Dolores Guerra López
Febrero 5, 2021
El inmigrante hispano trajo consigo a América, su ideario religioso y lo difundió por este continente a través de los misioneros de diferentes congregaciones. Así se extendió el culto a la Virgen Nuestra Señora de la Candelaria, que constituye la advocación mariana más importante que une a Cuba con Canarias. Está presente en toponímicos, iglesias, réplicas de imágenes y patronazgos, entre otras.
Según recoge la tradición, una imagen de la Virgen María, fue encontrada en 1392 a la orilla del mar por dos pastores guanches, en la isla de Tenerife. La figura portaba una vela en la mano izquierda y cargaba a un niño en el brazo derecho, mientras que el pequeño llevaba en sus manos un pajarito de oro. Se desarrolla así, el primer culto a la Candelaria, a raíz de que en 1497, el Adelantado de las Islas Canarias Alonso Fernández de Lugo, celebró en la Cueva de Achebinico la primera Fiesta de las Candelas, coincidiendo con la celebración de la presentación del Señor y la purificación ritual de la Virgen María.
Fue declarada Patrona Principal del Archipiélago Canario, por decreto de la Sagrada Congregación de Ritos el día 12 de diciembre de 1867 y coronada canónicamente el 13 de octubre de 1889. Su imagen se encuentra en el camarín de la Basílica de la Candelaria, en Tenerife y es venerada en otros municipios de las restantes islas, con festividades que se celebran en febrero y en agosto [1].
Como consecuencia directa de las inmigraciones canarias fue introducido en Cuba, extendiéndose la devoción por diferentes países de América con asentamientos canarios.
Imágenes, parroquias y devoción
Entre las advocaciones de la Virgen María, relacionadas la mayoría con imágenes y apariciones, la Candelaria tiene una especial significación porque está vigente en diversas formas, en más de 24 países entre ellos, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Filipinas, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay, Venezuela, Italia, Israel y Guinea Bissau.
En Cuba está presente, en ciudades y pueblos en sus más diversas formas:
Pinar del Río: San Luis y Municipio Consolación del Sur (Fiesta Patronal)
Artemisa: Municipio Candelaria (Toponimia y Fiesta Patronal)
La Habana: Rancho Boyeros, Wajay, (patrona), San Antonio de los Baños, (advocación e imágenes) Bejucal, (Se celebra la fiesta patronal desde el siglo XVIII (1789).) Arroyo Naranjo, (Quinta de Salud Nuestra Señora de la Candelaria e Iglesia de Santa Bárbara [2]) Guanabacoa [3].
Matanzas: Ceiba Mocha, San Fernando de Camarones (Patrona) y Palmar de Junco (Practicaban la lucha canaria, deporte tradicional canario).
Villa Clara: Santa Clara, Vueltas y Camajuaní
Cienfuegos: Municipio Cumanayagua (La Sierrita)
Sancti Spiritus: Yaguajay, Cabaiguán, La Sierpe, Trinidad (pueblo de Condado y la Popa, esta última se construyó con un propósito similar a su ermita gemela, en la ciudad de Cartagena de Indias, en Colombia). Taguasco (La Larga), Santa Mauricia. (Por tratarse de festejos con muchas actividades laicas se conocen como Fiesta de la Larga y Santa Mauricia, sin alusión a la patrona de La Candelaria).
Ciego de Ávila: Morón
Camagüey: Ciudad Camagüey
Santiago de Cuba: Marquesado de la Candelaria de Yarayabo: Título nobiliario creado por el monarca Fernando VII de España, el 14 de mayo de 1821 a favor de don Antonio Vaillant y Bertier. Sub-inspector del Batallón de Pardos de la plaza y Diputado de la Junta de Sanidad, Vocal de la de Censura y Alcalde ordinario de Santiago de Cuba. Donde se situó este marquesado en sus inicios se encuentra hoy ubicada la localidad de Yarayabo. [4]
Palmarito de Cauto: Consejo Popular y Municipio Mella (Fiesta popular y Verbena de La Candelaria)
Granma: Municipio de Yara, Consejo Popular El Espino, Las Candelarias (municipio de Manzanillo) Consejo Popular nº 12, San Francisco.
Bayamo: Consejo Popular William Soler, municipio Bayamo.
Quinta de Salud Nuestra Señora de La Candelaria: para los enfermos hospitalizados en la Quinta Canaria, se levantó una capilla, con una imagen de la Virgen Candelaria a instancias de Pablo Álvarez Caña, cronista social, natural del Puerto de la Cruz, quién encargó una réplica de la que se venera en Tenerife. En esta instalación, celebró su matrimonio, el 8 de diciembre de 1946, con la escritora Dulce María Loynaz.
Sincretismo cultural
La Virgen de Candelaria es conocida como Oyá. Entre los símbolos que acompañan a estas dos deidades están la luz, el nueve y el agua.
Características de las fiestas de la Virgen de la Candelaria
- Llegó mediante los canarios y sentó su patronazgo en diversos pueblos y ciudades donde se revitalizan tradiciones acompañadas de las particularidades de los lugares de asentamientos.
- Las ceremonias se asocian con la fertilidad de la tierra y los beneficios del agua, como símbolos de abundancia, fecundidad y vida.
- Inician con la misa como parte de los rituales religiosos (bautismos, ofrendas y comuniones) y continúa con la procesión. Se celebran además las fiestas populares dentro del programa laico.
- Se convirtieron en los festejos más importantes con un papel protagónico de las autoridades religiosas y civiles de cada territorio.
- Mantienen la similitud con las ceremonias que se celebran en Tenerife, en los elementos fundamentales.
- Trajeron a Cuba, el conjunto de los inmigrantes isleños, como seña de identidad a la Candelaria, por ser la Virgen más extendida por todo el archipiélago canario y por constituir la inmigración tinerfeña la más numerosa.
- En los últimos años algunas poblaciones han retomado determinados elementos de las antiguas fiestas patronales y los han incorporado al día de su celebración, en particular los bailes, juegos y competencias.
Lo real y lo imaginario: el pelo, las uñas y las plantas
En diversos pueblos el 2 de febrero se revitalizan tradiciones populares que llegan hasta nuestros días. Tales ceremonias se asocian con la fertilidad de la tierra y los beneficios del agua, las cuales se traducen como abundancia, fecundidad y vida. De ahí que podar las plantas este día o cortarse el pelo deviene entonces de buen augurio para que renacieran más vigorosas.
Cierto o no, la iniciativa surge de los ritos de las personas, que atesoran interesantes historias y las transmite de generación en generación para contribuir a que no pocos decidan cortar o podar con la finalidad de que se revitalicen. [5]
El agua. Un pozo para la virgen
Dice la tradición popular que a mediados del siglo XIX, una fuerte sequía afectó los pozos y manantiales del territorio de Candelaria. Fue entonces cuando los pobladores salieron por los caminos en busca de fuentes fluviales.
En el grupo que tomó la ruta de San Juan de Contreras-Sabana la Mar (hoy Barrancones), un esclavo de nombre José, cuando regresaba de la serranía se detuvo para aliviar su cansancio y casi por casualidad, descubrió una luz al lado izquierdo del camino: dicen que era la Virgen de la Candelaria y que sobre las piedras de donde nacía el reflejo, comenzó a brotar un manantial.
Después de comprobada la potabilidad de aquella agua, el Padre del poblado, organizó una procesión al lugar y al llegar comenzó a llover, por lo que el sitio fue bendecido y bautizado con el nombre de “Pocito de la Virgen de la Candelaria”. Muchas voces hablan sobre los milagros de aquellas aguas, por los efectos saludables que les atribuyen. Desde entonces los devotos le dejan velas y flores a la santa en aquel sitio. Incluso, en los primeros días de febrero, se mantiene la tradición de hacer una vigilia para pedir bonanzas y paz [6].
Lo sagrado y lo festivo
Cuba en el siglo XXI está inserta en la modernidad, transformaciones que también se introducen en la programación de los diversos eventos festivo-religiosos, que algunos consideran “paganos” o “profanos”, no conscientes que en la tradición, estos elementos están matizados, porque aquí se reza y se baila, “se peca, se reza y se baila”.
Se ha transformado en sus manifestaciones la devoción religiosa hacia la Virgen de La Candelaria. Las misas y actos litúrgicos han cambiado, sin perder su debido respeto y solemnidad, matizados por un ambiente más cordial, de cantos, música y alegría. Muchas preguntas hacen parte de este debate. ¿Cómo disfrutar de la devoción religiosa y también de los goces de la danza, la música, la gastronomía y de las fiestas patronales? y ¿Cuál es el precio que tendría que pagar la tradición ante estas nuevas pautas de la llamada modernidad?
Lo que sí debe ser posible, es buscar los consensos y acuerdos mínimos de las industrias culturales, los decisores gubernamentales, las instituciones religiosas y académicas, para hallar los caminos más adecuados que generen acciones, desde una visión integral de la cultura.
Notas
* Conferencia presentada en el III Coloquio Presencias europeas en Cuba, 2019, del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo.
[1] Delgado Domínguez, Erasmo Juan. “Advocaciones Marianas en Canarias y América”, en Enciclopedia de España y América, Espasa Calpe, Argantonio, Madrid, 1988, pp. 123-128.
[2] Es una réplica de la Virgen de Candelaria traída desde Tenerife, que pertenecía a la Quinta Canaria de La Habana y que al destruirse su capilla se colocó en esta iglesia aledaña al lugar. Actualmente la Asociación Canaria de Cuba “Leonor Pérez Cabrera” con sus grupos folklóricos realiza representaciones culturales dentro del recinto eclesiástico, en conmemoración a la fecha.
[3] Al demoler la Iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria, los mismos canarios la convierten en la iglesia de Santo Domingo, pero se sigue manteniendo el homenaje a la primigenia advocación.
[4] Santa Cruz Mallen, Francisco Xavier de. Historias de familias cubanas. Tomo 4tº, La Habana, Editorial Hércules, 1943.
[5] Entrevistas grupales no estructuradas realizadas en varios salones de belleza. La Habana, 2 de febrero 2019.
[6] Entrevista grupal no estructurada, realizada en la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria, en Artemisa. Febrero de 2018.
Dolores Guerra López: Licenciada en Educación, en la especialidad de Historia y Ciencias Sociales, en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona. Doctora en Ciencias Históricas. Investigadora y Profesora Titulas del Instituto de Historia de Cuba y de las facultades de Artes y Letras; y Lenguas Extrajeras de la Universidad de La Habana. Es autora de varios libros y artículos relacionados con la asociatividad de los inmigrantes españoles en Cuba en los siglos XIX y XX, que se encuentran en publicaciones especializadas nacionales y extranjeras. Ha participado en diversos eventos científicos e imparte docencia en centros académicos y universidades nacionales e internacionales. Es miembro de consejos científicos en varias instituciones del país y jurado permanente en premios y concursos nacionales. Forma parte de organizaciones profesionales como Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC); Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC); Sociedad Económica de Amigos del País (SEAP); Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC); Asociación de Pedagogos de Cuba (APC); Asociación Canaria de Cuba “Leonor Pérez Cabrera”; Asociación de Naturales de los Ayuntamientos de A Golada y Puentes de García Rodríguez.