedentes considero oportuno informar respecto de uno de los extremos que dicha instancia contiene.

Efectivamente, manifestando en ella que mi antecesor declaro el 15 de octubre del 1858, que las disposiciones del Gobierno Superior acerca de los extranjeros no eran aplicables a los mecánicos y peritos contratados por la empresa minera; lo cual elevo a V. E. el espíritu y letra de aquella declaratoria, que en copia se halla en el expediente, siendo muy extraño que tan violenta interpretación halla confundido a los capitanes, ingenieros, etc. (que son los peritos facultativos) con los grupos de jornaleros y trabajadores que es la clase a que corresponden los italianos

V. E. en su vista se dignara resolver lo que considera de justicia.

23 de mayo de 1860

Excmo. Sr. Antonio L. de Letona.

Ante esto, el representante de la empresa minera se queja y pide la renovación de la medida del gobernador, y recibe la respuesta siguiente: “La disposición del gobierno de Cuba del 10 de octubre de 1858, no deroga, ni podía derogar. Porque no estaba en sus facultades la disposición de este gobierno sobre introducción de trabajadores extranjeros”.

Al conocerse la noticia, los fundidores criollos en desacuerdo con la medida tomada, detuvieron sus labores, protestando enérgicamente en defensa de sus colegas italianos, lo que originó una fuerte represión por parte de la policía para el restablecimiento del orden, muchos fueron acusados de provocadores y de iniciar la huelga, siendo expulsado el fundidor Manuel Gutiérrez.

Hasta aquí los documentos. Aún se desconoce el paradero de este grupo de toscanos, una vez finalizadas las protestas: ¿retornaron a su país de origen?, ¿se domiciliaron en el país? Quedan, pues, todavía interrogantes por develar. Una cosa es cierta: nunca antes los jornaleros italianos estuvieron tan unidos a los criollos de la isla.

Con el estallido de la guerra en octubre de 1868, desapareció toda actividad en las minas situadas precisamente en Puerto Príncipe y Santiago, las zonas más afectadas por las operaciones.

El ciclo del cobre cubano del XIX podía darse por concluido al finalizar la década del sesenta. No es hasta principios del siglo XX que se inicia un nuevo período en la historia de la minería en Cuba.

El descubrimiento de nuevos yacimientos en la zona más occidental de la Isla y la constitución de la empresa minera Matahambres S. A. el 24 de febrero de 1913, abría un nuevo ciclo en la extracción del mineral en Cuba; a los inicios, el reclutamiento de la fuerza de trabajo era deficiente. Se utilizaba el procedimiento de anunciar los contratos en la prensa habanera. Pocos hombres, sin embargo, quedaban como trabajadores de las minas al constatar la situación en Matahambre: lo penoso del trabajo y el bajo salario. Uno de los asesores de la empresa propuso modificar la escala salarial, establecer la jornada de trabajo de 8 horas y anunciar estas condiciones en los periódicos de los centros mineros de Europa, los Estados Unidos y América Latina. La recomendación fue aceptada en lo que se refiere a la importación de trabajadores, ya que, a partir de 1920, la fuerza de trabajo de la mina se componía de 27 nacionalidades, fundamentalmente europeas, destacándose un gran número de italianos procedentes de la provincia de Potenza situada en la Italia meridional; entre ellos los hermanos Garofalo y los Amalfi, quienes llegaron a desempeñarse como mecánicos y suministradores de madera para la elaboración de polines destinados a las minas. Apellidos cuya descendencia llega a nuestros días.

Con la creación en el año 2014 del grupo de estudios sobre la Presencia italiana en Vueltabajo, integrado por destacados historiadores e investigadores pinareños como el Doctor Jorge Freddy Ramírez Pérez, se abre un nuevo período en el estudio de una emigración que, aunque menor, marcó pautas en el quehacer cultural, político y económico de la nación cubana, dando continuidad al trabajo realizado por el investigador italiano Doménico Capolongo en su obra de 9 volúmenes sobre Emigración y presencia italiana en Cuba.

Los aportes de estos estudios son significativos, lo que nos ha obligado a realizar cuatro seminarios en los últimos años; debemos destacar el papel desempeñado por el Doctor Ernesto Marziota, Oscar Zanetti y Emilio Cueto, así como el apoyo de la embajada de Italia en Cuba, sin la cual no hubiera sido posible la realización de estos seminarios.

Perpetuar la historia, ha sido el legado de nuestros ancestros, que nos enseñaron, que la identidad de un pueblo, está en sus raíces.

 

Notas

* Conferencia presentada en el I Coloquio Presencias Europeas en Cuba, 2018, del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo.

Pablo Andrés Pitaluga Pitaluga: Escritor e investigador sobre la inmigración y presencia italiana en Cuba. Forma parte del Comité Científico de los Seminarios sobre Emigración y Presencia Italiana en Cuba y del Consejo Editorial del periódico digital Ecos de Mantua. Ha publicado numerosos textos en revistas, periódicos, compilaciones y espacios digitales especializados, entre ellos Náufragos italianos devenidos artífices de una historia. Junto a Miguel Ángel Díaz Catalá es coautor del libro Cuentos de Camino. En la actualidad se desempeña como Especialista Principal en la Dirección de Eventos y Servicios Académicos Internacionales de la Universidad de La Habana. Es miembro de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba.

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