dest Orden Carlos III

Eusebio Leal y la Real y Distinguida Orden de Carlos III

Orden Carlos III

Agosto 16, 2021

 

El 19 de septiembre de 1771 el rey Carlos III rubricó con su firma la creación de la Real y Distinguida Orden que lleva su nombre, con la finalidad de reconocer a personas de la nobleza que destacaran en beneficio de la corona hispana y su persona. Tras su creación, obtuvo una pronta popularidad, lo que supuso un decaimiento en el interés por los hábitos de las cuatro órdenes militares hispanas -Alcántara, Santiago, Calatrava y Montesa-. Se encuentra entre las más antiguas de las que actualmente se conservan en el mundo y es la más alta distinción honorífica entre las órdenes civiles españolas. Ha sido, junto a la Real Orden de Isabel la Católica, las más concedidas a lo largo de la historia por los monarcas españoles.

Durante la invasión napoleónica a España, la orden estuvo asociada a la resistencia patriótica, una seña de identidad frente al invasor. El cambio más significativo con respecto a sus estatutos fundacionales sucedió en 1847, durante el reinado de Isabel II, momento en el que, con el triunfo del liberalismo, quedaron suprimidas las pruebas genealógico-nobiliarias necesarias para ser caballero. Con ello, se estableció su carácter civil.

Los investigadores otorgan gran importancia a este hecho. Se debe tener en cuenta que las órdenes civiles no eran órdenes abiertas al mérito de todos los ciudadanos, en tanto solo eran premiados los súbditos que podían demostrar que descendían de los integrantes del estado noble. Por tanto, los llamados «buenos hombres» no podían ser agraciados por el monarca ni ser premiado mérito alguno que hubieran realizado.

Por Real Decreto, en 2002, se estableció que la distinción recompensara a los ciudadanos que hayan prestado servicios eminentes y extraordinarios a la nación española. Tiene cinco clases: Collar, Gran Cruz, Encomienda de Número, Encomienda y Cruz.

Amparado en este propósito, el rey Felipe VI entregó el 13 de noviembre de 2019 la Orden de Carlos III en el grado de Gran Cruz a Eusebio Leal Spengler. La ceremonia de entrega, efectuada en el Salón de los Espejos del Museo de la Ciudad, antiguo Palacio de los Capitanes Generales, se inscribió dentro de la visita de los monarcas españoles a la capital cubana, con motivo del V centenario de fundación.

El grado de Gran Cruz se reserva a altos cargos políticos, entre los que se encuentran presidentes de órganos legislativos, órganos judiciales, ministros u otras altas autoridades estatales, además de todos aquellos que posean otra «Gran Cruz» civil o militar española durante, al menos, tres años. Sus insignias son una banda, la venera y la placa.

El diseño de la orden se inspiró en la Orden de San Jenaro, creada también por Carlos III en 1738 cuando era rey de Nápoles y Sicilia. A su vez, esta tomó de referencia la cruz de la prestigiosa Orden del Espíritu Santo, instituida en 1578 por el rey Enrique III de Francia. Le caracteriza banda de seda azul celeste con una franja central de color blanco. Ambos colores representan los distintivos del manto de la virgen bajo la advocación de la Inmaculada Concepción. La banda se une en sus extremos mediante un rosetón picado, del cual pende la venera de la orden.

La placa, de plata abrillantada, es una cruz maltesa de ocho puntas, rematadas por semiesferas lisas. Entre sus cuatro brazos figura una flor de lis de plata abrillantada, símbolo heráldico de los Borbones. El motivo central es la imagen de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción en altorrelieve, inscrita en un óvalo. A los pies de la virgen, se aprecia las tres barras («III»), orlado de laurel, en alusión al número romano de rey fundador y del cual toma su denominación. Sobre una cartela esmaltada en blanco, orlada de una franja de esmalte azul, se lee el lema de la orden: «VIRTUTI ET MERITO» (Virtud y Mérito).

Además de esta orden, el gobierno español había reconocido a Leal con la Orden Civil de Alfonso X el Sabio y con la Real Orden de Isabel la Católica, ambas en el mismo grado de Gran Cruz. Los tres reconocimientos representan un elocuente testimonio del respeto y admiración profesado por el Estado español a nuestro historiador.

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