El Agua de colonia, a pesar de llevar el nombre de la ciudad alemana donde nació en 1709, es una creación del perfumista italiano Giovanni Maria Farina, allí instalado. Es una de las fragancias más antiguas producidas en el mundo. Se compone de aceites cítricos de limón, naranja, mandarina, bergamota, lima, pomelo y neori. Además, puede contener aceites de lavanda, romero, jazmín y petitgrain.
Desde su creación, la singularidad del Agua de colonia fue un éxito rotundo en toda Europa, a pesar de su alto precio. Se convirtió en la fragancia de casi todas las casas reales europeas y en el siglo XIX fue muy popular dentro de la aristocracia.
Toda esta fama provocó innumerables plagios, convirtiendo a la colonia en un genérico empleado para denominar cualquier fragancia cuyas concentraciones sea entre el 2% y el 6% de la esencia. Dentro de los clientes notables de la Casa Farina se encontraron Goethe, Alexander von Humboldt, Voltaire, Mozart, Napoleón Bonaparte, Oscar Wilde, la Reina Victoria de Gran Bretaña y Thomas Mann. El famoso artesano abrió su casa de perfumes en 1709 en la localidad de Obenmarspforten, y en la actualidad es la fábrica de perfumes más antigua del mundo.
En 1992 la ciudad de Colonia erigió una estatua con su imagen sobre la Torre del Ayuntamiento, haciendo honores al hombre que inmortalizó el territorio por sus aromas.