Marzo 29, 2021
¿A qué debe su nombre el edificio Bacardí de La Habana? Pues, Bacardí es una de las más prestigiosas marcas de licores del mundo, fundada en Santiago de Cuba, hacia 1862 por el catalán Facundo Bacardí Massó. Fue esta compañía ronera la que encargó a los arquitectos Rafael Fernández Ruenes, Esteban Rodríguez Castell y José Menéndez, la construcción de un inmueble que fuese su sede en la ciudad. Así, surgió uno de los edificios ícono de la arquitectura y el paisaje citadino cubano, sito en la zona antigua de la capital.
El edificio Bacardí es el máximo exponente del Art Decó en Cuba, concluido en 1930, en cuyo momento fue la estructura arquitectónica más alta de la ciudad. En ese período, las oficinas centrales de la compañía se encontraban en el edificio, y una parte de este fue arrendado a otras empresas radicadas en la ciudad. Luego del triunfo de la Revolución cubana y del proceso de nacionalización llevado a cabo, el edificio pasó a ser sede de oficinas, función que desempeña en la actualidad. En la década del noventa, gracias a un proceso de restauración llevado a cabo por la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana, recobró la elegancia y visualidad de sus primeros momentos.
La fachada del Bacardí es de granito natural, terracota y ladrillos prensados; y su estructura central asciende de manera escalonada hasta llegar a la torre, con cubierta a cuatro aguas, donde se dispuso el murciélago de bronce, símbolo de la compañía ronera, sustentado por un poliedro de vidrio con armadura de metal que se iluminaba desde dentro en las noches habaneras. La torre destaca por su diseño de tejas policromadas, alternadas entre franjas azules y de color pardo, con paneles decorados.
En el interior, el salón principal se decoró con mármol rojo vino, como referencia al color de las mieles roneras. En los pisos superiores se empleó la loseta de gres cerámico de color amarillo brillante, para hacer alusión a los rones blanco-dorados que catapultaron la fama mundial de los rones de la firma Bacardí. Se dice que en su construcción se utilizaron mármoles y granitos de varias naciones europeas como Alemania, Suecia, Noruega, Italia, Francia, Bélgica y Hungría.
Luego de noventa años de su construcción, el edificio Bacardí continúa embelleciendo a la ciudad con su elegancia, la misma que conserva desde los años treinta del siglo pasado.