Alfonso Alfonso González y Mabel Matamoros Tuma
Septiembre 4, 2020
En los años sesenta se desarrolló un período de activa renovación cultural en Cuba. La confluencia de variadas expresiones culturales, la expansión de acciones educativas en los diversos niveles, la incentivación y fomento de la ciencia, la creación de nuevas universidades, centros de educación artística y literaria, instalaciones para la ciencia, instituciones de promoción artístico-cultural y otros hechos, estimularon intercambios en disímiles ámbitos, incentivaron debates y promovieron iniciativas creativas diversas.
En cuanto al proceso de enseñanza de la arquitectura, se produjo una visible revitalización que repercutió en la calidad de los egresados. Tanto profesores como estudiantes obtuvieron premios en diversos concursos nacionales e internacionales que fueron convocados en el período.
Esos años propicios para la renovación del contexto sociocultural cubano, -incluyendo la educación, la arquitectura y el urbanismo-, atrajo a intelectuales, científicos, profesores y artistas diversos.
Numerosos extranjeros de varios países de América Latina y Europa -a partir de gestiones de los arquitectos Osmundo Machado y Arquímides Poveda-, llegaron para trabajar como profesores durante ese período en la Escuela de Arquitectura habanera y simultáneamente como proyectistas.
Profesores extranjeros de países diversos que se incorporaron a la enseñanza universitaria en la escuela de arquitectura de La Habana en la década de 1960
Alfredo Abregú, Raúl Pajoni, Mario Rosenthal, Roberto Segre Prando, Alejo Cesis Mestre, Francisco Celis Mestre, Rafael Serra Trillo, Javier Lisímaco Gutiérrez, Eduardo Rozas Aristy, José Carlos Ortecho, Isidoro Isaac Freidenreich, Hanus Woyzhejowski, Eduardo Escenarro San Vicente, Joaquín Rallo Romero, Roberto Gottardi, Sergio Baroni, Vittorio Garatti.
Los arquitectos que llegaron de Europa, en particular, Joaquín Rallo Romero, Roberto Gottardi, Sergio Baroni y Vittorio Garatti, se asentaron en el país, crearon familia, tuvieron hijos y se consagraron al trabajo docente y profesional.La presencia en Cuba de ese grupo de europeos tuvo una vigorosa influencia en la cultura arquitectónica, que se reflejó en la elevación de la calidad de la enseñanza, y en obras de un alto nivel de diseño. La indiscutible calidad, trascendencia y vigencia actual de su contribución en los campos de la enseñanza, la teoría, y el diseño arquitectónico, sobresalió con respecto a la de otros grupos de colaboradores extranjeros de la época.
Joaquín Rallo, de origen español, llegó a Cuba en 1961 con 34 años, y su principal contribución se centró en la renovación y transformación de la enseñanza de la arquitectura, con aportes de nuevas teorías y conocimientos. Con un Máster en Arquitectura cursado en la Universidad de Yale con Louis Kahn, tenía un dominio profundo de múltiples temas del diseño, y era poseedor de una visión analítico-científica sobre la arquitectura, lo que le permitió introducir, ampliar y perfeccionar variados contenidos de la docencia.
En años en los que se debatía en el ámbito internacional acerca de los aspectos metodológicos de la arquitectura, Joaquín Rallo implementó una metodología de proyecto muy avanzada para esa época, cuya aplicación en la Escuela de Arquitectura se extendió al resto de las asignaturas de la disciplina docente, la cual, con un enfoque marxista, partía del análisis previo de cinco aspectos concurrentes: conceptual, ecológico, funcional, técnico-constructivo y expresivo; que se integraban en la fase de síntesis del proyecto.
Tuvo a su cargo asignaturas como Fundamentos del Diseño, Fundamentos de la Arquitectura y Plástica, las que introdujo en el primer año. Fundamentos de la Arquitectura ofrecía los antecedentes y procesos evolutivos de la arquitectura moderna, mientras que en la de Plástica se desarrollaban ejercicios cortos diversos en los talleres de diseño para estimular la composición creativa, pero sin limitarse solo a aspectos formales. Para esta última, se convocó la colaboración de prominentes artistas plásticos de la época, como Raúl Martínez, Tomás Oliva, Guido Llinás, Antonia Eiriz, Hugo Consuegra y Loló Soldevilla, lo que resultaba un hecho insólito hasta ese momento.
Organizó e implementó la enseñanza de los enfoques bioclimáticos de la arquitectura para contextos cálido-húmedos propios de ámbitos tropicales. Elaboró las gráficas y los procedimientos para determinar el asoleamiento de los volúmenes y espacios habitables para las coordenadas de La Habana, y determinar el diseño de elementos externos de protección solar.
Como diseñador, elaboró para el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos varias exposiciones que fueron ampliamente divulgadas en numerosos países del mundo. El proyecto de refuncionalización y remodelación que realizó con la colaboración de Roberto Gottardi, logró transformar para un Centro de Cultura, a la antigua Funeraria Caballero en M y 23, en El Vedado, lo que tuvo un excepcional impacto por la calidad lograda y por el novedoso tratamiento del color y la iluminación artificial utilizada.
Proyectó para el Sector de la Construcción en Jagüey Grande, Matanzas, la Plaza de la Victoria, un peculiar anfiteatro que ocupaba los lotes opuestos de una calle pre-existente en el lugar. Actualmente, por la elevada calidad de diseño, significativa creatividad y fuerza expresiva se ha reconocido su relevancia y atendiendo a su trascendencia arquitectónica, se ha propuesto como monumento local.
Al fallecer tempranamente en La Habana, en abril de 1969, había logrado cohesionar a numerosos docentes de la Escuela de Arquitectura e incorporado un enfoque metodológico con fundamentos científicos, para elaborar los proyectos. Sus aportes aun hoy tienen vigencia en diversos campos de la enseñanza del diseño.
Roberto Gottardi nació en Venecia en 1927 y graduado de arquitecto en 1952 llega a Cuba en 1960 procedente de Venezuela. Ya en la Isla, fascinado por el ambiente creativo que encontró, se incorporó a trabajar con Rallo como profesor en la Escuela de Arquitectura, y simultáneamente se dedicó a la elaboración del proyecto de la Escuela de Teatro de las Escuelas Nacionales de Arte (1961-65), a la que le imprimió su propia personalidad expresiva. La experiencia de espacios angostos derivados de la formación perceptiva en los ámbitos de su ciudad de origen la reflejó en la totalidad de sus proyectos, de forma magnífica, en el peculiar diseño espacial de la obra.
Con posterioridad, Gottardi realizó varias propuestas de diseño dirigidas al completamiento de la Escuela de Teatro y en las más recientes realizadas, (2011, 2013, 2014), desplegó una notable libertad imaginativa acompañada de un diseño de interiores de muy buen gusto y exquisitez, cuya incuestionable excelencia ratificaba su maestría creativa aun en su edad madura.
Trabajó en proyectos diversos durante esa década, pero no todos lograron ser construidos. Entre los que llegaron a término se encuentran en esa época: la pizzería “Maravilla” del Cerro (1966-68), y el Puesto de Mando Nacional de la Agricultura, iniciado en 1967, otra obra de relevante calidad. En 1967 colabora con el profesor Rallo (1967) en la transformación de la Funeraria Caballero de 23 y M en El Vedado, particularmente en su sala de música.
Su filosofía arquitectónica él mismo la definió como del “todo-posible”, aunque la mayoría de sus obras quedaron inconclusas o en el papel. También incursionó en el diseño de escenografías, tema de su predilección. Le fue conferido el Premio Nacional de Vida y Obra en Arquitectura en 2016.
Como profesor de la Escuela de Arquitectura participó inicialmente en las asignaturas de Fundamentos de la Arquitectura y Plástica, introducidas por el Joaquín Rallo, y posteriormente en Diseño Básico y Proyectos Arquitectónicos. Aunque era algo introvertido por no tener una expresión oral fluida en español, sin embargo, resultaba muy creativo en sus clases, las que abordaba con total libertad didáctica, y a las cuales frecuentemente invitaba artistas, o les introducía efectos sonoros, lumínicos, cromáticos, en dependencia del tema que enseñaba.
Vittorio Garatti también italiano, viaja a Cuba en la misma fecha que Gottardi desde Venezuela e integra el equipo de proyecto de las Escuelas Nacionales de Arte. Particularmente, se ocupó de las Escuelas de Música y de Ballet, esta última ubicada lamentablemente en una zona inundable que posteriormente inutilizaría su uso y aceleraría su deterioro.
Demostró ser un proyectista de calidad excepcional, no sólo por sus obras de las Escuelas de Arte, por las que adquirió celebridad, sino por el resto de los proyectos arquitectónicos que elaboró. En 1964 preparó con la colaboración de Eduardo Escenarro San Vicente el proyecto del Instituto para la Formación de Técnicos Agrícolas, en Güines. En 1965 participó en el Concurso Nacional “Vivienda por Medios propios”, en el que sus viviendas en tiras obtuvieron una mención con un ingenioso sistema constructivo con tejas onduladas comunes. Posteriormente, con la colaboración de su compatriota Sergio Baroni, y de Hugo D’Acosta, participó en el Concurso para el proyecto del Pabellón de Cuba a la EXPO’67 de Montreal y obtuvo el Primer Premio. Esta obra ha sido considerada relevante por sus atrevidos criterios formales y arquitectónicos. Las cualidades termo-ambientales del proyecto fueron estudiadas en el laboratorio bioclimático de la Escuela de Arquitectura por Joaquín Rallo y un grupo de alumnos. Años más tarde Garatti laboró en el instituto de Planificación Física hasta su salida de Cuba.
Sergio Baroni nació en Italia en abril de 1930. Formado en Milán, a su llegada a Cuba en 1961 se involucró en la actividad docente con el resto de sus compatriotas, participando en las asignaturas creadas por Joaquín Rallo y posteriormente, en Diseño Básico, a lo que se incluye la formación de nuevos especialistas de Planificación Física. Simultáneamente desarrollaba su actividad profesional principal en el Instituto de Planificación Física, del cual fue fundador, y donde desplegó una amplia y significativa actividad en diversos campos.
En la etapa de los años 60 se destacan los estudios que realizó sobre la organización territorial de la producción agropecuaria estatal (1964), los estudios de compatibilización territorial agroindustrial de la producción azucarera (1965-66), y el inicio de los estudios sobre la división político-administrativa del país (realizado a partir de 1964).
Contribuyó al desarrollo en la carrera de arquitectura del campo del urbanismo y la planificación territorial, y a la apertura de una nueva carrera de Planificación Física que se abrió en esos años, en donde se combinaban sus contenidos con los del ciclo básico y básico-específico de la de arquitectura.
Sergio Baroni fue un calificado urbanista, profesor titular consultante de la Facultad de Arquitectura de La Habana, Doctor en Ciencias Técnicas desde 1982, y Miembro Permanente del Consejo Científico y de la Comisión de Carrera de la Facultad de Arquitectura. Fue un activista incansable con criterios progresistas a favor del desarrollo de la cultura urbana y arquitectónica.
Conclusiones
En los años de la década de los 60, unas oleadas de extranjeros arribaron a contribuir y aportar en un ámbito sociocultural de activa renovación. Entre ellos, los arquitectos europeos marcaron la presencia más exitosa, obteniendo resultados relevantes en la enseñanza y la arquitectura. Actuaron en la docencia universitaria como un grupo coherente, renovador, desarrollista, y simultáneamente. Se relacionaron en Cuba con la intelectualidad, con los artistas, con los estudiantes, con la población. Sus relevantes resultados en la década de los años 60 constituyeron una referencia estimulante para la cultura del país; aunque ello les generó durante años, inconvenientes, obstáculos y persecución por parte de quienes tenían el propósito de introducir en la práctica arquitectónica de la época un enfoque pragmático, que despojara de sus cualidades artísticas a la arquitectura e invisibilizara a los autores. Por fortuna, la inteligencia y la sensatez finalmente se impusieron. Aún se requieren nuevas investigaciones sobre obras poco conocidas de estos europeos en Cuba, que, salvo las Escuelas Nacionales de Arte, han sido escasamente divulgadas.
Todavía hoy los admiramos como grupo y como individuos por sus logros trascendentes en la enseñanza, de la arquitectura y el urbanismo, y agradecemos su amistad consecuente. Demostraron conocimiento, talento, virtuosismo, dedicación, razones suficientes para considerarlos merecidamente como verdaderos maestros.
Notas
* Conferencia presentada en el II Coloquio Presencias europeas en Cuba, 2018, del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo.
Alfonso Alfonso González: Doctor. Arquitecto. Profesor Titular y Consultante del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana. Miembro del Comité Académico y profesor de la Maestría en Preservación y Gestión del Patrimonio Cultural. Miembro del Tribunal Nacional de Grados Científicos de Arquitectura. Profesor Invitado en varias universidades de América Latina. Autor de varios libros y numerosos artículos. Ha obtenido diversos premios en concursos de arquitectura y en investigación científica.
Mabel Matamoros Tuma: Doctora. Arquitecta. Profesora Titular de la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría. Directora de la Revista Arquitectura y Urbanismo. Miembro del Tribunal Nacional de Grados Científicos de Arquitectura. También es Miembro del Comité Académico y profesora del Programa Nacional de Doctorado Curricular de Arquitectura y de la Maestría en Vivienda Social. Autora de varios libros y numerosos artículos sobre arquitectura. Ha sido invitada a impartir conferencias de arquitectura en varios países.