Enero 27, 2021
Néstor Aranguren Martínez fue un joven mambí, que llegó a ser uno de los jefes militares más importantes de la Guerra de Independencia. A su muerte, con apenas 24 años de edad, ya ostentaba el grado de coronel del Ejército Libertador de Occidente.
El 27 de enero de 1898 se expuso en la residencia del general segundo Cabo el cadáver del joven coronel, como sanción ejemplarizante para quienes se levantaban en armas en defensa de la Patria. En 1930, mientras radicaba en el inmueble el Senado de la República, se colocó en el portal una tarja en bronce para perpetuar las acciones y el valor de Aranguren.
Desde el 2016, el Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo, a iniciativa del Historiador de la ciudad de La Habana, Dr. Eusebio Leal Spengler, convoca a alumnos y profesores, así como a trabajadores de la Oficina del Historiador a participar en el acto homenaje a Néstor Aranguren.
En el acto del 27 de enero de 2020, el MSc. Rodolfo Zamora, profesor del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, comentó que “muchas veces se olvida que Aranguren fue un Bombero del Comercio. El 17 de mayo de 1890, cerca de aquí, ocurrió un gran incendio y una explosión que llevó a la muerte a muchas personas. Uno de los bomberos que estuvo en ese incendio fue precisamente Néstor Aranguren (…) A pesar de sus heridas, participó en el rescate de sus hermanos. Meses después, todavía convaleciente, participó en el gran rescate de las inundaciones de Puentes Grandes donde, al igual, murieron muchas personas”.
Sobre la vida de Néstor Aranguren, compartimos las palabras del Dr. Félix Julio Alfonso López, decano del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, en el tributo a este joven patriota el 27 de enero de 2017:
Néstor Aranguren es conocido en la historia de nuestras luchas contra el colonialismo español por dos grandes cualidades: la de ser uno de los más intrépidos y combativos de los jefes mambises y por su intransigencia patriótica. Quizás muchos no estén familiarizados con el nombre de este bravo oficial mambí de la guerra del 95, cuya consecuente actitud política es ejemplo de entereza moral y fidelidad a una causa.
Aranguren nació en La Habana, el 14 de febrero de 1873, en la calle Campanario No.33, y fue bautizado en la Iglesia del Santo Ángel, donde también lo fueron José Martí y Julián del Casal (…).
Desde la niñez y hasta su adolescencia vivió en Guanabacoa, donde asistió al Colegio de los Escolapios de dicha localidad. También estudió en el Instituto de Segunda Enseñanza de la Habana, pero debido a las dificultades financieras de su familia, tuvo que abandonar los estudios antes de recibir el diploma de bachiller. A los 14 años comenzó a trabajar en la compañía encargada de la construcción del Canal de Albear, en la cual fue nombrado capataz, y luego ayudante del coronel de Ingenieros Joaquín Ruiz. Fue bombero del Comercio y participó en la extinción del cruento incendio de la Ferretería Isasi en la Habana Vieja. (…).
Entre sus actividades contrarias al régimen español, antes de iniciada la guerra, se le recuerda por haber usado su caballo para derribar las banderas españolas y estandartes desplegados en la calle Muralla durante la celebración española del 400 aniversario, en octubre de 1892, del mal llamado Descubrimiento de América.
(…) Fue uno de los llamados ‘tacos’ de la Acera de El Louvre, jóvenes que sirvieron como escolta voluntaria al mayor general Antonio Maceo durante su estancia en La Habana, en el primer semestre de 1890 (…).
(…) Después de llevar a cabo varias acciones en el norte de la provincia de La Habana, una delación propició que el enemigo atacara la finca La Pita, cerca de Campo Florido, donde se encontraba acampado, el 27 de enero de 1898. Murió mientras se encontraba descansando dentro de una humilde choza. Sus captores le dispararon en el pecho y lo remataron de un bayonetazo en la cabeza. El mayor general Mayía Rodríguez, jefe del Dpto. Occidental, había propuesto su ascenso a general de brigada antes de que ocurriera su muerte.
El cadáver de Aranguren llegó en el tren de Jovellanos a Regla, conducido por el Batallón de la Reina. Posteriormente fue trasladado al Muelle de Luz y conducido por la calle Oficios hasta el patio del Gobierno Militar. En el Palacio del Segundo Cabo se produjo entonces un acontecimiento abominable. El cuerpo sin vida de Néstor Aranguren, fue expuesto a la vista pública y ultrajado, como acto vengativo y ejemplarizante para quienes desafiaran el poder de la Metrópoli.
Al morir contaba apenas 24 años (…).