dest Los museos y sus estrategias en la red. Parte I

Adaptación y sobrevivencia. Los museos y sus estrategias en la red. Parte I

Los museos y sus estrategias en la red. Parte I

Yainet Rodríguez

Abril 29, 2020

 

En estos días de confinamiento en casa he mantenido el contacto con varios amigos vía telefónica o por las redes sociales. Después de ponernos al tanto sobre nuestro estado de salud y el de nuestras familias, de conocer sus estrategias para abastecerse de lo necesario y saber cómo están gestionando sus economías, viene inevitablemente la pregunta ¿qué haces para pasar el tiempo, para entretenerte?

Según estadísticas oficiales, casi un tercio de la población mundial se encuentra bajo normas de distanciamiento social. Los museos, galerías, bibliotecas, archivos, teatros y otras instituciones culturales han cerrado sus puertas, han cancelado sus actividades culturales y han pospuesto diversos eventos y espectáculos como medida de prevención contra el COVID-19. Aislados cada quien, en sus hogares, la cultura, más indispensable que nunca para curar las heridas de la soledad y el estrés, así como para aminorar el abatimiento y contener el pesimismo, se ha trasladado como nunca antes de sus espacios físicos a Internet. Como resultado, ha sido considerable el incremento de la interacción digital. Por solo citar un ejemplo, las visitas virtuales al Museo del Prado han ascendido a 180 000 diarias, de las 20 000 que registraron en 2019 por estas fechas.

Siendo China el primer país en decretar a una parte de su población en cuarentena, sus museos fueron los pioneros en proponer la necesidad de generar servicios alternativos digitales dirigidos, fundamentalmente, a sus ciudadanos. En enero, la Administración Nacional del Patrimonio Cultural (NCHA) expresó que “alentaría a los museos e instituciones del patrimonio cultural de todo el país a utilizar los recursos digitales existentes y lanzar exposiciones en línea según corresponda, proporcionando al público servicios en línea seguros y convenientes”.  

Las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones han modificado la misión de los museos y la comunicación con sus públicos. El coronavirus ha colocado a las instituciones museales frente al inesperado desafío de hacer llegar colecciones y archivos de una manera atractiva y fresca hasta un público potencial sentado en el sofá de su casa. Ha sido en Internet donde se han acrecentado las diferencias entre las instituciones con métodos de comunicación tradicionales y los que toman el riesgo de conectar con sus audiencias y hacerlas oír por medio de estrategias interactivas. La tensión entre los llamados “arcaístas” y los “innovadores” ha sido decidida, finalmente, en las redes sociales.

La clave ha estado en repensar de qué manera los museos pueden cambiar las percepciones de las personas, contribuir a su bienestar y, al mismo tiempo, formar parte de sus experiencias cotidianas. En ese sentido, no ha bastado con hacer accesible las colecciones de los museos a través de la web y de apreciar las piezas con una resolución superior a la del ojo humano; de proporcionar una mayor inmersión a través de recorridos en 3D y 360 grados; incluir actividades e-learning para los niños; grabar podcast como recurso interpretativo de mediación para profundizar sobre temas de interés; o inaugurar exposiciones en línea. Ha sido necesario entender que las personas son mucho más que mero público; son el entorno de los museos, son el marco humano del que han surgido y en el que crecen. Son ellas quienes establecen diálogos entre el pasado y el presente, entre las colecciones y las voces de la actualidad, en la búsqueda de un nexo con la historia de la humanidad y la memoria.

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