Vivian Mas Sarabia y Jorge Blanco Mas
Febrero 19, 2021
Introducción
El surgimiento, formación y desarrollo de la cultura nacional cubana tuvo su base en los aportes culturales que provinieron de España, proceso que fue, en gran medida, estimulado por una fuerte emigración fomentada en la península, al comenzar a nutrir la población en Cuba cediéndole modelos y patrones, que pasaron a formar parte de la identidad nacional del país.
En Camagüey, se observa una arquitectura realizada a inicios del siglo XX que manifiesta significativamente los signos de maestros de obra catalanes. Es por ello que estudiar las edificaciones realizadas en ese período nos permite preservar esa arquitectura de alto valor estético.
Presencia de catalanes en Camagüey
Según consta en documentos oficiales, Camagüey tuvo, desde 1841, asentamientos de catalanes, e incluso, una empresa conocida como “colonización catalana” fue organizada en la antigua “Santa María del Puerto del Príncipe” por tres educadores catalanes que tenían la misión de “…facilitar la venida a Cuba de contingentes migratorios catalanes expertos en diversas ocupaciones y artesanías” (Conangla Fontanilles, 1954, p. 60)
Con la finalidad de agruparse para defender el ideal nacionalista catalán, se crearon asociaciones encargadas de difundir la cultura entre sus miembros. Contribuyeron a mantener el arte de la colonia catalana y se convirtieron en “…fieles depositarios de las más bellas tradiciones de su lejana tierra en nuestro país” (Chávez Álvarez, 1989, p. 15). Además de incentivar acciones culturales, en la ciudad se establecieron numerosos maestros de obra, albañiles, herreros, carpinteros, que transpolaron su experiencia y conocimientos e imprimieron en las obras realizadas por ellos el sello característico de su región natal.
Maestros de obras catalanes
A inicios del siglo XX, Camagüey no tenía casi arquitectos. Constructores cubanos como Rafael Bastida, Pompeyo Sariol, Orlando Freyre, entre otros, -que ejercían su labor desde el XIX-, dominaban la proyección de edificaciones (Llanes, 1985).
Aproximadamente desde 1895 comenzaron a llegar, procedente de Cataluña, un numeroso grupo de maestros de obras que, a fuerza de destreza y maña, dio muestras de poseer grandes habilidades y poco a poco ganaron prestigio en diferentes ramas de la construcción.
Nombres como Claudio Muns Piqué, Juan Llach Masdeu, Francisco Borrás Juan, Jaime Cruanyas, Ramón Ranté, Miguel Perulla, José Grau Sanou, Juan Albaijés Ciurana y Miguel Pons, expresaron su idiosincrasia a través del uso de elementos artísticos que incorporaron a las más significativas construcciones del período. Con el análisis de sus obras se podrán pormenorizar y distinguir constantes de diseño, que llegaron a convertirse en “escuela” dentro de la ciudad (Llanes, 1985).
Sin lugar a dudas, Claudio Muns Piqué [1], dejó excelentes muestras de su trabajo y durante el primer cuarto de siglo fue uno de los más destacados propulsores de la tendencia modernista en la ciudad. Además de construir su propia casa en Estrada Palma No. 44, realizó varias viviendas con decoraciones florales, que aún pueden apreciarse en la calle Avellaneda. “Claudio Muns era fachadista, se dedicaba a decorar los frentes de las edificaciones, tenía muy buen gusto y hacia las cosas perfectas…” [2]. Fue el encargado de remodelar la fachada del antiguo Ayuntamiento ubicado en Cisneros esquina a Martí y construyó la única vivienda con cariátides en el balcón sita en Avenida de los Mártires esquina a Rotario.
Ramón Rante llegó a La Habana en 1906 y radicó en Camagüey desde 1914. Junto a otros constructores edificó la Iglesia sita en la calle Teniente Cañón -en la Vigía- y colaboró en la realización de la iglesia neogótica del Sagrado Corazón de Jesús, en la plaza de San Francisco.
No todos llegaron a Cuba en busca de mejoras económicas, tal es el caso de Jaime Cruanyas Feliú que nace en Canet de Mar, Barcelona, en abril de 1880 [3]. Desde muy joven, sintió vocación por la construcción y se hizo especialista en trabajos artísticos de jardinería. Viajó a Cuba en 1906, contratado por Higinio Moré, entonces dueño de la Tropical, -que lo conoce en Canet-, para que decorara el área exterior de su empresa. En los hoy conocidos Jardines de la Tropical, Cruanyas desplegó una maestría indiscutible: bancos, canteros, barandas rústicas, fueron realizadas con piedra y cerámica, al estilo del parque Güell de Gaudí.
Llegó a Camagüey en 1914, como jefe de una compañía constructora integrada por catalanes para realizar la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Fue en esta obra donde comenzó a familiarizarse con las nervaduras y elementos del estilo gótico. Trabajó en la construcción de la capilla Las Siervas de María ubicada en el Reparto Garrido entre 1926 y 1947. Su frente está decorado en azulejos y se observa un mural con la imagen de la Virgen de la Salud, realizado con este material. Muchos ingenieros y arquitectos de la época se asombraron con la solución dada a la cubierta, pues en su interior aparecían los nervios propios del gótico y por el exterior se apreciaba como una gran azotea plana. También realizó la Escuela de Artes y Oficios para los Salesianos, con talleres de carpintería, herrería y mecánica.
El azulejo y la cerámica fueron los materiales que más aseveraron la entrada del Art Nouveau y de los catalanes en la arquitectura. Entre las más importantes está la fábrica que perteneció a Jaime Cruanyas. Poseía una prensa de hacer mosaicos y azulejos, que mandó a comprar junto con catálogos a Francia, en ella realizó, por más de 40 años, disímiles trabajos que requirieron de su utilización: pisos, baños, zócalos, canteros, frisos y detalles de decoración en general, mostraron gran variedad de diseños y valores cromáticos. Construía fundamentalmente para la clase media. Enseñó el oficio a su hijo, de igual nombre, que fue dueño de una fábrica de mosaicos, ubicada en la calle 1ra del Reparto Vista Hermosa.
Juan Llach Masdeu, trabajó de muy joven en la región de Cataluña y llegó a Cuba con una rica experiencia que invirtió en numerosas edificaciones de la ciudad. Ejemplo de lo anterior es la vivienda de Martí No. 16 y las ubicadas en Apodaca No. 16 y No. 18 para la clase media.
El catalán Antonio Moya Andreu [4], regresó a España después de trabajar varios años en la provincia. Realizó diversas construcciones, consideradas como verdaderas joyas de la arquitectura camagüeyana. La vivienda de la Avenida Finlay No. 41, única de su tipo en el interior del país, es un vivo ejemplo de la expresión gaudiana. Si se compara su pretil ondulado con el remate de la casa Battló de Barcelona, se encontrarán semejanzas muy notorias en ambas viviendas.
La ubicada en Esteban Varona actualmente está muy transformada. Con dualidad de funciones, Moya situó la fábrica de jabones Tibidabo en el primer nivel y el segundo lo destinó a viviendas para la clase media. Se recreó con el uso de materiales pétreos en la Gruta del Casino, que asemeja una fuente natural. Es realizada en marzo de 1924 y está ubicada en el área arbolada más extensa de la ciudad.
Moya fue considerado como un verdadero artista inspirado en la enigmática figura de Antonio Gaudí. Utilizó elementos de la naturaleza y evocó fantasías y rarezas, que sorprende a todo el que analiza su arquitectura.
La incidencia de los maestros de obra catalanes fue muy amplia y diversa. Puede verse en una temática muy poco abordada -y olvidada- por los arquitectos actuales. Se trata de la arquitectura funeraria, que realizada por el catalán Francisco Borrás Juan [5], cuenta con un bello ejemplo -comparable a los de su tipo en La Habana- en el Cementerio General de Camagüey.
En 1919 se construyó una bóveda modernista -única en el interior del país- que se encuentra en el primer tramo cuadrante noroeste. Perteneció a una familia de abolengo: la de Carmen Machado de López, que urge conservarla, pues en la actualidad se encuentra en lamentable estado. Con seguridad existieron en la ciudad muchas obras que no están relacionadas en el trabajo, pero faltaron datos, elementos en expedientes y se ha perdido el testimonio de familias que regresaron a España o que han muerto. Es algo que vale la pena profundizar por lo novedoso del tema.
Se puede afirmar que el Art Nouveau o Modernismo, no llega puro a la ciudad y como parte del lenguaje ecléctico, tiende a mezclarse con otras corrientes para manifestar rasgos disímiles en sus soluciones. Combinaron elementos de la arquitectura modernista como: balcones de hierro en forma sinuosa, enchapes cerámicos, decoraciones con azulejos y detalles de pretiles ondulantes. Muy utilizado fue el esgrafiado con motivos florales y naturales utilizándose la línea de libre configuración propia del estilo (Mas Sarabia, 2000).
Conclusiones
Tras el análisis realizado puede afirmarse que, en el caso de Cuba, -desde finales del XIX y durante las tres primeras décadas del XX-, los antecedentes hispánicos y la presencia de españoles en la Isla marcaron, mucho más que en períodos anteriores, su influencia en la formación sociocultural del país. En este sentido, la potente emigración fomentada en la Península Ibérica, fue la encargada de no romper el vínculo cultural con España y las asociaciones fundadas por ellos, funcionaron como elementos de identidad cultural y permanencia de tradiciones.
Dentro de la emigración hispana que llegó a Cuba hay un predominio de gallegos, canarios y catalanes. Estos últimos se asentaron mayoritariamente en la región centro – oriental del país, y particularmente incidieron en la zona de Camagüey, por lo que se hizo evidente su estudio.
Cuando se recorre la ciudad de Camagüey se observa una arquitectura que denota evidentes muestras de la acción desarrollada por maestros de obra catalanes, que ocuparon un importante espacio en la ciudad, marcando en cada edificación su talento y su personalidad. Quizás parecerá excesivo hacer comparaciones entre las geniales obras de Gaudí y aquellas realizadas por Moya, Cruanyas, Llach, Grau, Borrás, Albaijés y Muns, -por sólo citar a algunos-, donde cada cual logró adecuarse a las características específicas del país, con soluciones locales pero con el sello inconfundible de elementos que provienen del vocabulario modernista.
Notas
* Conferencia presentada en el I Coloquio Presencias Europeas en Cuba, 2017, del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo.
[1] Los datos sobre el maestro de obra catalán Claudio Muns, fueron aportados por varias generaciones de catalanes, que aún viven en la ciudad, son ellas las señoras: Teresita Cruanyas y Carmen y Teresita Grau.
[2] Entrevista a las catalanas Carmen y Teresita Grau, hijas del herrero José Grau.
[3] En marzo del 2000 se le realizó una larga entrevista a Teresita Cruanyas, hija menor de Jaime, la cual brindó la información aquí recogida.
[4] En marzo del 2000 se le realizó una larga entrevista a Teresita Cruanyas, hija menor de Jaime, la cual brindó la información aquí recogida.
[5] Datos ofrecidos por Gustavo Sed Nieves.
Vivian Mas Sarabia: Doctora en Ciencias Técnicas. Arquitecta, Profesora Titular del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana y, desde 2014, es presidenta de la Comisión de la carrera Preservación y Gestión del Patrimonio Histórico Cultural de ese centro de altos estudios. Es Miembro de Número de la Cátedra Gonzalo de Cárdenas de Arquitectura Vernácula y de la Fundación Diego de Sagrado, en España. Obtuvo 4 premios nacionales otorgados por la Academia de Ciencias de Cuba y participó, como jurado, en la Categoría de Intervención del Patrimonio en 4 Salones Nacionales de Arquitectura. Formó parte del Tribunal en 3 carreras para su acreditación en Maestrías y Doctorados. Es miembro del Tribunal Permanente de Arquitectura para la obtención del Grado de Doctor en Ciencias Técnicas.
Jorge Blanco Mas: Es ingeniero civil y máster en Ciencias. Profesor Asistente del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad de Camagüey. Miembro de la red Fórum UNESCO – Universidad y Patrimonio (FUUP).