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La Imprenta en Cuba

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La llegada de la imprenta a Cuba tuvo un carácter fortuito. En 1720, se estableció en La Habana el tipógrafo flamenco Carlos Habré, quien provenía de la ciudad de Gante, del Reino de Bélgica; y trajo como parte de su equipaje, un rudimentario taller tipográfico.

Ya para 1754, el andaluz Blas de los Olivos fundó en la capital su taller tipográfico, el cual se convirtió en la Imprenta de la Capitanía General. Olivos fue designado el tipógrafo oficial de la misma y se le otorgó el monopolio de todos los documentos gubernamentales.

El 31 de marzo de 1959, el gobierno cubano promulgó la ley 187 para la creación de la Imprenta Nacional de Cuba, institución que dictó la política editorial del país. Dicha iniciativa posibilitó un mayor acceso a la cultura universal para los sectores más populares, al propiciar espacios de desarrollo para la producción intelectual y literaria nacional.

El primer director de la recién fundada Imprenta Nacional de Cuba fue el ilustre escritor cubano Alejo Carpentier, y la primera obra impresa fue “El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha”, de Miguel de Cervantes. De esta obra conocerás un poco más en siguientes publicaciones.

En 1967 la Imprenta Nacional de Cuba se convirtió en el Instituto Cubano del Libro con sede en el Palacio del Segundo Cabo, hoy convertido en el Centro para la interpretación de las relaciones culturales Cuba-Europa. A partir de ese momento, se originaron nuevas casas editoriales en el país y se promovieron actividades de alcance mundial como la Feria Internacional del Libro de La Habana.

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