Jesús Guanche Pérez
Marzo 26, 2021
Junto con una amplia obra pictórica, Valentín Sanz Carta (1849-1898) permanece durante 12 años al frente de la cátedra de Paisaje y Perspectiva de San Alejandro e imparte clases a varias decenas de alumnos, algunos de los cuales continúan cultivando el paisaje y el retrato como género pictórico en su posterior actividad profesional. Muchos obtienen importantes premios nacionales e internacionales; e incluso, también se dedican a la enseñanza de las artes plásticas en el país. El legado de este artista, nacido en Canarias y arraigado en Cuba, no podemos circunscribirlo a los resultados de su propia obra pictórica, que ha padecido el olvido de muchos críticos e historiadores del arte y ha sido merecedor del justo reconocimiento de otros, sino a la posibilidad multiplicadora que posee la actividad pedagógica bien orientada.
Desde su entrada en San Alejandro en 1886, logra cambiar el proceso de enseñanza-aprendizaje -limitado hasta entonces al contexto tradicional del aula-, pese a la abierta resistencia del entonces director de la Academia Miguel Melero. Emplea sus propias obras como base material de estudio en las copias de cuadros mediante diversas técnicas (al lápiz, al carbón, a la sepia, al creyón, a la acuarela o al óleo), y propicia, y en ocasiones costea, múltiples excursiones a diferentes lugares de interés en La Habana, como el Jardín Botánico y las márgenes (entonces limpias) del río Almendares.
De este modo obtiene éxitos crecientes -corroborados por la crítica de arte en su época- gracias a la motivación participativa de sus alumnos, a la vez que logra en la enseñanza del paisaje un proceso de observación y ejecución in situ, que inicialmente ha complementado con el entrenamiento de las diversas técnicas del dibujo y la pintura.
Entre sus principales discípulos figuran Ángel Porro Primelles (1864-1918) quien nace en la ciudad de Camagüey, entonces Puerto Príncipe; ingresa en San Alejandro a los 19 años y asiste a las clases de paisaje de Sanz, donde logra una verdadera identificación vocacional. Es acogido favorablemente por la crítica habanera, y en un artículo de La Habana Elegante (julio de 1888) Enrique Hernández Miyares señala que:
Este distinguido alumno del Sr. Sanz, presenta tres lienzos: dos composiciones del natural y una marina, copia de un cuadro original de su maestro; que constituyen tres notables obras de arte. ¡Qué vigorosa entonación, qué dulzura en el color y qué pastosidad! ¡Cuánta poesía! El señor Porro imprime a sus obras el sentimiento de su imaginación de artista y de poeta, porque para ser buen paisajista y apreciar las bellezas de la naturaleza, es necesario sentir toda la poesía […] en sus sublimes creaciones. Persevere sin desfallecer el joven Porro en la luminosa senda del arte y no dudamos que ni la fortuna le negará sus dones, ni sus lauros la gloria [1].
Otra de sus discípulas es Concepción Mercier García (1866-1934) también oriunda de Camagüey. Estudia en San Alejandro desde 1886 -recién creada la cátedra de Paisaje y Perspectiva- hasta 1889; bajo la guía del propio Sanz Carta y de Miguel Melero. Tras concluir sus estudios se dedica por entero a la pintura con significativos resultados nacionales e internacionales. Durante el concurso convocado con motivo de las actividades por el IV Centenario de la llegada de Cristóbal Colón a América en octubre de 1892, participa y obtiene una Mención Honorífica. También envía una obra a la Exposición de Chicago en 1893. En 1899 gana medalla de oro en la Exposición de Pintura de Santa Clara y participa mediante selección en la Exposición Universal de París en 1900. En ese mismo año, una breve reseña crítica de otra pintora señala: “Por las virtudes que adornan su alma de artista, por el amor a su arte, al cual ha consagrado toda su existencia, ha conquistado Conchita el cariño y estimación de todas las personas que la conocen y saben apreciar sus méritos” [2].
Se destaca también Aurelio Melero y Fernández de Castro (1870-1929), nacido en La Habana, matricula en San Alejandro con solo ocho años (1878) debido al ambiente familiar, pues su propio padre es el director de la Escuela. En el curso 1886-1887 se inicia en la asignatura de Paisaje y obtiene sobresaliente. Desde entonces hasta el curso 1898-1899 (10 cursos ininterrumpidos) es premiado con matrícula de honor y obtiene calificaciones muy satisfactorias en diversas asignaturas vinculadas con el paisaje y la escultura [3]. En septiembre de 1893 la revista habanera El Fígaro le dedica su portada, que reproduce un retrato del joven artista dibujado por Manuel del Barrio, junto a una crítica acerca de sus más recientes trabajos. En 1900 envía a la Exposición Universal de París un Retrato ecuestre de Antonio Maceo y realiza sus primeras colaboraciones como ilustrador de El Fígaro.
Otro joven talento es Manuel D. Lluch Beato (1865-1912), nacido en La Habana, culmina sus estudios de Bachiller en Artes en el Colegio de Belén y en 1880 es enviado a New York a estudiar inglés. Al año siguiente viaja a Madrid para iniciar la carrera de Ingeniería Naval, pero la interrumpe para dedicarse al aprendizaje del dibujo y la pintura. Matricula en San Alejandro en el curso 1886-1887; obtiene sobresaliente en Figura y es matrícula de honor en el curso 1888-1889. Pasa a ser alumno de Sanz durante los cursos 1891-1892 y 1892-1893, en los que alcanza sobresaliente y matrícula de honor por sus paisajes al lápiz, al carbón y por los estudios al óleo del natural, respectivamente [4].
En 1893 el propio Sanz Carta recomienda su nombramiento como Profesor Auxiliar de San Alejandro, y señala: “En algunas ocasiones he tenido oportunidad de apreciar sus dotes para la enseñanza, pues oficiosamente me ha auxiliado en la mía a causa muchas veces del número de alumnos, y en otras de ausencia por causas ajenas a mi voluntad. Estimo que es recomendable en beneficio de la enseñanza, su pretensión” [5].
Otro caso es el de Adriana Billini Gautreau (1865-1946), nacida en Santo Domingo, República Dominicana, muy joven viene a Cuba e ingresa en San Alejandro con 17 años. Sistemáticamente se mantiene como alumna durante 11 cursos consecutivos entre 1882-1894. Una de las acuarelas que expone como alumna en 1886 es elogiada por el periodista Ramón I. Arnao en las páginas de La Habana Elegante. Durante los años académicos 1892-1893 y 1893-1894 es discípula de Sanz Carta, y obtiene sobresaliente en estudios al óleo del natural en las clases de Paisaje. Posteriormente se dedica a la docencia y a la interpretación pictórica de temas cubanos, en los que logra varios reconocimientos internacionales. A principios de 1900 coordina varios números de la conocida revista Cuba y América dedicados a la pintura en Cuba. Junto con otros colaboradores caracteriza la obra de sus contemporáneos y valora altamente los “sabios y bondadosos consejos” de los maestros Valentín Sanz y Antonio Herrera para su generación.
Su discípulo Eduardo Morales Morales (1868-1938), nacido en La Habana, se inicia en San Alejandro a los 21 años durante el curso 1889-1890. En las clases de pintura obtiene sobresaliente en Naturaleza Muerta y Copias de Cuadros; por lo que se le confiere matrícula de honor. Al curso siguiente Sanz le imparte las asignaturas de estudios al Lápiz y al Carbón y Dibujo del Antiguo Griego [6]. Participa como expositor en 1917 en el II Salón de Bellas Artes de La Habana; se dedica también al tema del paisaje, entre cuyas obras se conocen Valle de Yumurí, Carretas y Zanja Real de Palatino.
Otra de las jóvenes es Rosa San Pedro Humares (1868-1897) nacida en La Habana, matricula en San Alejandro a los 14 años y se mantiene ininterrumpidamente desde el curso 1882-1883 hasta el de 1890-1891. Es de las primeras alumnas sobresalientes de Sanz Carta desde que este ocupa la cátedra de Paisaje en 1886 y logra en cuatro ocasiones la matrícula de honor [7]. Por los resultados obtenidos en sus estudios el propio Sanz la denomina mi gloria. Junto con otros contemporáneos, envía una Marina a la Exposición de Chicago de 1893, que más tarde reproduce la revista Cuba y América. Con motivo de la Exposición auspiciada por la sociedad gallega Aires d´a miña terra por el IV Centenario de la llegada de Cristóbal Colón a América obtiene un premio de pintura.
Se destaca además Manuel del Barrio Llorens (1873-1944), quien nace también en La Habana; en 1887 matricula Filosofía y Letras en la Universidad, pero al año siguiente se traslada para la especialidad de Derecho, carrera que comparte con sus estudios de pintura en San Alejandro. Recibe clases de paisaje con Sanz Carta durante el curso 1889-1890, tema que desarrolla posteriormente. Al mismo tiempo, trabaja como dibujante y redactor de la revista El Fígaro, que le dedica su portada en abril de 1891, y en esa ocasión señala: “Apenas cuenta diez y nueve años y ya es uno de los primeros dibujantes de La Habana. Una vocación decidida y cada día más vehemente por la pintura, puso desde muy niño el pincel y el lápiz en las manos del distinguido redactor de El Fígaro” [8].
La joven María Ariza Delange (1873-1959), natural de La Habana, estudia en la Academia desde 1885. Durante cuatro cursos consecutivos (1892-1896) recibe clases de paisaje con Sanz Carta, y por sus resultados sobresalientes obtiene tres matrículas de honor. En 1907 viaja a Europa y estudia un año en la Academia San Julián y en el Instituto Francés de París. Luego se traslada a España y continúa sus estudios de arte durante cuatro años bajo la dirección del profesor valenciano Cecilio Plá Gallardo (1860-1934) en Madrid. Regresa a Cuba en 1926 y vuelve a su inicial punto de partida, ya que ingresa en el profesorado de San Alejandro; al año siguiente ocupa en propiedad la cátedra de Historia del Arte, que desempeña hasta su fallecimiento. En 1931 pasa a desempeñar la Secretaría de la Escuela y junto con su actividad docente, imparte otros cursos y conferencias en la Universidad de La Habana y en la sociedad feminista Lyceum.
El estudiante Teódulo Jiménez Hernández (1879-1940), también natural de La Habana, entra en contacto con San Alejandro a los catorce años, en el curso 1893-1894; en la asignatura de Dibujo Elemental obtiene sobresaliente y se le confiere matrícula de honor. A partir de aquí realiza una excelente trayectoria que le permite alcanzar la matrícula de honor en todos los cursos siguientes. En el curso 1894-1895 obtiene sobresaliente en las asignaturas Dibujo del Antiguo Griego y Paisaje; así como los Estudios al Lápiz y al Carbón, ambos bajo la conducción de Sanz Carta. En los cursos subsiguientes igualmente logra sobresaliente en Paisajes con Acuarela y al Óleo [9]. Tras enfermar de los nervios copia y firma como Sanz y es oportunamente denunciado.
Quizá la figura más conocida es Antonio Rodríguez Morey (1872-1967). Durante la primera mitad del siglo XX es uno de los principales continuadores, junto con Domingo Ramos (1894-1956), del tema del paisaje rural cubano. Nacido en Cádiz, llega a Cuba de niño; estudia en el plantel de la Sociedad Económica de Amigos del País y cursa la segunda enseñanza en el Instituto de La Habana. Aunque su nombre no aparece en las actas de matrícula de San Alejandro ni se conserva en su expediente personal, he obtenido constancia de que recibió clases de paisaje con Sanz Carta durante el curso 1891-1892 [10].
En la sinopsis biográfica de Federico Sulroca Spencer (1860-1931) que realiza Benigno Vázquez en 1952 llega a señalar que “realizó sus estudios de pintura y dibujo bajo la dirección de los profesores Sanz Carta y don Miguel Melero” [11]; pero el vínculo con el catedrático de Paisaje tuvo que ser posterior, ya que Sulroca estudia en San Alejandro durante 1877-1881; es decir, antes de la llegada de Sanz a Cuba. Las relaciones de este artista con el catedrático de Paisaje se establecen en la década del 90 del siglo XIX, cuando el joven Sulroca trata de buscar alternativas a la enseñanza de la pintura en Cuba. Con el cese de la dominación colonial continúa sus actividades artísticas y logra vincularse a la enseñanza del dibujo y la pintura como profesor de San Alejandro.
En la reseña biográfica de Sanz Carta que efectúa Esteban Valderrama afirma que éste “tuvo la oportunidad de orientar al joven artista Armando Menocal” (1863-1942). De manera que sus relaciones con Sanz se establecen en el período 1890-1895, cuando Menocal reside temporalmente en la casa de su hermana, en la Calzada de Puentes Grandes. Desde julio de 1891 se vincula nuevamente con San Alejandro por medio de la Cátedra de Dibujo Elemental, en sustitución del recién fallecido profesor Antonio de Herrera y Montalbán, y allí conoce y admira la actividad pedagógica y la obra paisajística de Sanz.
Por ese tiempo Menocal ejecuta obras importantes como el retrato del Obispo de la Diócesis de La Habana, Monseñor Manuel Santander; el cuadro que realiza expresamente para la Exposición de Chicago de 1893, Reembarque de Colón por Bobadilla, cuya exhibición es desautorizada por el Comisionado Español en La Habana, debido a las cadenas que posee la figura del Gran Almirante y El derecho feudal, obra posteriormente premiada, entre otras.
El alcance actual de este género pictórico en Cuba no puede dejar de asumir como patrimonio particular, el papel formador que desempeñó y el lugar muy destacado que ocupa Valentín Sanz Carta desde su ingreso en San Alejandro hasta 1898, período en que crea la simiente de una escuela del paisaje cubano.
Notas
* Conferencia presentada en el II Coloquio Presencias Europeas en Cuba, 2018, del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo, de la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana.
[1] Hernández Miyares, Enrique. “Academia de San Alejandro”, La Habana Elegante (La Habana), año VI, núm. 30, 22 de julio de 1888: 8.
[2] Billini, Adriana. «Conchita Mercier», en, Cuba y América (La Habana), vol. IV, núm. 78, 5 de mayo de 1900: 25.
[3] Expediente de Aurelio Melero y Fernández de Castro y Registro de alumnos, Libro 2º, folio núm. 249. Archivo de San Alejandro.
[4] Expediente de Manuel D. Lluch Beato y Registro de alumnos, Libro 2º, folio núm. 293-294. Archivo de San Alejandro.
[5] Carta de V. Sanz a Miguel Melero de 13 de diciembre de 1893. Expediente de Manuel D. Lluch. Archivo de la Escuela San Alejandro.
[6] Expediente de Eduardo Morales Morales y Registro de alumnos. Libro 2º, folio núm. 318. Archivo de San Alejandro.
[7] Expediente de Rosa San Pedro Humares y Registro de alumnos, Libro 2º, folio no 308. Archivo de San Alejandro.
[8] “Nuestros dibujantes. Manuel del Barrio”, El Fígaro (La Habana), año. VII, núm. 15, 26 de abril de 1891: 1.
[9] Expediente de Teódulo Jiménez y Registro de alumnos. Libro 2º.
[10] Escuela Profesional de Pintura y Escultura. Borrador de alumnos empezado el día 1 de septiembre para el año académico de 1890-1891. Antonio Rodríguez Morey, folio 42. Curso 1891-1892. Clase de Paisaje, Caballeros (Manuscrito). Archivo de la Escuela San Alejandro.
[11] Vázquez Rodríguez, Benigno. «Biografía de los pintores del período republicano», La pintura y la escultura en Cuba, La Habana, 1952: 130.
Jesús Guanche Pérez: Doctor en Ciencias Históricas y Licenciado en Historia del Arte. Miembro de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba en la especialidad de Antropología Cultural. Miembro de Número de la Academia de Historia de Cuba. Fue honrado en 2013 con el Premio de Investigación Cultural que otorga el Instituto de Investigación de la Cultura Cubana Juan Marinello por la obra de toda la vida y en fechas recientes con la Orden Carlos J. Finlay. También mereció el Premio Hortensia Pichardo con el texto Iconografía de africanos y descendientes en Cuba. Estudio, catálogo e imágenes, por la manera de abordar el tema de la trata, la esclavitud y su repercusión en la Isla. En 1999 el Cabildo Insular de Gran Canarias publicó su libro Valentín Sanz Carta en Cuba: un itinerario vital.