Antonio_de_Sena_Faria_de_Vasconcelos

Un ilustre académico portugués

Antonio_de_Sena_Faria_de_Vasconcelos

Ángel Jesús Pérez Ruiz, Carlos Dativo y Antonio Cristiano Borges

Octubre 29, 2021

 

En la tarde del 12 de octubre de 1915 atraca en la bahía de La Habana un vapor a bordo del cual se encontraba el académico portugués Antonio Sena Faria de Vasconcelos, natural de Castelo Branco, nacido en 1880, de 35 años de edad. Invitado en calidad de Inspector Especial por la Secretaría de Sanidad y Beneficencia cubana. Formado en Derecho en la Universidad de Coimbra, era descendiente de jueces y letrados, lo que le facilitó desde muy joven tener acceso a los escritos de filósofos de pensamiento avanzado de entonces, entre ellos Carlos Marx y Federico Engels, cuyas obras leyó con interés especial, aún desde posiciones de conservadurismo.

Su posterior quehacer profesional no llegó a ser considerado propiamente el de un político, sino más bien el de un cronista de las necesidades sociales objetivas desde la pedagogía, aunque sin duda, su pensamiento evolucionó con los años, en interés de un mayor acercamiento crítico al entorno que lo rodeó.

En 1900 da a conocer su primera obra escrita titulada El materialismo histórico y la reforma religiosa del siglo XVI, de enfoques progresistas para aquella época.

Matriculó en la Escuela Nueva de Bruselas y desde allí frecuentó la Escuela Libre Internacional de Enseñanza Superior, donde se recibió como Doctor en Ciencias Sociales con “La más grande distinción”, premio que ningún alumno, incluidos los belgas, obtenía desde 10 años atrás.

Alumno y amigo del afamado pedagogo belga Adolphe Ferriére, estudia con especial interés el nacimiento y desarrollo de las Escuelas Nuevas en Alemania, Francia e Inglaterra y funda en 1911 una escuela experimental en Biérges, Bélgica, con 30 preceptos de escuela-taller, cuyo éxito al cumplir plenamente 28 de ellos, le valió la categoría de “abanderado”, que le atribuyó su tutor.

Observó los horrores de la Primera Guerra Mundial desde suelo belga, que conllevaron a que ningún padre dejase a sus hijos asistir a una escuela por peligro de un ataque. Esto lo hace encaminarse hacia Suiza, donde desde la Academia Juan Jacobo Russeau, continúa sus estudios y trabajos de campo en escuelas de aquel país, pero los tentáculos de la conflagración multinacional por toda Europa, hacen que su amigo y tutor Ferriére le recomiende viajar a América para continuar su importante obra con la paz necesaria para ello.

Fue entonces que, conocedores de esa intención, el secretario de Sanidad y Beneficencia de Cuba Doctor Enrique Núñez y el Doctor Juan Ramón Xiqués, presidente de la Fundación Luz Caballero, invitan a Vasconcelos a asesorar procesos pedagógicos para la enseñanza primaria y de nivel medio en Cuba.

En el archipiélago caribeño encontró un gobierno presidido por Mario García Menocal, veterano de la guerra de independencia, ahora corrupto alineado a los Estados Unidos, tristemente célebre por las elecciones fraudulentas que dieron margen a la “Chambelona”. Además, se topó con un sistema económico lleno de contrastes, donde las “vacas gordas” abrían la ilusión de algunos, colocando una venda a lo que realmente existía en el resto del país.

Sin embargo, reconoció con admiración que la idea de la Escuela Nueva había sido ya acariciada por iconos de las ciencias y el pensamiento social cubanos de la talla de Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Antonio Saco, José Martí y Carlos Juan Finlay, entre otros muchos de inobjetable estatura intelectual.

Apreció, igualmente, una Secretaría de Sanidad y Beneficencia resultado de la primera unificación de salud pública en el mundo, fundada desde el 26 de enero de 1909, aunque atenazada a los intereses privados de los grandes círculos de poder, tanto locales como norteamericanos. Puso manos a la obra y desplegó todos sus esfuerzos por asesorar y aplicar la Teoría de la Escuela Nueva, basada en 30 preceptos destinados a lograr una mayor autodeterminación del estudiantado, cimentada sobre sus propios experimentos e interactuaciones con el entorno.

Con ese fin aprovechó las capacidades del Colegio Inglés del Doctor Lastra en La Habana y la recién creada filial de la Fundación Luz y Caballero en Cienfuegos, que inauguró Xiqués el 7 de agosto de 1915, tan solo 2 meses antes a su llegada.

Se exponen a continuación algunos de los preceptos enarbolados por Faria:

  1. a) Una escuela alejada del entorno urbano, con las mejores opciones para entrar en contacto con la Naturaleza.
  2. b) Lograr la escuela mixta de varones y señoritas en una misma aula.
  3. c) Sistema de internado, en casas separadas de 10-15 alumnos.
  4. d) Vincular prácticas de estudio-trabajo socialmente útil, en horarios alternos, como modelo pedagógico predominante.
  5. e) El ejercicio de la crítica y la autocrítica colectivas en los análisis pedagógicos de evolución del desempeño, con plena participación de los alumnos, donde cada cual comparaba sus trabajos más recientes con los anteriores.
  6. f) Un sistema de autosuficiencia en alumnos, donde ellos mismos se encargarían de su higiene interna y de cocinar sus alimentos.

Ganó simpatías y adeptos entre muchos docentes en Cuba, entre quienes destacaban Carlos de la Torre y Alfredo Aguayo; con este último compartió ideas que fructificaron en su manual titulado Pedagogía científica, y cuya Didáctica de la Escuela Nueva ha resultado asignatura básica en las Ciencias Pedagógicas de la Universidad de Coimbra, especialmente en las asignaturas referentes al magisterio de la Enseñanza Primaria.

Los sectores más conservadores del gobierno de García Menocal no tenían demasiado interés en “hacer pensar y hacer menos dependientes a todos los hombres futuros del país”, léase que solo a los de familias pudientes, por lo que mostraron una recurrente indiferencia a la gestión de Faria en Cuba.

Ante esa desconcertante realidad muy ajena al sentir de los pedagogos dignos de Cuba, el Doctor Faria decide partir hacia Bolivia en 1917, donde fue nombrado director de la Escuela Normal de Sucre y de la Revista Pedagogía.

La Patria lusitana reclamó al hombre de las aulas tras el término de la Primera Guerra Mundial en Europa, y Faria regresa a Portugal en 1920, como profesor de las Universidad Libre y de la Escuela Normal Superior, ambas de Lisboa.

Asimismo, fundó el Instituto de Orientación Profesional de aquella capital y fue su primer director.

También escribió en la revista de Seara Nova, perteneciente al movimiento cultural y cívico de corte político homónimo, fundado en 1921.

Desde allí él y sus colegas llegaron a proponer una educación abierta, gratis para todos los estratos sociales, y la respuesta gubernamental fue centrar una atención diferenciada sobre ellos, por lo que entraron en una delicada situación cuando asume el poder la tiranía salazarista.

Fallece en agosto de 1939, no sin antes denunciar la amenaza del fascismo para la Humanidad y la eventualidad de que “un sistema con mayor justicia social” sería el llamado a enfrentársele con mejores probabilidades de éxito.

En el siglo XXI, pedagogos portugueses y brasileños han decidido reproducir sus Obras completas, con algunos trabajos inéditos hasta ahora. Sus teorías se han asumido como un referente válido en nuestras más recientes experiencias nacionales relacionadas con el sistema estudio-trabajo dentro de las instituciones educacionales. No olvidar, a partir del triunfo de la Revolución, la experiencia inicial de las escuelas al campo, que precedieron a las escuelas en el campo subvidididas en ESBEC, IPUEC, tecnológicos y vocacionales, cuya elección optativa lastimosamente se ha deprimido en los últimos años.

Invitamos entonces a no desperdiciar la oportunidad de hojear la obra escrita de Antonio Sena Faria de Vasconcelos, cuya impronta dejó una importante huella en Cuba y aporta puntos de coincidencia con el pensamiento pedagógico cubano.

 

Notas

* Conferencia presentada en el II Coloquio Presencias Europeas en Cuba, 2018, del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba-Europa: Palacio del Segundo Cabo.

Ángel Jesús Pérez Ruiz: Máster en Pedagogía Profesional y Licenciado en Educación, especialidad traducción e Interpretación. Profesor Asistente de Lengua Portuguesa en la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habana y responsable del Departamento de Portugués. Traductor e Intérprete Titular de la Academia de Ciencias de Cuba. Presidente de la Cátedra de Estudios Lingüísticos y Literarios “Eça de Queirós” de la Universidad de La Habana.

Carlos Alberto Dativo: Vicepresidente de la ONG académica Univesidesafio, Portugal.

António Cristiano Borges: Doctor. Profesor de la Facultad de Letras de Lisboa, Portugal.

Comments are closed.